Redacción Canal Abierto | Un conmocionarte encuentro se concretó hace algunos días entre dos mundos que en la superficie y ante los prejuicios parecen ajenos, pero que en lo nodal son eslabones de una misma cadena. Personas que estuvieron detenidas por su actividad política en la época más oscura del país y otras que están actualmente presas por lo que comúnmente se menciona como “delitos comunes” intercambiaron experiencias, conocimientos, ideas, proyectos y sueños sobre la libertad, el trabajo, la construcción colectiva, la lucha por el otro y, en definitiva, el sistema perverso que, aunque de maneras diversas, los envió a unos y otros tras las rejas por los mismos motivos.
Fue en el marco de la presentación del libro web Nosotras en libertad (2021), que reúne testimonios de 200 mujeres víctimas del terrorismo de Estado que asoló a la Argentina entre 1974 y 1983, realizado en el centro universitario de la Universidad Nacional de San Martín en la Unidad Penitenciaría Nº 48 del Complejo Penitenciario del partido de San Martín, ubicado en la localidad de José León Suárez, conocido como el CUSAM.
Allí, donde hombres y mujeres luchan día a día por reconstruir su vida y generar nuevas expectativas en los múltiples ámbitos colectivos que existen muros adentro, las militantes contaron sobre sus experiencias luchando contra la dictadura y se nutrieron de la potencia de los grupos de teatro, los talleres de oficios, de rap, de cuerdas, la huerta, la radio Mosquito, la banda de música Sale 500, de los y las estudiantes las licenciaturas en Sociología y Trabajo Social y de la diplomatura en Arte y Gestión Cultural.
El evento sirvió, además, como homenaje a Margarita Palacio, una de las autoras del libro, dirigenta ampliamente reconocida en el Área Reconquista de José León Suárez y en toda la zona norte del conurbano bonaerense que desde que recuperó la libertad se dedicó al trabajo con las cuestiones de género y la niñeces desde la Asociación de Mujeres la Colmena, la FM Reconquista y los jardines de infantes comunitarios La Colmenita en el barrio de Villa Hidalgo.
“Estamos en el penal pero este es un lugar de libertad, aquí disfrutan y vivencian compañeros y compañeras que quieren y sueñan con otro destino para su vida, nuestros pibes, nuestras pibas que están en los barrios en los que estamos nosotros, los barrios más pobres de todos los territorios”, comenzó diciendo Margarita.
“Lo que los militares quisieron hacer con nosotras –continuó- es destruir nuestra libertad, nuestro estar juntas, nuestro compartir, nuestro comprender, nuestro respetarnos, nos quisieron destruir como personas, pero logramos en la cárcel ser compañeras y cuando salimos cada una tomo su camino. Algunas volvimos a lo que hacíamos antes, eso por lo que los milicos decían que éramos subversivas, y lo que yo hacía antes de caer en cana era lo mismo que hago ahora, trabajar en un barrio, ver que el barrio esté mejor, que las mujeres estén bien, y para eso tenemos que estar juntos, porque esa es la única forma que el pobrerío pueda salir de esa situación, el país también, pero empecemos nosotros por donde tenemos el alma”.
“Uno nunca debe perder su dignidad y su condición de ser humano y ser humana, y eso solo se construye compartiendo con otros y otras porque nadie, nunca, se salva solo”, sintetizó Palacio.
Casi como anfitriones, las integrantes de los grupos Flores de loto, Teatreres y Ave Fénix, que practican la metodología del “teatro del oprimido” con la coordinación de la compañía artística de mujeres Osadía, destacaron la realización del evento. “Son pocos los libros escritos para mujeres y desde las mujeres, eso es lo que más llena”, subrayaron, y contaron sobre su actividad: “lo que hacemos es expresar lo que nos duele”.
“Ese libro nos interpela como personas detenidas, para poder salir de acá y tener un compromiso con uno mismo, con la sociedad, con el otro, saber entender que hay cosas que no están bien y desde acá adentro podemos adquirir herramientas para luchar, como ustedes lo lograron”, dijeron.
Luego, en uno de los momentos más emotivos de la jornada habló Alicia Bello, que pasó 8 años tras las rejas por su militancia en el PRT-ERP y había sido parte del libro Nosotras presas políticas (2006), una especie de primera parte de la obra colectiva. Dijo: “A lo largo de estos años en libertad, ya más de 40, me han invitado muchos actos para hablar de la memoria, de los derechos humanos, para testimoniar de mi propia vida, de mi compañero desaparecido en 1974 y de mi hermano asesinado en 1976, pero hoy aquí con ustedes, mirándolos a los ojos he recobrado el sentido de la lucha por la cual nos detuvieron, ese sentido fue que hubiera un mundo, un país, una sociedad que le diera a todos posibilidades de desarrollarse como seres humanos, que tuvieran un trabajo, que pudieran vivir dignamente, ese fue el sentido de nuestra lucha y desde aquí, frente a ustedes, tomando todo el despliegue que han hecho por mantenerse fuertes, con vida, creativos, mi compromiso de seguir luchando por un mundo en el que no haya explotados ni explotadores, un mundo igualitario, de felicidad para todos”.
Nora Rodríguez, de la Cooperativa Bella Flor que gestiona una planta de separación de residuos en el CEAMSE en la que se emplean muchas personas que estuvieron detenidas, saludó la tarea que se realiza adentro de la penitenciaría. “Quiero felicitar a los chicos que están privados de la libertad, porque si ellos no hubieran tenido ganas de cambiar su vida y hacer otras cosas, el CUSAM tampoco hubiera existido. Ellos van a ser la continuación cuando nosotros tengamos que dar un paso al costado”
“Los cambios los logramos siempre colectivamente, a nosotros nos pasó cuando íbamos a la quema, la lucha que tuvimos que dar para que nos permitan entrar a buscar comida en la basura, el abuso de la policía con las mujeres, con los pibes, tuvo que haber un Diego Duarte desaparecido. Colectivamente todo se puede, nada es imposible. Nos sentimos orgullosos de estar donde estamos, en los territorios, en las plantas de reciclado, porque la vida se recicla ahí, hubo muchos chicos que salieron en libertad y a la sociedad le cuesta darle la oportunidad de reinsertarse, entonces nosotros ocupamos ese lugar”, concluyó Nora.
Adriana “La mono” Chein en la actualidad integra la colectiva “Bordando luchas”, que recupera historias de diferentes épocas y lugares de la región y las representa en manufacturas textiles. También del ERP, fue capturada a los 18 años y salió a los 26. Estudió enfermería y se fue a trabajar con una comunidad mapuche de Chubut. “No salimos ni locas ni muertas –dijo-, como pretendía el plan de aniquilamiento, salimos fortalecidas y la esencia es esta, la lucha y la resistencia colectiva que hicimos dentro de las cárceles”.
“Sigo diciendo que esa fue mi gran experiencia de vida, a pesar de que ya militaba desde antes, queríamos cambiar la sociedad y lo seguimos queriendo, este capitalismo que nos aplasta a todes”, alentó Adriana.
Te puede interesar: Por primera vez, personas privadas de la libertad publican un libro con críticas a la Ley de Ejecución de la Pena
También estuvieron presentes Ernesto “Lalo” Paret, responsable del área de Articulación Territorial de la UNSAM y coordinador del CUSAM; Marcos Perearnau, director del CUSAM; Alejandra de Gatica, secretaria Académica de la UNSAM; Oscar Minteguía, exsecretario de Desarrollo Social de San Martín y actual subsecretario de la Unidad de Integración de Obras Públicas de la Nación; además de representantes de las organizaciones e instituciones que componen la Mesa Reconquista.
Por la tarde, el libro se volvió a presentar en el Campus Miguelete de la UNSAM, con la presencia de Cristina Álvarez Rodríguez, ministra de Gobierno de la provincia de Buenos Aires.
Te puede interesar: Penitenciarios quemaron el centro universitario del penal de José León Suárez: “Lo vamos a volver a levantar”
[mks_toggle title=»Nosotras» state=»open»]
Las autoras señalan en la introducción al libro: “Todas sentimos lo mismo: nunca imaginamos llegar tan lejos en la vida, vivir tantos años. A los veinte nos rodeó la muerte y la cárcel de la dictadura. Todas tenemos un ser querido -o varios- muerto o desaparecido. Pero también todas nos aferramos a la vida, es nuestra forma de resistir. Resistimos viviendo hasta el límite… Escribimos y contamos para seguir viviendo cuando no estemos más. Y pudimos ser felices, reír, cantar, gritar, trabajar, marchar, votar. Por nosotras y por los que no pudieron llegar y -ahora- por las compañeras que tuvimos que despedir.
Ellas también están en este libro, son quizá la presencia más fuerte y más convocada cuando escribimos nuestras historias y reflexionamos sobre este hijo común que es Nosotras en Libertad… ESTAMOS TODAS, SOMOS TODAS.”.
El libro está disponible en la página nosotrasenlibertad
[/mks_toggle]
Te puede interesar: Cárcel, universidad y cuarentena: “La educación me transformó y me sigue transformando”