Canal Abierto Radio | La obra musical y literaria de Atahualpa Yupanqui será nuevamente puesta en valor por el Primer Congreso Internacional Yupanquiano que tendrá lugar en Córdoba el 7, 8 y 9 de septiembre.
El jueves 7 y viernes 8 será en el Centro Cultural Córdoba (Avenida Poeta Lugones 401, Córdoba Capital) y el sábado 9 en el Centro Cultural Casa-Museo “Agua Escondida”, en Cerro Colorado, la que fuera la casa de verano del reconocido cantautor nacional. El evento también abordará la creación de la concertista Nennette Pepin Fitzpatrick, que usaba el pseudónimo de Pablo del Cerro, su esposa y compañera artística.
Las ponencias y trabajos así como las inscripciones se gestionan enviando un correo a congreso@atahualpayupanqui.org.ar
En conversación con Canal Abierto Radio, Roberto “el Koya” Chavero, hijo de Atahualpa y organizador del Congreso, adelantó: “En mi exposición hablaré de lo que representa el vínculo entre dos personas de tan distinto origen socioeconómico y cultural, y que justamente entre los dos conformaron una obra considerada muy importante en diversos lugares del mundo”
“Es un error ceñirse a Yupanqui folklorista –continuó-, obviamente el folklore fue el medio que el usó para expresar un montón de cosas muy profundas que son las que generaron este interés en todo el mundo”, señaló además.
“El nombre del congreso es ‘Por un mundo de hermanos’, que era lo que planteaba mi padre, basado en la cultura criolla, la confluencia que se da en todos los países, donde tenemos tantas ramas que han alimentado nuestra sangre, recuperar la conciencia de lo importante que es esa cultura criolla en la Argentina, que logró a través de la tarea artística de mi padre recorrer el mundo, su público no eran latinoamericanos nostalgiosos en el exilio, eran franceses en Francia, alemanes en Alemania, griegos en Grecia, marroquíes en Marruecos, japoneses en Japón, porque la cultura criolla es lo más autentico que tiene el hombre, porque habla de sus sangre, de sus orígenes, de sus antepasados, y por eso hay tantos puntos en común con los pueblos del mundo”, sintetizó Cahvero.
Además enumeró a los artistas e investigadores de Francia, México, España, Brasil, Chile, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de distintas provincias de Argentina que participarán del encuentro.
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Atahualpa
Atahualpa Yupanqui nació en 1908, en Juan de la Peña, pueblito de Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires. Su padre mestizo, de origen quechua, santiagueño, y su madre criolla, de descendencia vasca, lo criaron en Agustín Roca (Junín, Buenos Aires). Nació como Héctor Roberto Chavero Aramburu, pero a los 13 años nació Atahualpa Yupanqui, el nombre por el que será reconocido, que también lo define: en quechua significa “persona que viene de lejanas tierras para contar algo”. En 1917, su familia se trasladó a Tucumán, tierra que enamoró a Atahualpa y a la que le dedicaría zambas, poemas y su famoso tema Camino del indio, que compuso a los 19 años. Durante su juventud, recorrió gran parte de la Argentina y conoció sus costumbres y sonidos, al trabajar en diferentes oficios, sin dejar jamás la música.
Fue un músico exquisito que aprendió a tocar la guitarra de chico y viajaba 16 kilómetros, en el lomo del caballo, para tomar clases con el concertista Batista Almirón. Admiró la música clásica que combinó con el bello sonido del bombo y arpa india.
Atahualpa Yupanqui fue el gran folclorista comprometido de América Latina, tanto así que llevó la imagen del trabajador del campo, criollo y patriota, del indígena, del pobre, del marginado, por el mundo entero. Fue un antropólogo de la canción. Militó el Partido Comunista, del que se alejó más tarde. Fue perseguido por la última dictadura cívico militar, que no logró silenciar ni su voz ni su música.
A lo largo de su carrera tocó con innumerables artistas y compartió créditos con grandes compositores, pero uno de los dúos más importantes de su carrera fue el que conformó con Pablo del Cerro, seudónimo artístico que utilizaba su esposa, Antonieta Paula Pepín Fitzpatrick, conocida como Nenette.
Murió el 23 de mayo de 1992 en Nimes, Francia. Dos semanas después, el 7 de junio, sus cenizas fueron entregadas a la tierra del Cerro Colorado, provincia de Córdoba. Tenía 84 años y dejó más de 1.200 canciones y el recuerdo de un pueblo al que supo representar.
Foto principal: Atahualpa y su hijo Roberto, en la casa de Cerro Colorado