Redacción Canal Abierto | El 7 de noviembre de 2021, Facundo Molares era detenido y encarcelado en Ezeiza por pedido de un tribunal inferior de Colombia por hechos que debían ser enmarcados en la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) de ese país, creada por los Acuerdos de Paz de 2016 que se celebraron entre las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos.
Entre los firmantes de esos acuerdos estaba el mismo Molares. Finalmente, fue liberado el 28 de julio de este año, y en esta entrevista con Canal Abierto relata cómo fue su llegada a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, su trabajo adentro, y cómo convivía la guerrilla con el campesinado y el resto de la población.
“Yo ingresé a las FARC en julio de 2003 a los 24 años. Llegué por extensión de mi militancia política juvenil –era de la Juventud Comunista en Argentina- y siempre la aventura guevarista ha estado en nosotros, y la posibilidad de participar en una lucha más avanzada en América Latina era un sueño que muchos pretendíamos alcanzar”, comentó.
Y agregó: “Básicamente me encontré con un país con dos Estados. Uno oficial que reside y opera desde Bogotá y en las grandes ciudades, y un Estado insurgente que opera desde los pequeños pueblos, desde los municipios olvidados del país y desde las zonas rurales”.
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El conflicto armado
-Sólo había conflicto armado cuando entraba en esas zonas el ejército oficial. Las bandas paramilitares eran el ejército y entraban por la noche, con capuchas, sin insignias, haciendo lo que hacían en la dictadura argentina los grupos de tareas. Eso sucedía mucho, sobre todo con el campesinado. Con nosotros era otro precio, porque con la guerrilla era peleando.
La guerrilla, el narcotráfico y el relato del norte
-La relación entre guerrilla y narcotráfico que se media a nivel social parte de una estrategia contrainsurgente, una estrategia norteamericana fundamentalmente, para crear un chivo expiatorio. Después de la caída del Muro de Berlín hasta ahora, que los enemigos pasaron a ser el mundo musulmán islámico, en ese intermedio el imperialismo estuvo muy deseoso de encontrar un enemigo identificable, y a nivel latinoamericano no existían razones religiosas, vínculos con un bloque comunista, ni relaciones con una potencia emergente porque no la había. Tenían que encontrar algo que los diferenciara y pudieran señalar a los latinoamericanos como algo malo. Y encontraron el narcotráfico porque el clima de Sudamérica en esa parte de Colombia y Venezuela se presta para ese tipo de cultivos.
La relación que había entre la guerrilla y el narcotráfico era conflictiva, porque el narcotráfico en Colombia es parte integrante del sistema político. Es muy disiente esta pregunta. Cuando se la hacen al Monseñor Rubiano, que fue uno de los grandes arzobispos de Colombia, su respuesta fue: “Hijos, en Colombia el único que no tiene nada que ver con el narcotráfico es Dios”, porque habían encontrado una tonelada de cocaína en una iglesia. Y esa fue su única respuesta posible.
Entrevista: Diego Leonoff