Canal Abierto Radio | La obra Entramadas es una creación colectiva de alumnas de la carrera de actuación de la escuela de teatro Andamio 90, bastión del teatro independiente porteño. El espectáculo se originó a partir de los trabajos de las estudiantes del último año de la carrera en el que hay una materia de Producción Literaria.
Así es como Romina Corvalán, María La Venia, Claudia Maddaleno, Tais Rivas, Mirna Serra y Micaela Zappala son tanto autoras como actrices de Entramadas, cuyas funciones se desarrollan los domingos a las 17:30 en la emblemática sala de Paraná 660.
En diálogo con Canal Abierto Radio, Celina Yañez, directora de la puesta y rectora de la escuela, contó que “es un espectáculo cuyo inicio sencillamente fue una clase de literatura. Son seis alumnas, que en una clase en el final de su carrera escribieron por primera vez. Los resultados fueron muy interesantes, porque en realidad lo que empiezan a descubrir es que uno cuando estudia actuación tiene algunos elementos interesantes como para aprender a escribir”.
“Es el resultado de seis divinas actrices que se animaron a escribir. Entonces son distintos tipos de relatos que, como dice el título, están entramados y hablan de lo que queremos contar. Es un semimontado que tiene la característica de trabajar desde la supuesta lectura. No llega a armarse del todo, pero no por eso deja de ser un armado. Tiene mucho trabajo porque no tiene escenografía, entonces desde la actuación siempre hay que poder recrear cada uno de esos mundos”, detalló la directora.
Si bien los textos tienen su desarrollo independiente y no fueron pensados para constituir un todo, Yañez destacó que “un punto en común es que escribir es guardar la memoria. Y a partir de esto se centran seis relatos que tienen que ver con algo que queremos guardar en la memoria y lo importante que es recuperar todo lo que tenga que ver con la memoria, y más en estos tiempos. Así que nos salió redondo. O, en todo caso, se ve que en Argentina la memoria siempre es tema. Y es algo que nos movilizó porque por supuesto”.
Y agregó que “en ningún momento se planteó desde ese lugar, pero es como un motor. Entonces de a poco se va adentrando en lo que cada una quiere guardar en la memoria: en algunos casos son relatos felices o divertidos y en otros casos son relatos más afectivos y más profundos que tienen que ver con cuestiones sociales y en los que por supuesto se revitaliza mucho la idea de la memoria sobre todo en nuestro país”.
Yañez resaltó la versatilidad que tienen los distintos relatos: “el espectáculo arranca como muy arriba, con mucha risa, y de a poco y de la nada entraste en un mundo que decís `¿cómo entre acá?´ y terminamos reflexionando, o por lo menos intentándolo. Tiene pinceladas de humor y grotescas y de a poco se va metiendo en una cosa mucho más íntima de denuncia, de reflexión, tiene todo”.
Y valoró el salto que se produjo en su relación con quienes son sus alumnas. “Yo soy la rectora, la profesora y ahora termino siendo compañera del grupo de trabajo. Nosotros hacemos teatro independiente por convicción y somos felices en este espacio. Y el teatro independiente lo primero que tiene es la grupalidad y que entre todos tenemos que hacer que el barco siga a flote. El proceso es algo que está determinado por la escuela y tiene que ver con la línea de trabajo de las carreras. Nosotros queremos que nuestros alumnos desde el día cero aprendan a producir. Y producir un espectáculo de teatro independiente no es solo actuar, es casi como manejar un país, pero más chiquito. Es una cosa muy difícil”, afirmó.
Y contó que “los alumnos a lo largo de la carrera aprenden todo lo que tiene que ver sobre los distintos roles: aprenden escenografía, aprenden a actuar, aprenden todo. Y como las chicas trabajaron bien y porque es un lindo grupo de trabajo, se puede dar que antes de recibirse sean tratadas como profesionales. Porque es la idea, que cuando se reciban salgan profesionalizadas”.
Respecto del salto que dieron las actrices al momento de tener que redactar su propio material, la directora planteó que “no se sienten dramaturgas, pero sí se sienten minas que decidieron contar algo y lo pudieron bajar. Después hicieron el registro en Argentores bueno todas esas cosas que por ahí a otros no les es tan importantes son ceremonias maravillosas. Después viene el trabajo de producirla y conseguir las cosas necesarias. La verdad que es un espacio es un espacio muy emocionante”.
Y concluyó: “el domingo del estreno fue un día muy emocionante porque pudimos llenar la sala. En ese sentido, la escuela y los alumnos son muy acompañadores. Y para ellas, haber llenado la sala y que la gente responda más allá de la familia, los amigos y que los compañeros respondan y acompañen es algo muy emocionante. Porque no es fácil producir teatro”.