Canal Abierto Radio | Pasados los feriados de carnaval, el saldo de asistentes a los corsos que organiza el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta volvió a ser nuevamente alto y miles de familias de la ciudad pudieron participar de una celebración cercana. Sin embargo, como cada año, lo mismo ocurrió en cientos de encuentros populares, autogestionados y organizados de manera independiente por murgas y comparsas que no integran el circuito oficial en decenas de barrios porteños y del conurbano bonaerense.
Gabriela Maissonave, de la murga porteña Cachengue y sudor, una de las tantas que se mantienen por fuera del armado formal de la Ciudad de Buenos Aires, explica a Canal Abierto Radio que se trata de una decisión “que tiene muchos años”.
“Al principio no había circuito de carnaval y cuando lo hubo, “Cahengue” fue parte, porque eso tenía que ver con la conformación de una política pública, de darle recursos a quienes generan un número, arte, pero ese circuito tiene unas reglas”, advierte.
“Hay que pasar por una serie de instancias –explica- en las que te califican y a partir de eso te dan más o menos presentaciones, tiene restricciones para las murgas y también para la gente, por ejemplo el corso de Avenida de Mayo tiene vayas, y la gente que no es murguera está lejos de la murga”.
“No estamos en desacuerdo con la política pública, sino con cómo se lleva adelante esa política, hay un montón de murgas que se quedan a fuerza porque no todos tienen los trajes iguales, o porque tienen un espectáculo más pequeño, con eso se empieza a jugar una cuestión de poder con la que no acordamos”, completa.
Cachengue y sudor ensaya en la plaza 24 de Septiembre, en Rojas y Antezana, en el límite entre Villa Crespo y Caballito. Allí se presentarán el próximo 24 de marzo.
Durante los últimos días participaron de jornadas de carnaval en Liniers, Morón, Haedo, Olivos, Villa Bosch y Santos Lugares, entre otros. Además, años anteriores han estado en ciudades como La Plata y Mendoza.
Por otro lado, Gabriela habló sobre la creciente participación de las mujeres en las distintas formaciones: “Las mujeres empezaron a ocupar espacios que antes no tenían, la percusión era enteramente de varones, yo soy murguera hace siete años y en una de las primeras marchas que tuve no podíamos tocar el bombo, no teníamos lugar, nos dejaban afuera de la ronda y eso fue un movimiento intencional que tuvo que ver con el avance del feminismo y con cómo las murgueras nos fuimos encontrando, las que sabían empezaron a dar talleres para mujeres y disidencias y de a poco las mujeres se empezaron a animar a tomar estos espacios”.