Redacción Canal Abierto | Más de 60 representantes de gremios y centrales obreras de 27 países de África, América Latina y Asia-Pacífico se encuentran reunidos en Nairobi, Kenia, para debatir y promover soluciones al cambio climático y avanzar hacia una democracia energética.
De la misma participa el secretario de Relaciones Internacionales de la CTA Autónoma, Adolfo Aguirre, quien en el panel “Energía y clima: Hacia un internacionalismo sindical integrado” organizado por alianza internacional de Sindicatos por la Democracia Energética (TUED por sus siglas en inglés), señaló que hay un “agotamiento de un modelo de acumulación y desarrollo global que hoy se expone no solo injusto y depredador, sino inviable para la mera supervivencia del conjunto de la humanidad y la vida en la tierra”.
Entre otras figuras del sindicalismo internacional, el cónclave también contó con la participación de Everline A. Aketch, de la Internacional de Servicios Públicos (ISP); Tendai Makanza, de IndustriALL Global Union; John Mark Mwanika, del Sindicato de Trabajadores Generales y del Transporte de Uganda; y Joel Odigie de la Confederación Sindical Internacional (CSI-África).
TUED presentó para el encuentro “Transición energética justa para el Sur Global” un documento base de 85 páginas que realiza un diagnóstico de situación. “La política neoliberal insiste en que para abordar la pobreza energética es necesario que los gobiernos creen un “entorno propicio” para los inversores y promotores privados. Esta política está fracasando. En 2021, 860 millones de personas no tenían acceso a la electricidad. En la actualidad, un tercio de la humanidad carece de acceso a energía fiable. En 2017, 573 millones de personas en el África subsahariana (es decir, el 53% de la población) carecían de acceso”.
“El orden actual ha abrazado la crisis global y civilizatoria como una ventana para rehacerse. Ese proceso se manifiesta con distintos grados de intensidad y profundidad en la fractura expuesta de las instituciones de gobernanza global, el sistema financiero, la nueva beligerancia en la competencia entre potencias, el incremento exacerbado de las migraciones forzadas por la violencia, el hambre o el deterioro del medio ambiente, la pérdida de legitimidad de sistemas democráticos y de Estados débiles, y en la misma crisis de sentido de las identidades, lazos comunitarios y de solidaridad. No se trata de pintar un panorama apocalíptico, sino de reconocer la urgencia por buscar una alternativa”, graficó Aguirre.
El representante argentino convocó a una “coordinación política y comunicacional entre organizaciones sindicales, sociales, indígenas, vecinales, más universidades y grupos de estudios para la democratización de la energía para dejar atrás el concepto del consumidor pasivo cuyo derecho se reduce al acceso al mercado por un esquema donde trabajadores, investigadores y habitantes tengan incidencia en la gestión y control de los usos de la energía y los impactos de esta actividad, que requiere además asimilar las diferencias entre país”.
La reunión de Nairobi cuenta con el apoyo de los sindicatos de la red TUED, la Rosa Luxemburg Stiftung-NY Office y la School of Labor and Urban Studies de la City University of New York.