Redacción Canal Abierto | El 6 de febrero comenzó el juicio oral y público contra los efectivos de la Policía Bonaerense, Rodrigo Canstatt y Darío Montenegro, acusados del asesinato de Diego Cagliero, un joven músico que viajaba en camioneta con sus amigos el 19 de mayo de 2019.
En la madrugada de este jueves, después de más de cuatro horas de deliberaciones, las 12 personas que integraron el tribunal popular calificaron el asesinato de Cagliero como un homicidio culposo.
De acuerdo a eso, cuando los jueces den a conocer la pena, será de entre 1 y 5 años. En el caso de Montenegro, acusado por las heridas que sufrió Mauro Tedesco, amigo de Diego, decidieron que se trató de un homicidio en grado de tentativa en exceso del cumplimiento del deber.
En diálogo con Canal Abierto, Adriana García, madre de Diego, habló sobre la sentencia y dio su apreciación sobre las decisiones que se tomaron en todo el proceso.
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¿Cuáles son las sensaciones que le deja lo que dictaminó el jurado anoche?
-Desde el principio sabíamos que la policía tiene todos los beneficios para decidir cómo quieren ser juzgados. Por eso sabíamos que iban a elegir un juicio por jurados populares, y así fue.
Ayer después de casi todo el día de estar ahí, en la madrugada el jurado determina la culpabilidad de Canstatt y Montenegro y le asignan unas figuras que yo no podría explicarte porque no tengo el conocimiento, peo por las cuales a Canstatt le corresponde una condena de entre 1 y 5 años, y a Montenegro aproximadamente 3 años.
Mi apreciación en ese momento es que los jurados, totalmente desconociendo estas figuras que asignaron y que son muy complejas, creyeron que estaban dando una culpabilidad, pero la realidad es que siempre tuvieron todos los beneficios.
Nosotros respetamos que hasta que no se pruebe uno es inocente, pero durante el juicio las pruebas fueron contundentes y sin embargo la interpretación creo que no fue la apropiada. No puedo echar la culpa a los jurados por la decisión. Les dieron una responsabilidad y no estuvieron a la altura de las circunstancias, en principio por el desconocimiento, que es lo más importante. Y creo que excedieron durante diez días lo que ellos tuvieron como expectativa. No hay una preparación de las personas comunes para participar de estos juicios y mucho menos cuando se va a juzgar a dos policías.
¿Cree que la presencia policial condicionó el veredicto?
Nosotros ayer estuvimos rodeados por muchos policías, durante todo el juicio, en la sala, fuera de la sala, en la planta baja. Eso también condiciona a las personas. Pienso que no fue justa la figura que se eligió, por eso elijo quedarme con lo que fueron, son y serán: culpables.
¿Y el papel de la Justicia?
-Creemos que los jueces cuando deciden sacarse esta responsabilidad de las manos era porque justamente no querían estar comprometidos con la sociedad, iban a avalar y sostener las prácticas policiales porque conviven con ellas. Esta madrugada, la Justicia permaneció con la venda puesta, nos invisibilizó, durante todo el juicio mi hijo fue invisibilizado y la balanza siempre estuvo inclinada para el otro lado.
¿Cómo sigue esto? ¿Se puede apelar?
-Un juicio por jurados no tiene apelación por nuestra parte, pero sí la tiene por el lado de ellos. Esa es nuestra frustración, pero de todas maneras cualquier condena jamás hubiese sido reparatoria para la pérdida de mi hijo. Pero creo que el jurado no estuvo a la altura. Los juicios por jurado no deberían poderse realizar ante una situación como esta donde los empleados del Estado y del sistema policial son los imputados.
Durante estos diez días que pasaron, todos los días sabíamos que Diego había sufrido otra vez su muerte, y la estocada final la dieron esta madrugada, con una falta de respeto total de hacernos esperar tantas horas, cansados, agotados. Volvió a verse la impunidad con la que se manejan y lo único que puedo decir es que los abogados que nos representaron propusieron que se cumpliera la ley de víctimas y se me permitiera decir unas breves palabras –también condicionadas por esto-, con la posición de la defensa, la cual nos subestimó como familiares, y personalmente me faltó todo el respeto posible. Dijeron que querían exponerme a mí para que yo llorara porque ya sabían que lo único que iba a hacer yo era llorar. Yo tengo capacidad como para poder hablar delante de la gente y también tengo la capacidad para saber que estaba hablando de mi hijo, y eso fue lo que hice.
¿Qué cree que pase de acá en más con casos similares?
–Esto es un precedente para los próximos e inevitables juicios por jurado a los que van a aludir los miembros de la fuerza que no cumplen con su deber, sino que van a asesinar. Y de ex profeso lo digo porque así lo sugirieron durante el juicio. Se reunían en una esquina para deliberar cómo iban a ser sus acciones. No hubo un jefe de operativo que coordinara, que parara la situación y que se diera cuenta de lo que iba a pasar. Ellos se manejaron solos, decidieron solos y fueron directamente a asesinar, a matar a la gente que estaba ahí, que pudo haber sido mucha más.
Como familia, ¿van a continuar con las campañas de conscientización que llevaron adelante todos estos años?
-Nosotros tenemos que cerrar esta situación que estamos atravesando en este momento, y recién decidir cómo seguir. Desde mi posición puedo decir que donde pueda estar hablando de mi hijo y ayudando a otras familias voy a estar. Además tenemos que proteger, contener y sostener a las víctimas que sobrevivieron esa masacre. Nosotros estamos preparados para enfrentar eso, pero necesitamos también recuperarnos de semejante injusticia que recibimos esta madrugada.