Redacción Canal Abierto | Dolarizar a la ecuatoriana, el modelo que propone aplicar Javier Milei, en caso de llegar a la presidencia. Ahora bien, ¿cómo fue la experiencia en el país latinoamericano y cuáles fueron sus consecuencias?
Hace más de dos décadas, en los primeros días del año 2000 Ecuador inició su dolarización tras una fuerte crisis que amenazaba con dejar a la deriva la economía y el sistema bancario. Era la respuesta del gobierno a una escalada en los precios y fuerte pérdida del poder adquisitivo de la moneda nacional, el sucre.
En un primer momento, el proceso no hizo más que echar más leña al fuego: con un cambio de 25 mil sucres por dólares, la inflación se disparó aún más -hasta el 96% anual- y el descontento social precipitó la salida del entonces presidente y “padre de la criatura” dolarizadora, Jamil Mahuad, quien había calificado la medida como un “salto al vacío”.
“Para hacerse de los dólares necesario, el Gobierno congeló los ahorros de los depositantes y las empresas se quedaron sin capital de trabajo, lo que produjo más recesión y caída en la demanda”, explicó en diálogo con Canal Abierto la ex ministra de Economía y Finanzas de Ecuador, Wilma Salgado.
Luego de un primer año caótico, Ecuador se encontró con un ingreso masivo de divisas producto del fuerte aumento en el precio internacional del petróleo. Era el inicio del boom de las commodities para buena parte de Latinoamérica, a lo que se sumaba una baja en las tasas de interés a nivel global que atraía los capitales golondrina a la región. “La gente creyó que esos años de bonanza fueron producto de la dolarización y no porque el barril de petróleo haya pasado de 15 dólares a más de 100 dólares”, indicó la economista.
Si bien es cierto que en un primer momento la dolarización dio una aparente sensación de estabilidad y reducción de la inflación, Ecuador resignaba toda autonomía en materia de política monetaria. “Hoy nuestros países vecinos, como Perú y Colombia, devalúan su moneda y nosotros quedamos atados a los valores que se deciden en Washington”, detalló quien encabezara la cartera económica ecuatoriana en 2008. “Por ende, nuestros productos no pueden competir con precios que quedan demasiado caros para los mercados internacionales”.
Sin embargo, lo que aparentaba ser la solución a todos los problemas no tardaría hacer agua por todas partes. A partir de 2014, la caída en el precio global del petróleo obligó a la administración de Rafael Correa a tomar cada vez más deuda para sostener la dolarización.
Desde entonces, la nación ecuatoriano pasó de un acuerdo a otro acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y, como es costumbre, de ajuste en ajuste fiscal. “Como bien saben en Argentina, esto repercute en sectores como la salud, la educación y en el deterioro en las condiciones de vida de la población, pero también en un ajuste en inversión pública; es decir, políticas regresivas que enfrían la economía, generan desempleo, menos producción y, claro, menos recursos para luego poder hacer frente a los compromisos crediticios”.
“En relación a los dictámenes del FMI, el problema de nuestros países es que los gobiernos progresistas no logran diferenciarse de los gobiernos de derecha en materia económica”, aseguró la economista, y añadió: “El Fondo jamás ha logrado una recuperación en los países donde ha intervenido porque su visión es favorecer a los creedores de la deuda vía restricción del gasto y recesión”.
Un contexto violento
El asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio el 9 de agosto es el último ejemplo del aumento de la violencia narcopolítica en Ecuador, que el domingo 20 de agosto irá a las urnas para elegir quien conducirá el país durante los próximos cuatro años.
“Según los expertos, uno de los efectos es que al estar entre dos países que son grandes productores de cocaína, la dolarización hace que ya no se requiera el cambio de una moneda nacional (antes el sucre) al dólar en estas transacciones”, apuntó la ex ministra, lo que habría favorecido el “actual rol de Ecuador como plataforma de exportación”.
“El deterioro de las instituciones producto de la extrema austeridad del actual Gobierno (al mando del conservador Guillermo Lasso) provocó un retroceso de la presencia del Estado que fue aprovechado por las fuerzas narco criminales”, afirmó Salgado.
Entrevista: Diego Leonoff