Redacción Canal Abierto | En el primer debate presidencial, el candidato de La Libertad Avanza Javier Milei dio un paso más en el camino de su compañera de fórmula Victoria Villarruel al referirse al genocidio perpetrado por las fuerzas armadas durante la última dictadura cívico militar.
“No fueron 30.000 los desaparecidos, sino 8.753 .Estamos en contra de la visión tuerta de la historia. Durante los 70 hubo una guerra y las fuerzas del Estado cometieron excesos, pero los terroristas del ERP y Montoneros mataron, pusieron bombas y cometieron delitos de lesa humanidad. No estamos de acuerdo con los curros de los derechos humanos”, afirmó el economista híperliberal en el momento en el que se lo vio más encendido y parecido a su habitual postura furibunda con la que se hizo famoso en distintos sets televisivos.
“Si me dan 20 años, podemos ser como Alemania”, había planteado con anterioridad, durante el segmento dedicado a las propuestas económicas. Si el país se tomara como modelo en su totalidad, el candidato tendría serios problemas por las aseveraciones citadas en el párrafo anterior.
Es que el país a alcanzar en dos décadas cuenta con un corpus legal frondoso en materia de negacionismo del Holocausto impulsado por el régimen nazi que condujo Adolf Hitler ente 1933 y 1945.
Así lo estipula en el artículo 130 del Código Penal alemán que establece penas de hasta 5 años de prisión a “quien públicamente o en una reunión niegue, apruebe o minimice un acto cometido durante el régimen nacionalsocialista”.
La negación del Holocausto no está comprendida dentro de la protección de la libertad de expresión en Alemania, ya que hacerlo no es considerado una opinión, sino la comisión de un delito de odio. Así lo estableció un fallo del Tribunal Supremo.
Milei tampoco podría valerse del artilugio utilizado en el debate, que es el de cuestionar el número de víctimas, ya que la legislación alemana equipara la puesta en duda de la cifra de 6.000.000 de víctimas a la de negar o justificar los crímenes del nazismo. Esta es una estrategia utilizada por los negacionistas que, ante la evidencia de lo ocurrido, buscan minimizarlo bajando la cantidad de víctimas.
Las penas por incurrir en este delito son desde multas hasta cinco años de prisión de cumplimiento efectivo. Y hay más de un ejemplo que las afronta como consecuencia. Ursula Havenbeck tiene 92 años y se hizo conocida como la «abuela nazi» por sus reiteradas declaraciones en las que negaba que Auschwitz fuera un campo de exterminio. En 2015 fue sentenciada a cumplir dos años de prisión. Fue detenida en 2017. A pesar de que la ley contempla que con dos tercios de la condena pueda ser liberada, al hacer esta petición ante la Justicia, le fue denegada.
Situación similar pasó el abogado Horst Mahler, quien fue condenado por declaraciones negacionistas en 2015. Problemas de salud hicieron que el tribunal aceptara la prisión domiciliaria, pero ante la reincidencia, se ordenó su regreso a prisión. Mahler se profugó a Hungría, donde fue detenido en 2017 para ser entregado a las autoridades alemanas. Salió en libertad en 2020, al cumplir la condena a los 84 años.
Y lo que no alcanza una condena penal, lo tiene en el ámbito social. De ello puede dar cuenta Eva Hermann, una conductora televisiva y periodista conservadora. En 2007 publicó el libro El principio de Eva, cuya tesis era que el lugar de la mujer era la atención del hogar y el cuidado de la familia. Hasta ahí, su tesis fue considerara retrógrada por algunos sectores, aunque discutible. Pero Hermann no tuvo mejor idea que, en el contexto de la presentación de su obra en un programa de televisión, lamentar la pérdida de “los valores de la familia cultivados por y bajo los nazis”. Inmediatamente fue eyectada del set en el que lo dijo. Luego, ante su negativa a retractarse, perdió también su trabajo en el noticiero que conducía diariamente.
Las demandas de Alemania en este sentido trascienden las fronteras. En agosto del año pasado, la policía de Berlín abrió una investigación contra el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. El motivo fueron declaraciones de la autoridad palestina en una visita a Alemania. En una rueda de prensa junto al canciller alemán Olaf Scholz, Abbas afirmó que “desde 1947 hasta la fecha, Israel cometió 50 masacres en 50 localidades palestinas. 50 masacres, 50 Holocaustos”. El cargo que se incrimina es el de incitación al odio.
En la actualidad el poder legislativo alemán se encuentra debatiendo la posibilidad de ampliar estas normas a la negación de cualquier genocidio o crimen de guerra. En noviembre del año pasado, el proyecto fue aprobado por el Bunjdestag, equivalente a nuestra Cámara de Diputados y actualmente la discusión se trasladó al Bundesrat, espacio que representa a cada uno de los 16 estados en los que se encuentra dividido el país. De confirmar la aprobación de esa ley, Milei tendría problemas en el país al que aspira a equiparar por sus dichos del domingo pasado.