Redacción Canal Abierto | Durante los siglos V y IV antes de Cristo, la Atenas clásica sufrió una grave crisis política, económica y social por las tensiones entre los eupátridas -pequeño grupo de latifundistas- y un gran número de pequeños agricultores reducidos a la servidumbre por deudas. En aquel tiempo un legislador y estadista, Solón, vislumbró una serie de reformas que buscaban remediar esta situación y devolver cierto equilibrio a la ciudad-estado helénica. Entre otras cosas, devolvió los campos hipotecados y prohibió que se tomen préstamos sobre la libertad personal.
A lo largo de la historia abundan casos como el ateniense, en los que se condonaron deudas que pesaban sobre a un importante número de ciudadanos en pos de un bienestar general. Por tomar un ejemplo, encontramos el jubileo, una institución que data de tiempos bíblicos.
Pero los mecanismos liberadores como los mencionados no son exclusivos de eras pre modernas: durante los siglos XIX y XX, fueron numerosísimos los Estados –México, Costa Rica, Polonia, la Unión Soviética e incluso Estados Unidos, entre otros– que lograron repudiar sus pesadas deudas al considerarlas odiosas.
Para Éric Toussaint, historiador y doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Lieja y la Universidad de París VIII, hoy la Argentina enfrenta el mismo dilema. Es decir, continuar haciendo frente a las obligaciones impuestas por sus acreedores o bien revisar las formas y consecuencias de un sobre endeudamiento que hoy golpea a la economía nacional y amenaza la subsistencia de la población.
En diálogo con Canal Abierto, el académico belga caracteriza el concepto de deuda odiosa como aquella que “no está al servicio del interés de la nación o el pueblo, y cuyos acreedores no podían ignorar la imposibilidad de devolución”.
“Cuando otorgó ese descomunal crédito a Mauricio Macri, el FMI sabía perfectamente que era una irresponsabilidad desde el punto de vista financiero y económico, que volvía más insostenible la deuda argentina que antes y que el dinero no iba a ser destinado a ayudar a los argentinos”, apunta Toussaint. “Pese a tener conocimiento de todo esto e incluso dejarlo asentado en las discusiones del directorio, lo aprobó igual a pedido de Donald Trump (entonces presidente de los Estados Unidos, la nación con mayor peso dentro del organismo)».
Desde un primer momento e incluso hoy en día numerosas organizaciones y especialistas insisten en señalar otro punto ciego clave del crédito otorgado durante la gestión cambiemos. El acuerdo de 2018 no fue debatido ni puesto a consideración del Congreso de la Nación, como dicta nuestra Constitución.
No obstante, para tranquilidad de los ex funcionarios macristas y el propio FMI, en marzo de 2022 el Parlamento aprobó por amplia mayoría la re negociación del préstamo presentada por el entonces ministro de Economía Martín Guzmán. “Complejizó y volvió más contradictorio el cuestionamiento porque terminó por legalizar una deuda que el propio Frente de Todos antes había denunciado como deshonesta, ilegítima y espuria”, apunta el portavoz de la red internacional del Comité para la abolición de las deudas ilegítimas.
“La deuda es un mecanismo utilizado por imperios y las clases dominantes para subordinar, y a menudo esclavizar seres humanos u otros estados”
“Es fundamental suspender el acuerdo y declarar una moratoria, lo cual no desembocaría en un caos como muchos intentan instalar; en 2001, por ejemplo, cuando Rodríguez Saa suspendió el pago de 70 mil millones de dólares de deuda con el sector privado, Argentina se vio beneficiada pese a los pronósticos catastróficos que se planteaban”, afirma el especialista.
En su último libro Banco Mundial. Una historia crítica, Toussaint desarrolla el nacimiento -allá por 1944, en la post guerra- del FMI y el Banco Mundial, cuáles son sus funciones y cómo intervinieron en el mundo entero durante el último medio siglo. “Ambos organismos tienen funciones geopolíticas y no económicas, como quedó demostrado con el crédito otorgado a Macri”.
En la extensa entrevista que mantuvo con este medio, el historiador y economista también se refirió a la crisis política y social que enfrenta Francia por el rechazo en las calles a la reforma previsional impulsada Emmanuel Macron: “Buscan aumentar los años de aportes y elevar la edad jubilatoria con la excusa del desequilibrio fiscal, cuando son las grandes corporaciones las que pagan cada vez menos impuestos sobre sus super ganancias”.
“No se si podemos hablar de un momento pre revolucionario, pero el modo de gobernar de Macron está provocando mucha indignación y una crisis de legitimidad del régimen político”, analiza el investigador y docente universitario. “Ni las monarquías antiguas ni los reyes medievales acapararon este nivel de riqueza”.
Entrevista: Diego Leonoff