La Policía de la Ciudad mató a Facundo Molares

Redacción Canal Abierto | La Policía de Horacio Rodríguez Larreta mató esta tarde al militante internacionalista y fotoreportero Facundo Molares Schoenfeld, quien participaba de una asamblea de las organizaciones Votamos Luchar, Fogoneros, Movimiento Teresa Rodríguez y Rebelión Popular “contra la farsa electoral y por la democracia del pueblo” en la Plaza de la República que bordea al Obelisco, sin bajar a la avenida y sin interrumpir el tránsito vehicular en ninguna de sus direcciones.

Según explicaron, cuando se disponían a prender fuego una urna de utilería, la fuerza porteña arremetió contra los manifestantes hiriendo gravemente a varios de ellos y provocando una descompensación irreversible en el  hombre de 48 años que se hizo conocido a nivel internacional por haber integrado la comandancia de las FARC y haber sido encarcelado en 2019 por la dictadura en Bolivia cuando realizaba tareas periodísticas luego del golpe de Estado contra Evo Morales.

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Luego de practicar tardías maniobras de resucitación, la demorada ambulancia tampoco pudo reanimarlo y se lo llevó del lugar sin signos vitales.

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Además fueron detenidos los activistas Jimena Cejas, Lucía “Lali” Machado (compañera de Molares), Alicia Machado, Horacio Ferreyra, Rubén Yaquet y Hernán Loyola.

Representantes sindicales, políticos, sociales y estudiantiles fueron llegando hasta el Obelisco para expresar un contundente repudio al accionar de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires y exigir una investigación y castigo a los culpables materiales y a los responsables políticos. Además, anunciaron una manifestación conjunta para mañana a las 10 de la mañana.

Por su parte, el jefe de gobierno porteño y precandidato presidencial de Juntos por el Cambio se desentendió de la responsabilidad por la muerte y salió rápidamente a bancar la brutalidad policial.

Inexplicablemente, Larreta tituló su comunicado «Una Argentina en paz y sin miedo», felicitó al SAME por llegar tarde y criticó las «especulaciones políticas».

«Tenemos que dejar atrás la violencia, las agresiones y la confrontación», tipeó.

Quién era Facundo

Facundo Molares Schoenfeld nació en 1975, hijo de un militante sindical de ATE del Hospital Ciudadela. Se crió en José C. Paz y a comienzos de los 90 se instaló en la Patagonia. En esos años comenzó su militancia contra las políticas del menemismo.

De vuelta en Buenos Aires, recibido como técnico forestal, se instaló en la villa 1-11-14. Se movilizó el 19 y 10 de diciembre de 2001. Poco más tarde, salió a recorrer América Latina, inspirado por la figura del Che Guevara. Pasó por Paraguay, Bolivia, Perú y Ecuador antes de llegar a Colombia.

Allí, en 2003 se sumó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), al integrarse a la Columna Teófilo Forero en el pueblo de Los Pozos. Por entonces tomó el nombre de Camilo Fierro. Crítico del Acuerdo de Paz que las FARC suscribieron con el gobierno de Juan Manuel Santos, de los cuales él mismo fue firmante, se fue en 2018.

“Facundo es un luchador, lo conozco desde los 14 años y siempre tuvo esta característica, siempre de buen humor, muy vehemente con sus ideas y sumamente compañero, siempre tirando buena energía. Militábamos en la FEDE (Federación Juvenil Comunista) de San Miguel, yo era su secretaria Política, él militaba en el Frente 16 de Septiembre y de los 14 a 17 fue delegado de la escuela secundaria en el ENET de Muñiz. Fue tres veces presidente del Centro de Estudiantes y militaba en la Coordinadora  de Estudiantes Secundarios del partido de General Sarmiento. También se le dio forma a lo que después fue la CORREPI, ahí participábamos activamente y ellos en particular porque eran los más jóvenes. Tiene toda una vida activando, siempre con esta característica, muy solidario, muy cálido”, contó en una ocasión Mónica Glomba, compañera de militancia, a Canal Abierto.

Molares regresó a la Argentina y se dedicó a la comunicación popular. En 2019 viajó a Bolivia para cubrir el golpe contra el presidente Evo Morales. Recibió tres disparos en Montero, durante una represión. Estuvo 23 días en coma inducido. Quedó con secuelas: problemas cardíacos y la pérdida casi por completo de la visión del ojo derecho.

Su odisea en Bolivia no terminó ahí. Lo tuvieron detenido 13 meses, acusado de terrorista. Pudo volver a la Argentina a fines de 2020. En el medio, enfermó dos veces de coronavirus.

En noviembre de 2021 fue detenido en la Patagonia y trasladado al penal de Ezeiza, para afrontar el juicio de extradición a Colombia. Fue liberado en mayo de 2022, después de que la Jurisdicción Especial para la Paz de Colombia rechazara un pedido de extradición. Tras su liberación volvió a dedicarse al periodismo.