Redacción Canal Abierto | “Nosotros y nuestros discursos somos meros detalles coyunturales. Vos, Cecilia, vas a estar en los libros de historia como la primera mujer que presidió la Cámara de Diputados de la Nación. Y nuestro país va a ser uno de los pocos países que tiene el Poder Legislativo en manos de mujeres”. Las palabras de la legisladora Graciela Camaño sobre la designación de Cecilia Moreau al frente de la Cámara baja pusieron el eje en una de las inequidades más sensibles y evidentes entre los géneros, que es la representación política.
Según las estimaciones del INDEC, en 2022 el 50,88% de las habitantes del país son mujeres. Sin embargo, Moreau es la primera mujer en ocupar ese puesto tras 158 años. Junto con Cristina Fernández como presidenta del Senado, Claudia Abdala al frente de la presidencia provisional, y Carolina Losada, en la vicepresidenta segunda, también es la primera vez en la historia que el Poder Legislativo en pleno está dirigido por mujeres.
“Ella es radical y yo soy peronista. Ella defendió y militó por el aborto, yo en contra. Ella se quedó con los kirchneristas y yo me quedé afuera, soy la oposición. Y punto. Sin embargo, nadie le puede negar ni la militancia, el trabajo, nadie le puede negar el cursus honorum de la política que tienen tanto hombres como mujeres”, agregó Camaño.
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La mirada con perspectiva de género de la legisladora de Identidad Bonaerense se trató por primera vez en 1991, cuando se votó la Ley 24.012 de Cupo Femenino que estableció un piso del 30% de representación de mujeres en las listas partidarias y cumplió un papel muy importante en el impulso de la presencia femenina en la política. 26 años después, en 2017 y basada en el principio de la participación equivalente por género, se sancionó la Ley de Paridad de Género (27.412), que establece que las listas de candidatos al Congreso (diputados y senadores) y al Parlasur deben ser realizadas “ubicando de manera intercalada a mujeres y varones desde el/la primer/a candidato/a titular hasta el/la último/a candidato/a suplente”.
Sin embargo, a 31 años de la aprobación la primera y cinco de la segunda, los números siguen sin ser ni ecuánimes ni representativos.
Las cifras
Según el Observatorio de Democracia Paritaria (ODP) —que depende de la articulación entre la Subsecretaria de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior y la Dirección General de Igualdad de la Cámara de Diputados— la posibilidad de las mujeres de acceder a puestos decisivos en alguno de los tres Poderes del Estado varía significativamente de provincia a provincia.
De acuerdo con esos datos, la provincia con mayor representatividad femenina en el Poder Ejecutivo es Chaco (60% de los cargos), seguida por Entre Ríos (50%) y Santa Cruz (43%). En lo que refiere al Legislativo, la más igualitaria es Santiago del Estero (50% de los cargos), seguida por Neuquén (49%), Buenos Aires (48%), Chubut (48%), San Luis (48%), Santa Fe (48%), y Chaco (47%).
En las antípodas, el podio de la inequidad lo ocupa La Pampa, donde no hay ninguna mujer en el Ejecutivo provincial y representan un 40% de los cargos en el Legislativo; seguida por Corrientes (8% y 30%, respectivamente), Salta (8% y 32%) y Formosa (10% y 39%). Mención especial requieren La Rioja (17% y 19%) y Tucumán (25% y 20%), provincias donde el porcentaje de mujeres es muy bajo en ambos Poderes.
El Poder Judicial
La Justicia es tema aparte. A menudo considerado el más clasista y sexista de los tres, los fallos y el accionar del Poder Judicial se explican, en parte, si se analiza su composición.
Los Supremos Tribunales provinciales se componen de entre cinco y ocho miembros cada uno, número que varía de acuerdo a la jurisdicción. Pese a eso, y siempre de acuerdo a los números del ODP, en cinco provincias el Tribunal Superior de Justicia tiene cero mujeres (Chubut, Corrientes, Formosa, La Rioja y Tucumán), y en los de otras nueve hay sólo una mujer (Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, La Pampa, Misiones, Neuquén, San Juan, Santa Cruz, Santa Fe y Tierra del Fuego).
Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, actualmente con cuatro miembros, ya no cuenta con ninguna mujer, luego de la muerte de Carmen Argibay y la renuncia de Elena Highton de Nolasco.