Redacción Canal Abierto | Es justo decir que la reelección de Axel Kicillof al frente del gobierno bonaerense explica gran parte de la remontada histórica que el candidato a Presidente Sergio Massa tuvo desde las PASO. Pero dentro de Buenos Aires hay un territorio que aportó la mayor cantidad de voluntades al triunfo que llevó a Unión por la Patria al ballotage: el Conurbano. Donde, además, ocurrieron pequeñas hazañas al interior de varios distritos.
Con la recuperación de intendencias históricas y el enorme caudal de votos traccionado por los líderes comunales, al cierre de esta nota Buenos Aires ya tenía 98,19% de las mesas escrutadas y le había aportado a la candidatura de Massa poco más de 4.200.000 votos.
Un número muy superior al de las PASO, donde el 32% que Unión por la Patria sacó en la provincia más poblada del país —sumadas las dos listas que competían— apenas llegó a superar los 2.800.000. ¿De dónde salió ese casi millón y medio de votos nuevos, casi la mitad de la diferencia obtenida por Massa entre las PASO y las generales?
La recuperación de votos
En principio, de la participación. Este 22 de octubre acudieron a votar en la Provincia de Buenos Aires casi 10.200.000 personas, un 79,14% del padrón electoral. Casi el 97% de esos votos fue por la afirmativa. En las PASO, habían concurrido a las urnas unos 1.300.000 votantes menos, cifra equivalente a la del número de votos que Massa sumó entre ambas elecciones. En resumen: la inmensa mayoría de los bonaerenses que no se presentó a las PASO y decidió hacerlo en las generales fue para votar a Unión por la Patria.
Más allá del aparato, el peronismo logró encarnar en ese territorio la opción válida para oponerse a las políticas agitadas por Javier Milei, de La Libertad Avanza. Tanto, que muchos ciudadanos consideraron necesario revertir su posición de ausentarse para votar a favor de Massa (o en contra de Milei).
El trabajo de convencer a esos votantes estuvo a cargo de las estructuras del PJ en el Gran Buenos Aires, que rastrillaron los padrones de afiliados para detectar a los ausentes en las PASO y alentarlos a acompañar en las generales. Y que aportaron fiscales.
Pero no fue sólo eso: el convencimiento también hizo pie en las políticas beneficiosas del gobierno nacional para los sectores más postergados —como la devolución del IVA— y en una presencia más fuerte del Estado municipal en los territorios.
El caso del Conurbano
La mayoría de los bonaerenses votó boleta completa, al punto que Kicillof sacó apenas 8.404 votos más que Massa en la provincia. Pero en el Conurbano ocurrieron fenómenos particulares.
Con la excepción de San Isidro y Vicente López, donde ganó Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), el resto del Conurbano acompañó la candidatura de Massa. Incluso en Tres de Febrero y San Miguel, donde Unión por la Patria perdió las intendencias pero el corte de boleta favoreció al tigrense.
Hubo algunos casos particulares, como el de Mario Ishii (José C. Paz, 52,95%), Gustavo Menéndez (Merlo, 43,21%), Fernando Espinoza (La Matanza, 53,68%) y Andrés Watson (Florencia Varela, 56,50%), donde los intendentes, pese a ganar las elecciones, recibieron menos votos que Massa.
Pero varias gestiones de Unión por la Patria que iban por la reelección —como las de Mariel Fernández (Moreno, 57,53%), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas, 59,94%), Juan Francisco Andreotti (San Fernando, 57,24%), Juan José Mussi (Berazategui, 55,64%), Jorge Ferraresi (Avellaneda, 56,63%), Alejandro Granados (Ezeiza, 60,21%), Fernando Gray (Esteban Echeverría, 48,46%), Lucas Ghi (Morón, 43,79%) y Fernando Moreira (San Martín, 46,73%)— lograron incluso más votos que el candidato a Presidente.
Y está el caso de Lanús, un distrito históricamente justicialista en manos de Juntos por el Cambio desde 2015, que Julián Álvarez recuperó para Unión por la Patria con el 44,61% de los votos. Así, le aportó más de 130.000 a la candidatura de Massa.