Redacción Canal Abierto | En los últimos días, muchos usuarios de redes recibieron amenazas por sus manifestaciones contra la candidatura de Javier Milei. Uno de los tópicos con los que se buscaba intimidar era la tétrica referencia al «Falcon verde».
Además de los mensajes privados, como el que recibió el referente de la juventud Radical de la Ciudad de Buenos Aires Agustín Rombolá, esta figura fue posteada públicamente por personas que se manifestaron en favor de Javier Milei, como el capitán retirado Iván Volante que publicó un video del modelo de Ford diciendo que “7 entran en el baúl” o el influenciar libertario Manuel Jorge Gorostiaga, conocido en redes como Emmanuel Danann, quien en un acto de adolescencia tardía se fotografió a bordo de uno de esos autos frente a la ex ESMA.
¿A qué se hace referencia cuando se menciona dicho vehículo?
El Falcon comenzó a fabricarse en nuestro país en 1962 e inmediatamente tuvo alta penetración en el mercado. Por sus dimensiones fue uno de los preferidos de las familias argentinas. También como utilitario y cumplió funciones de taxi y patrullero policial.
Quienes peinan canas -o carecen ya de pelo para hacerlo- recuerdan las publicidades de la época, con un jingle bastante pegadizo: «Ford, Ford Falcon. Falcon, Falcon Ford».
Pero, ¿por qué la mención de este vehículo es usada como forma de amedrentamiento?
El auto en cuestión en su color verde oliva como los uniformes militares fue el elegido para proveer de logística a los grupos de tareas que actuaron entre 1976 y 1983. Las unidades fueron donadas por la propia sede local de la empresa. El cortometraje Falcon Usado buen estado realizado por José González Asturias en 1985 reflejó a través de un relato fantástico el significante de este vehículo.
En la causa contra el ex gerente de Manufactura Pedro Müller, el ex jefe de Seguridad Héctor Francisco Sibilla y el ex jefe del Cuerpo IV del Ejército Santiago Omar Riveros se determinó que tuvieron responsabilidad en la desaparición de 24 trabajadores de la empresa, entre los que se incluían delegados gremiales. Sus detenciones ilegales empezaron el mismo 24 de marzo de 1976, lo que da cuenta de la premeditación de la acción.
Además de haber identificado de los operarios que se convertían en objetivos para ser secuestrados por los grupos de tareas y la provisión del material automotor, la causa estableció que el quincho de la planta fue utilizado como lugar de detención e interrogatorios antes de ser trasladados a otros centros clandestinos o comisarías. A los acusados también se los encontró culpables de haber participado en los interrogatorios.
Las dilaciones provocadas por las defensas de los acusados hicieron que el juicio oral que debía comenzar en julio de 2014 pudiera hacerse recién en agosto de 2017. En ese lapso, otros tres acusados fallecieron y se vieron beneficiados por la llamada impunidad biológica. Se trata del presidente de la filial argentina del automotriz Juan María Nicolás Enrique Julián Courard, su gerente de Relaciones Laborales Guillermo Galarraga y el ex director de la Escuela de Ingenieros de Campo de Mayo Antonio Francisco Molinari.
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La sentencia de la causa se conoció en diciembre de 2018. Müller recibió una condena a 10 años de prisión y Sibilla a 8, convirtiéndose así en los primeros empresarios en ser condenados por delitos de lesa humanidad. Al militar Riveros le correspondió la pena más alta: 15 años de prisión.
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