Redacción de Canal Abierto | Con 5.349.400 votos por el SÍ el pueblo ecuatoriano decidió en un referéndum proteger al Parque Nacional Yasuní, detener la actividad petrolera en esta región amazónica y dejar el petróleo bajo la superficie.
En el marco de las elecciones presidenciales y legislativas anticipadas para completar el mandato del actual presidente Guillermo Lasso, también tuvo lugar una consulta popular circunscripta al cantón de Quito, en la provincia de Pichincha, para prohibir la actividad minera en el Chocó Andino, una reserva de alta biodiversidad y de la que proviene el agua potable de la capital del país.
La primera consulta popular respondía por Sí o por No a la pregunta: “¿Está de acuerdo en que el Gobierno ecuatoriano mantenga las reservas de petróleo del ITT, conocido como Bloque 43, en el subsuelo de forma indefinida?”. El Sí obtuvo el 59% de los votos y el No el 41%.
Esta pregunta ha sido el eje, desde 2013, de la lucha del colectivo ambientalista Yasunidos, que en ese año presentó ante la Corte Constitucional la propuesta de convocar a una consulta popular para que fuera el pueblo ecuatoriano el que decidiera sobre este tema –con ITT se refiere a un sector del parque nacional Yasuní ubicado entre los cuadrantes de exploración petrolera Ishpingo, Tiputini y Tambococha.
Un hecho histórico
“Sin lugar a dudas las consultas son de una trascendencia enorme”, señala en diálogo con Canal Abierto Alberto Acosta, economista, intelectual, ex presidente de la Asamblea Nacional Constituyente del Ecuador; también fue ministro de Energía y Minas del gobierno de Rafael Correa del que luego se distanció. “En el caso del Yasuní, se trata de la primera suspensión de actividades petroleras impulsada por la acción de la democracia participativa, impulsada desde la sociedad civil. No es una propuesta gubernamental o de un partido político. Particularmente, la juventud ha venido impulsando la idea de dejar el crudo bajo la superficie en un pedazo pequeño del Parque Nacional Yasuní en el bloque 43, desde hace casi 10 años. Es un triunfo de esa juventud que logra garantizar los derechos de participación y recupera la posibilidad de proteger la vida de pueblos en aislamiento voluntario y la biodiversidad”.
La consulta del Chocó Andino propuso y aprobó la prohibición de actividades de minería metálica en el Distrito Metropolitano de Quito. “Es la primera vez en América Latina que una consulta de esta naturaleza se realiza en la capital de uno de nuestros países. Ha habido consultas en Argentina, yo pienso en la de Esquel que es emblemática; ha habido consultas en Colombia, muchas; ha habido dos consultas en la provincia del Azuay en el Ecuador donde el pueblo se ha pronunciado en contra de la minería; pero esta es la primera consulta que se realiza en el ámbito de una capital, por eso sostengo que esto no sólo tendrá una trascendencia nacional, sino internacional”, reflexiona Acosta que es juez del Tribunal Internacional por los Derechos de la Naturaleza, en función de lo cual estuvo recorriendo a principios de este año la zona de Vaca Muerta en nuestro país.
Extractivismo: estafa histórica
“Se nos ha convencido de que sin la explotación de recursos naturales y su exportación, las posibilidades de crecimiento económico no existen. Que sin esa extracción nosotros no podemos aspirar al desarrollo. Yo sostengo que en nuestras sociedades, empezando por las élites, existe una suerte de ADN extractivista. En ese contexto, cuando alguien trata de salirse de la caja, pensar un poco más allá de las narices, se da cuenta de que esa es una verdadera estafa histórica, porque no ha habido ningún país en el planeta que haya logrado el desarrollo teniendo como fuente preferente de financiamiento de su economía el petróleo, los minerales o la exportación de materias primas agrícolas. Nos vemos obligados a aceptar esa suerte de maldición: somos pobres porque somos ricos en recursos naturales y queremos superar esa maldición con más recursos naturales, lo cual ahonda más nuestra miseria, nuestra pobreza”.
“En el Ecuador, de esta consulta del Yasuní se dijo que si no se explotaba el petróleo, en apenas un bloque petrolero, se caía la dolarización, que si no seguimos exportando el crudo que sale de esa región vamos a ahondar la crisis económica y va a haber un tremendo desempleo. Las voces de quienes sostenían esa campaña de mentira y desinformación, de miedo, de terrorismo económico siguen vigentes porque no quieren aceptar el resultado de las urnas. El pueblo dijo sí a la vida, sí a la paz, sí al futuro, sí al Yasuní y sí al Chocó Andino”.
La “panacea” petrolera
“Ecuador fue el principal productor y exportador de cacao y de banano del mundo y no resolvimos nuestros problemas. Luego, apareció el petróleo a fines de los años 60, la segunda mitad de los años 60 del siglo pasado, y comenzamos a exportar petróleo desde el 14 de agosto de 1972, cuando zarpó el buque tanque Ana Cortez de la Texaco.
Desde esa época a la fecha, el Ecuador sigue siendo un país subdesarrollado, no hemos superado la pobreza que sigue gravitando en el Ecuador: casi 5 millones de personas sobreviven con menos de 3 dólares al día; casi dos millones sobreviven con menos de un dólar 70 centavos al día. La Amazonía es la región más pobre de todo el Ecuador, justamente esas provincias amazónicas petroleras son las más pobres de toda la Amazonía.
Todavía, muchas personas creen que el petróleo va a resolver los problemas, una situación que se vuelve dramática porque el petróleo comienza a declinar y además sabemos que no podemos quemar todas las reservas de combustibles si no queremos seguir carbonizando la atmósfera y haciendo la vida de la mayoría de los habitantes del planeta invivible.”
Una lección del pueblo ecuatoriano
“He escuchado en esta campaña por el Yasuní, a quienes defendían el No, que decían que nosotros no vamos a afectar el tema climático global. Sin lugar a dudas, no vamos a cambiar solos, pero no podemos quedarnos cruzados de brazos esperando que algún día los poderosos del mundo en términos económicos y políticos actúen responsablemente. Esta es una acción del pueblo ecuatoriano que sacude a la conciencia internacional, por eso digo que trasciende las fronteras ecuatorianas.
Pero hay un asunto adicional: he escuchado argumentos que dicen que los 50 a 55.000 barriles que se extraen de crudo muy pesado, de muy baja calidad del ITT, pueden ser sustituidos por la extracción del crudo en cualquier otra región del planeta, incluso en el mismo Ecuador, pero lo que no se puede sustituir es esa biodiversidad que constituyen esas selvas amazónicas que son la casa de los pueblos en aislamiento voluntario”.
En el Yasuní habitan pueblos indígenas waorani, entre los que se incluyen comunidades como los tagaeri y taromenane que viven en aislamiento voluntario, sin contacto con la sociedad externa a su territorio.
“Incluso, desde una perspectiva económica, podríamos imaginarnos el potencial farmacéutico que existe en esa zona. Es una suerte de gran reserva genética que demandará una adecuada prospección científica, a partir del principio fundamental del diálogo de saberes respetuoso con las comunidades, para obtener conocimientos que pueden ayudarnos a la humanidad entera”.
La dolarización o la vida
“La dolarización se transformó en eso, una especie de dios. La política económica en Ecuador, cada vez más, está orientada a proteger la dolarización. Esa es una gran perversidad porque la dolarización es simplemente una herramienta de política monetaria y cambiaria, una herramienta tremendamente rígida que trae una serie de consecuencias.
Lo grave y preocupante es que la sociedad en su gran mayoría, los dirigentes políticos, la gente que maneja los medios de comunicación la han colocado en un pedestal, casi como un tótem. Criticar la dolarización o proponer medidas que podrían oxigenar la economía, sin salir de la dolarización –por ejemplo, con una moneda paralela, un dólar ecuatoriano electrónico, es considerado casi como una herejía–. Quienes nos atrevemos a criticarla y proponer ese tipo de acciones quedamos al margen de la sociedad. Yo he planteado algunos elementos para salir de la trampa de la dolarización, pero tiene un atractivo perverso, tremendamente potente, que es una suerte de droga. La dolarización se ha transformado en el objetivo cuando sólo es una herramienta”.
El padre del borrego: Domingo Cavallo
“He sido crítico de la dolarización desde antes que se instrumente. En Ecuador, siguiendo el ejemplo de la Argentina, por la influencia directa de Domingo Cavallo, se trató de dar el paso a la convertibilidad y luego vino la dolarización porque la convertibilidad que había sido rechazada anteriormente (año 2000).
El escenario de la dolarización resulta muy complicado. Hay una gran atractivo, podría decir una ventaja, que es que hay una suerte de estabilidad de precios relativos que se mantiene en el tiempo y eso alienta el consumo y alienta algún tipo de producción. Pero si hay un bache en la economía mundial eso afecta a una economía dolarizada y los impactos no son vía precios, vía inflación, sino vía cantidades: desempleo y cierre de empresas.
Hay que comenzar a analizar los pros y contras de la dolarización y lo hago pensando en Argentina en donde se está discutiendo esta cuestión. La Argentina sirvió de ejemplo, en un primer momento, para que Ecuador discuta las salidas con rigidez cambiaria como la convertibilidad o la dolarización. Ahora, el Ecuador también podría contribuir con algunas reflexiones al respecto de la dolarización que es una medida extrema, tan extrema que casi no se puede regresar de ella. Yo considero que sí se puede regresar.
Lo importante aquí es entender que no se puede creer que la dolarización es el objetivo de la política económica porque, si se asume eso, para sostenerla se atropellan derechos de trabajadores, derechos de pobladores, los derechos de la naturaleza, y la economía se vuelve más primario exportadora porque de allí –dicen– tenemos que sacar los recursos para financiar nuestro desarrollo. Así seguiremos dando la vuelta como el burro alrededor de la noria sin alcanzar, ni uno ni lo otro”.
Repensar las izquierdas
“En América Latina tenemos que comenzar a repensar las izquierdas. Si todavía vamos a usar el término izquierdas, desde mi perspectiva, esos grupos tienen que ser simultáneamente, hago hincapié en esto de simultáneo, grupos políticos ecologistas, feministas, decoloniales y socialistas comunitarios. No se trata simplemente de fortalecer el poder del Estado que a la postre termina alimentando los intereses y los beneficios de los grandes grupos económicos. En este momento se requiere un proceso de repensar, de reinventar las izquierdas, abriendo la puerta a una democracia radical: nada de caudillos, nada de populismos y, por supuesto, no más extractivismo”.
Entrevista: Diego Leonoff