Canal Abierto Radio | Luego del atentado a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se profundizaron las discusiones sobre los discursos de odio que tienen pantalla diaria en los medios de comunicación y mensajes de derecha, en relación a la posibilidad de regularlos en pos del cuidado de la democracia.
“El poder hace muchos años que está trabajando con el odio. Lo que no es el poder, el campo popular, desestimaba estos aspectos de la política pero hoy en día hay una comprensión de que el odio es un arma que tiene mucha potencia sobre la subjetividad”, señala Nora Merlín, psicoanalista y politóloga, en diálogo con Canal Abierto Radio, advirtiendo que “si bien el odio existe en el continente americano desde la conquista, en nuestro país se desarrolló con virulencia a partir del peronismo y luego con los golpes de Estado”.
“No es una disidencia, debate de ideas o antagonismos, el odio es un método fascista que en última instancia implica aniquilar al otro, sea físicamente como el atentado a CFK o aniquilarlo en el sentido de degradarlo o destituirlo” manifestó la especialista, subrayando que «se agita una sociedad de odiadores seriales”. Por ello, indicó que “hay que intentar controlar los discursos de odio porque, no sólo es posible hacerlo, sino que es una obligación ética y política. Es necesario para la población censurar y limitar el odio”.
En este sentido, Merlín aseguró que “el odio es funcional” a los procesos “totalitarios”, por lo que “hay que plantear regulaciones y límites, porque nos llenaron la cabeza con el ideario neolibeal de que la libertad tiene que ser ilimitada y sino es coerción. Pero en la civilización tiene que haber límites, tiene que haber regulación civilizatoria”.
La psicoanalista, explicó que “el odio es compulsivo, como una adicción que si la estimulás, es peor. El problema no se va a terminar si vos regulás, limitás o prohibís, pero se acotan los efectos”. Asimismo, manifestó que “es un problema democrático que hay que resolver” porque “hay un fenómeno que es la combinación del neoliberalismo con la revolución cibernética y su visualización de la vida con las nuevas derechas que se van concentrando y empoderando, lo que no es solamente un modelo económico sino que es una producción antropológica donde se apuntó el individualismo máximo para la ruptura social”.
“Hay un ideario para reproducir las relaciones del poder que se siente amenazado cuando hay un sector que avanza pidiendo derechos”, remarcó.
La politóloga destacó que ya no son “golpes de Estado, pero hay otros modos de imposición como lo son estas técnicas de odio, de lawfare y tiene que ver con la concentración mediática porque es un único discurso. Esa es la libertad ilimitada que piden ellos y creo que hay que distribuir la palabra de otra manera, no sólo por lo económico sino porque la democracia consiste en eso”, concluyó.
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Ilustración: Marcelo Spotti