Por Mariano Vázquez, desde Sao Paulo | Primero hay que decir que ante un hecho tan natural en el juego de democrático, como es el de ganar o perder, tener que diseccionar las palabras del Jefe de Estado es una demostración de la falta de respeto a las instituciones que Bolsonaro ha exhibido toda su vida.
Tras casi dos días de silencio (los memes en las redes hablaban de un hito, el presidente estuvo 48 horas sin mentir), presionado por aliados, por el Supremo Tribunal Federal (STF) y las Fuerzas Armadas y ante la evidencia de que los bloqueos golpistas incitados desde su propio círculo íntimo no tuvieron la magnitud que esperaba, Bolsonaro dio una conferencia de prensa en el Palacio Planalto que duró dos minutos 20 segundos: hubiese alcanzado con un video de twitter.
Lo más importante ocurrió una vez que se retiró. Tomó la palabra el ministro de la Casa Civil, Ciro Nogueira, y dijo: “El presidente me autorizó, en base a la ley, a comenzar el proceso de transición” de gobierno, que será con Geraldo Alckim, vice de Lula, nominado coordinador de este espacio. Así capitulaba Bolsonaro, tras un discurso cobarde, que hace honor a su historia y al legado de violencia nefasta que marcó su administración.
- Bolsonaro dejó abierta la opción golpista, pero al agradecer a los “58 millones de brasileños que me votaron el domingo”, aceptó tácitamente que hubo un candidato ganador, Luiz Inacio Lula da Silva que obtuvo más de 60 millones de votos.
- Dijo que “los actuales movimientos populares son el resultado de la indignación y el sentimiento de injusticia por la forma en que se llevó a cabo el proceso electoral”, sin embargo, no presentó denuncias ante las instancias pertinentes y no mencionó la palabra talismán del bolsonarismo: “fraude”. Tampoco cuestionó el resultado final ni criticó al Tribunal Superior Electoral.
- “Las manifestaciones pacíficas siempre serán bienvenidas. Pero nuestros métodos no pueden ser los de la izquierda que siempre han perjudicado a la población, como la invasión de propiedades, la destrucción del patrimonio y el recorte del derecho de ir y venir”. De esta manera reprochó a su propia base golpista el haber bloqueado las rutas del país, incluido Guarulhos, el principal aeropuerto de Brasil. Aliados políticos y económicos de Bolsonaro cuestionaron con dureza a estos grupos ultras, nunca muy numerosos, que realizaron más de 200 cortes en 16 estados.
- Ante la inacción de la bolsonarista Policía Federal de Carreteras para impedir estos cortes, entró en acción la Policía Militar por pedido de las gobernaciones y el STF. Además, muchos bloqueos fueron levantados por los propios ciudadanos. Se viralizaron a las hinchadas de algunos clubes que levantaron en pocos minutos estas trancas que le impedían ir a alentar al equipo de sus amores.
- Bolsonaro también señaló que su facción tendrá una “sólida representación en el Congreso”. Aunque implícita, esta es una aceptación de las reglas del juego electoral.
- Tras las declaraciones de Nogueira, el vicepresidente Hamilton Mourão reafirmó que “el proceso de transición se desarrollará con normalidad”. Seguramente él traspasará la banda presidencial el 1 de enero a Lula. Bolsonaro no será capaz de ejecutar un acto de convivencia democrática como este.
Tras la conferencia de prensa, Bolsonaro se reunió con los integrantes del STF. El ministro Luiz Edison Fachin declaró a los medios que este ya aceptó la derrota: “El presidente de la República utilizó el verbo acabar. Dijo ´se acabó´. Por lo tanto, miremos para adelante”.
“Eles vão é sentir saudades da gente, né?”, cochicha @jairbolsonaro para Ciro Nogueira antes de pronunciamento.
Momento foi registrado pela repórter @anairamatsoc, do Metrópoles. pic.twitter.com/D9EAvbT28e
— Metrópoles (@Metropoles) November 1, 2022
Como siempre, los pequeños detalles son los más jugosos. Al ingresar a la rueda Bolsonaro le susurró a Nogueira: “Nos van a extrañar, ¿no?”. Ese momento, captado por los micrófonos debería haberse coronado con la canción número 1 de Spotiffy Brasil: “Ta na hora do Jair ja ir embora” (“ya es la hora de Jair, ya vete”).
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