Por Pablo Díaz Mayorga | En dialogo con el programa radial Aldea Global, Paulo Pereira, periodista y coordinador del Núcleo del Partido de los Trabajadores en Argentina, se refirió a la carrera presidencial en un contexto social complejo y de fuerte polarización entre el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, quien es el claro favorito en las encuestas, por delante del actual presidente, Jair Bolsonaro, quien buscará la reelección luego de una gestión desgatada por su política económica y la administración de la pandemia.
“Son días muy importantes, vamos a estar en campaña absoluta, más que nada coordinando la campaña de ‘Lula Presidente’ aquí en Argentina. Nosotros, tenemos una cantidad de personas habilitadas para votar, convirtiendo a Argentina como el país con mayor cantidad de votos a conquistar en Latinoamérica. Es por ello que estamos trabajando esa consigna; si Lula estuviese en Argentina, sería electo con más del 60% de los votos en la primera vuelta. Esta consigna viene relacionada con lo que se está haciendo en Brasil”, apuntó el dirigente.
“Nosotros, más que nada el PT, la coalición, tenemos conciencia de que es fundamental aprovechar esa oportunidad de ganar en la primera vuelta. Sabemos que es un desafío, es difícil, son 156 millones de personas habilitadas para votar el 2 de octubre, por ello sabemos la magnitud de la tarea que llevamos a cabo. Somos conscientes de lo mucho que nos ha acompañado el pueblo trabajador en los últimos años. Fue así que Lula fue elegido dos veces, Dilma fue elegida dos veces; en 2018 Lula seguía en las encuestas como el principal candidato a ganar las elecciones. Son los mismos quienes hicieron el golpe de Estado a Dilma Roussef, son los mismos que encarcelaron a Lula para que no volviese a ganar las elecciones. Bolsonaro, y todos los que lo acompañan, es producto de un golpe de Estado; teniendo eso en cuenta, esto pone en manifiesto nuestra ardua tarea, la tarea que enfrentamos en Brasil”, amplió.
Además, Pareira se refirió a la importancia histórica de la inminente elección: “El Partido de los Trabajadores entiende lo que está en juego en Brasil, no son simples elecciones, es el rumbo democrático de nuestro país, el de la región. Dejando entrever cómo operan estos sectores que no son democráticos, históricamente antidemocráticos no solo en Brasil, sino en Argentina y en el mundo. Cuando no tienen los votos necesarios, utilizan la coerción, antes era con tanques, hoy utilizan poderes hegemónicos como el económico o el judicial. Prácticas que usan círculos muy cercanos al actual presidente de Brasil, es por ello que el 2 de octubre, nosotros vemos las elecciones como el retorno de la democracia. Lo entendemos como un proceso histórico al acompañamiento de Lula, para que, no solo Brasil sino la región entera tenga tranquilidad democrática, para que el pueblo trabajador tenga soberanía y pueda vivir mejor”.
“Las encuestas son una fotografía del momento, y hoy el pueblo nos acompaña. Por ello es importante seguir día a día el voto, militar; para ello es importante buscar, charlar y convencer a cada persona para que nos acompañe en nuestro proyecto político, para que volvamos a ser felices siendo esta nuestra tarea y desafío”, sintetizó.
En ese sentido, el referente del Partido de los Trabajadores en Argentina, dio múltiples definiciones en torno a la compleja realidad social y las razones para la unión entre Lula Da Silva y Geraldo Alckmin, antiguo rival del líder del PT y adherente al conservadurismo brasileño. “Lula gobernó por ocho años seguidos. Siendo común que, en términos políticos, su imagen se vea desgastada, con menos apoyo. Lula deja el poder con un 89% de afección. Sabe gobernar y hacer coaliciones, ya que el PT y Lula históricamente nunca tuvieron mayoría en el Congreso ni en el Senado. Aunque, la política es eso, el arte de dialogar y construir mayorías, pero que apunten a un proyecto de país. Lula es uno de los pocos personajes en el mundo que tiene este capital político necesario para enfrentar ese momento tan complicado. No nos olvidemos que pasó 580 días en la cárcel de manera ilegal”.
“Tenía todos los motivos para salir con odio, con venganza a estos sectores, pero él entiende el momento histórico que estamos viviendo. Sabe que en este Brasil hay 33 millones de personas que no tienen acceso a una comida por día, y otras 125 millones de personas que no saben si almorzarán. El pueblo trabajador no puede esperar ni soportar las mezquindades de la política. Soy del interior de Sao Paulo, de Campinas, un Estado donde gobernó el PSB (Partido Socialista Brasileño) por más de 30 años. Conozco muy bien este sector, aunque en el juego político hemos tenido puntos en común, hoy estamos unidos para derrotar a un enemigo. Bolsonaro es enemigo del pueblo brasileño. Entonces, todo el sector democrático que piensa que no es justo lo que atravesamos a nivel país, es bienvenido a sumarse a la campaña de Lula. Esa es la consigna. Lula hace un armado político solo donde él es capaz. Hace una intervención en Sao Paulo, que es el primer colegio electoral del país, un Estado donde por lo general el partido PT no tiene mayoría, no gana elecciones, es la primera vez que podemos gobernar con ese Estado con Fernando Haddad, quien lidera todas las encuestas”.
“De hecho, la campaña está siendo lanzada ahora mismo en Sao Paulo –agrega- en Vale do Anhangabaú haciendo oficial la campaña de Lula Presidente. Imagínate entonces, que Lula pueda ser presidente y que Sao Paulo pueda estar gobernada por el PT, siendo un Estado importante para el país. De eso se trata, de un armado político que garantice, no solo la gobernabilidad, sino el apoyo político de las reformas estructurales que se vienen, siendo Lula un maestro en esto del arte de la política”.
Consultado sobre el crecimiento de la violencia contra líderes políticos o sus familiares en los primeros seis meses del año, Paulo Pereira recordó al trabajador municipal Marcelo Arruda, militante del PT, que fue asesinado por un policía federal quien irrumpió en su celebración de cumpleaños y disparó en su contra al grito de “aquí manda Bolsonaro”: “Nosotros estamos preocupados por esta escalada de violencia, es lo que Bolsonaro viene haciendo los últimos cuatro años. Aún cuando estaba en campaña en 2018, hay videos que evidencian que sus señas eran apuntarte con los dedos como si fuera un arma, siendo este un símbolo de su campaña. En uno de los comicios gritaba que ‘su función era ametrallar a todos los lulistas y petistas’. Bolsonaro es un exmilitar, es importante decir eso, fruto de un proceso de 21 años de dictadura en Brasil donde nosotros no logramos hacer un proceso de Memoria, Verdad y Justicia. Esa gente, como Bolsonaro, más de los 6000 militares que gobiernan, con el apoyo del sector económico, financiero y mediático, son frutos del proceso de la dictadura”.
“Suelo decir que Brasil está depurando sus heridas lentamente. No siendo este un proceso agradable, pero es necesario. Este es el primer presidente, desde la vuelta a la democracia, que reivindica la dictadura, la ultraderecha, el odio, el asesinato de las personas. Porque es eso, Bolsonaro entiende el mundo sobre una lógica polarizada: bueno – malo, y claramente en su búsqueda enloquecida, que el otro sector es “malo” y por ende debe ser eliminado. Su base, tiene cerca del 30%, no siendo puramente bolsonaristas, es ese mismo porcentaje que ha defendido la dictadura, la ultraderecha, la eliminación de la población, la culpa sobre la pobreza”.
“Veo con mucha preocupación estos discursos de odio, que no están siendo combatidos como deben ser. Creo que este proceso que hará Brasil es importante para toda la región, procurando evocar discusiones legales sobre ese discurso de odio. Habilita que algunos digan: ‘pero Bolsonaro no mandó a matar a nadie’; pero cuando nosotros tenemos al mandatario, la cabeza del Ejecutivo, la persona más importante del país, hablando con ese grado de violencia eso habilita que permita que esto suceda en todos los espacios de la sociedad. Marcelo Arruda era un sindicalista, un militante, la gente lo conocía. Festejó su cumpleaños con la temática de Lula; porque nosotros hacemos eso, la remera, la fiesta roja; y él fue asesinado por manifestar su posición política y además, manifestarse sin violencia, en un cumpleaños rodeado de amor y cariño”, advirtió Pereira.
“Ese es el Brasil que está en juego –continuó-, un país que puede ser gobernado por el odio otros cuatro años, que esa es la política; o un Brasil gobernado por Lula Da Silva, quien gobernó 8 años y nos demostró que se puede salir adelante de la pobreza, la miseria; que sea un país con perspectiva de futuro, de eso se trata. Las redes de odio, las redes sociales, con un discurso empobrecido, me hace recordar a lo que un historiador decía que “cuando debatimos con ese sector de la sociedad, manejado por el odio y la ignorancia, hace que nosotros rebajamos nuestro nivel para debatir”, haciendo pobre y bajo el debate. Nuestro desafío es grande y sabemos que el pueblo entiende este hecho histórico, porque nos acompañará una vez más como nos viene acompañando como en los últimos 42 años.
Según diversos analistas, el asesinato de Marcelo Arruda no debería verse como un hecho aislado sino como el inicio de enfrentamientos más duros que se darán de aquí a las elecciones de octubre. En ese sentido, Pereria reflexionó en torno a los mensajes de odio y la necesidad de reconstruir los acuerdos democráticos avasallados por el bolsonarismo.
“El golpe de Estado que se produce en Brasil, con la caída de Dilma Russeff, desordena todos los acuerdos en consenso construidos con la Constitución, nuestra Carta Magna del año 88. Cuando Brasil abandona la dictadura era un momento complejo porque existía un desgaste de la ultraderecha, logramos tener consensos de una sociedad democrática con instituciones fortalecidas, pensando en ese proceso es donde se dilucida quienes son adversarios y enemigos. Fernando Henrique Cardoso respetó esa Constitución, donde cada uno de las funciones, Ejecutivo, Legislativo y Judicial cumplía su función existiendo un respeto hacia esa institucionalidad. El golpe que se le da a Dilma desordena esos acuerdos que logramos hacer con mucha lucha, con el pueblo en la calle, desordena esa relación”, analiza.
“Una floja Suprema Corte que no logra hacer que se respete a la Constitución –agrega-, un Congreso que se eligió está completamente ‘vendido’ sobre los intereses propios de cada Diputados y de cada región, sumado a un presidente como Bolsonaro compone un problema que azota a la sociedad día a día. Lula dice que el problema de ir a prisión no era su encarcelamiento, aun siendo inocente, sino lo que sucedía en la base. Pudiendo llegar una persecución política a alguien como él, imaginemos para el resto. Los más pobres, quienes sufren violencia institucional, las mujeres negras, la juventud, es esa población en un país extremadamente desigual y violento, quienes sufren más. Marielle Franco es claramente símbolo de este nuevo Brasil del odio, que ganó las calles y que la eliminó, la asesinó; cuando esto ocurrió, creo que no tomaron dimensión de lo que sucedería después. Quedando bastante naturalizado la ejecución de los cuerpos negros, de mujeres, siendo una concejala y ejecutándola porque es adversaria. Eso piensa la derecha, por eso habilita ese sector. Pero es este sector no esperó la repercusión de eso, en el símbolo que se transformó. No queremos mártires, no queremos otra Mariel Franco, rindiéndoles homenajes, sino que queremos vivir bien. Hacer política grande e importante para el pueblo trabajador brasileño. Hay que reivindicar, hay que exigir justicia e investigar. Con Lula presidente, implicaría ordenar los consensos que la sociedad logró construir en los últimos 40 años, de redemocratización, de eso se trata. Con una sociedad organizada nuevamente, pensando en el bien común, fortaleciendo las instituciones también, que no permitirá que no ocurra nuevamente otras “Marielles Franco”, otros “Marcelos Arruda”; que se acabe la impunidad, es esto y más lo que está en juego el próximo 2 de octubre, lo que nosotros queremos para los próximos años”.
Finalmente, Paulo Pereira, coordinador del comité que fue lanzado en Argentina para buscar el voto de las y los ciudadanos brasileros, se mostró optimista de los resultados pero aseguró que los escenarios proyectados prefiguran una segunda vuelta: “Está previsto el ballotage para el 30 de octubre. Nosotros estamos trabajando y creemos que hay una posibilidad muy grande de ganar en primera vuelta, donde necesita el 50% más 1 de los votos, es decir, necesitamos más de 60 millones de personas acompañándonos en las urnas el 2 de octubre. Lo veo posible, pero sé que no es una tarea sencilla, sé que no es el mejor momento de Lula, de Dilma, son ellos quienes no logaron ganar en primera vuelta en tiempos de elecciones normales. En estas elección, considerada la más difícil desde la vuelta de la democracia, sabemos el tamaño del desafío. Pero una vez más, las elecciones se ganan con las urnas abiertas. Solo descansaremos con Lula presidente de Brasil y vamos a iniciar en América Latina una nueva etapa de reencuentro y grandeza entre nuestros pueblos”.