Redacción Canal Abierto | El nuevo superministro del Gabinete, o el nuevo ministro de Economía a la vieja usanza, nació a la política en la Unión de Centro Democrático (UCeDé) que lideraba Álvaro Alsogaray, donde dio sus primeros pasos como asesor de un concejal de San Martín, distrito del que es oriundo, que estaba vinculado con el gastronómico Luis Barrionuevo.
A sus 22 años, llegó a la presidencia de la Juventud Liberal de la provincia de Buenos Aires, aunque desde los 18 ya estaba afiliado al Partido Justicialista, por obra de Graciela Camaño. Sólo tres años después, se convertía en asesor de Ramón “Palito” Ortega en el Ministerio de Desarrollo Social. No había terminado 1999 cuando ya había sido elegido diputado provincial bonaerense por el PJ.
Su pasión por Tigre comenzó recién a sus 29 años, luego de que se mudara a ese distrito con su flamante esposa, Malena Galmarini. Rápidamente llegó a ser dirigente del club de sus recientes amores.
Con la llega de Eduardo Duhalde a la Presidencia interina del país, Massa fue designado director de la ANSeS. Continuó en su cargo incluso durante el mandato de Néstor Kirchner, el cuál dejó sólo para ser intendente de Tigre, en 2007. Su gestión es recordada porque durante ella la jubilación mínima tuvo diez aumentos consecutivos, además de modernizar y mejorar la eficiencia del organismo de previsión social.
Amor y odio K
2008 fue el año que lo catapultó: Cristina Fernández lo eligió como su jefe de Gabinete para tratar de aplacar los ánimos del sector agropecuario, caldeados y en huelga desde la Resolución 125. Sólo duró un año, sin embargo durante ese tiempo su amigo —y luego vicepresidente de la Nación, Amado Boudou—, al mando de la ANSeS, nacionalizó las AFJP.
En 2009 renunció y volvió a asumir la intendencia de Tigre, aunque también se prestó como candidato testimonial para las legislativas de ese año en la lista que encabezaba Néstor Kirchner.
Su intendencia, aunque larga y reelegida, fue la responsable del comienzo de los countries en el Delta, con su consiguiente impacto ecológico que le costó al distrito trágicas inundaciones y la privatización de facto de algunas zonas del río.
Pese a que continuó en el Frente para la Victoria hasta 2013, las fricciones con el kirchnerismo habían arrancado tiempo atrás. Años antes, Massa ya formaba parte del Grupo de los 8 intendentes con los que luego formaría el Frente Renovador. En 2010, la filtración de documentos del Departamento de Estado norteamericano conocida como Wikileaks lo expuso como un visitante asiduo de la Embajada de Estados Unidos donde aseguraba que Kirchner era un “perverso” y un “cobarde” y que Cristina Fernández era una “sometida” de su marido. Ese hecho y los que vendrían le valieron el epíteto de “traidor” entre las filas del Frente para la Victoria, algo que nunca terminó de quedar en el pasado.
Ya abiertamente opositor, el oriundo de Tigre se posicionó como un presidenciable desde las legislativas de 2013, cuando la lista del Frente Renovador que él encabezaba obtuvo el 44% de los votos en territorio bonaerense.
Pese a que sus aspiraciones se frustraron un poco con su derrota en 2015, cuando quedó tercero como candidato a la Presidencia, y en 2017, cuando no logró entrar como senador en el armado que incluyó a Margarita Stolbizer, Massa jamás dejó de ser una figura con proyección de poder dentro de la política nacional. Tanto, que viajó con un Mauricio Macri ya presidente al Foro de Davos, quien lo presentó como un referente del “peronismo racional”.
La tercera pata
La alianza que volteó el rumbo de la política nacional entre Cristina Fernández y Alberto Fernández en 2019 lo empujó a bajar su candidatura presidencial a última hora para apoyarlos.
En el nuevo Frente de Todos, Sergio Massa se convirtió en la tercera pata de la coalición, donde mantuvo los puentes tendidos entre los dos líderes y llevó adelante con mucha soltura la presidencia de la Cámara baja.
Pese a no ser economista (se recibió de abogado en 2013), el aún joven líder político acaba de asumir el control de la cartera más volátil y explosiva del Gobierno. Su rol será decisivo para el futuro de la gestión, del Frente de Todos, y de su propia carrera política.