Redacción Canal Abierto | Alberto Emmanuel Nicoletti, de 35 años, era empleado de la firma Ctfiber, tercerizadora de servicios para la empresa Movistar. El 20 de octubre pasado, mientras trabajaba en la colocación de cableado de fibra óptica en la localidad de Villa Elvira, al sur del partido de La Plata, cayó de un poste fulminado por una descarga eléctrica. Aunque el personal de emergencia acudió prontamente, fueron vanas las maniobras de reanimación cardiopulmonar.
Daniel Ibañez, 67 años, trabajador de Telefónica-Movistar fue hallado muerto en un edificio de oficinas de la empresa en Mar del Plata el pasado 10 de noviembre. La policía estableció que la causa fue una caída de altura.
El 16 de noviembre reciente, en la localidad de El Jagüel, provincia de Buenos Aires, dos operarios de una empresa de telecomunicaciones cayeron de gran altura cuando la antena sobre la que trabajaban se vino abajo. Fueron trasladados al Hospital Santamarina de Monte Grande donde uno de ellos, que había sido aplastado por la antena, falleció.
“Muchos trabajadores de las telecomunicaciones, del sector tercerizado sobre todo, vienen muriendo en “accidentes laborales” hace un par de décadas. Hay un montón de trabajadores que hemos enterrado y como secretario general de esta organización tuve la desafortunada tarea de acompañar a muchas familias”, sostiene en diálogo con Canal Abierto Jorge Castro, secretario General de UETTel, sindicato que representa a los trabajadores tercerizados de las telecomunicaciones y telefónicas, e integrante de la conducción nacional de la CTA Autónoma. “Los que mayormente mueren en nuestra actividad son chicos jóvenes, de entre 21 y 35 años de promedio”.
Morir trabajando: ¿por qué?
“En las telecomunicaciones, en los planteles no hay inversión. En estos últimos años, con las nuevas tecnologías, las empresas han dejado de invertir en los planteles y en los postes. Cuando uno sale a la calle puede observar los postes de teléfono y de fibra óptica o coaxil, las marañas de cables cruzando entre los árboles. En una época había mucha inversión en eso, se cambiaban los postes, se emprolijaban, se cuidaba mucho el tema del riesgo eléctrico”, explica el gremialista.
“Cuando hablamos de los trabajadores tercerizados nos encontramos con un problema gravísimo que es que las multinacionales no ejercen un control sobre las empresas contratistas, sobre la cadena de contratación. La cadena arranca con las multinacionales (Telefónica-Movistar; Telecom-Personal; Claro; Telecentro) que contratan una empresa subcontratista que a su vez contrata a otra contratista. Esa empresa es la que emplea al trabajador tercerizado que es el último eslabón”, resume Castro.
“Todos esos niveles de contratación implican que la empresa multinacional le da $100 a un contratista que se queda con un 40% y subcontrata a un segundo que se quedan con otro pedazo y luego llega al trabajador, a la pequeña PYME. Nosotros, después, tenemos que discutir y pelear con la PYME, esa pequeña empresita, que es la que tiene que pagar las cargas sociales, la que tiene que garantizar los elementos de seguridad a los trabajadores. Entonces, nos encontramos con un escenario catastrófico, con discusiones locas porque esas empresitas no tienen la espalda para poder solventar todas las garantías que tiene que tener un laburante, sobre todo el que hace un trabajo de riesgo”.
Fraude laboral
“Con las nuevas tecnologías, las empresas madres, por decir Telecom, controlan directamente al trabajador tercerizado. Sólo utilizan este eslabón de contrataciones para hacer fraude laboral. A la hora de tomar decisiones sobre los trabajadores, la multinacional les da órdenes directamente, obvio que ocultamente”.
Productividad = muerte
“Nosotros venimos denunciando la famosa productividad que les exigen a los trabajadores tercerizados. La productividad es igual a muerte. Estas muertes se ocasionan porque hay una crisis de control, se presiona a los sectores más vulnerables que son los tercerizados a que tengan que producir sí o sí, a cualquier costo, y eso se cobra vidas. La multinacional no se hace cargo, se desliga de la contratación, lo hace con una tercerizada y le impone a los laburantes que contrata de forma indirecta una cantidad de instalaciones diarias”. Es un trabajo a destajo.
“Vamos a tomar el caso de Movistar: le dice a la contratista que cada trabajador tiene que hacer mensualmente entre 45 y 50 instalaciones. Todo técnico que no cumpla con esa cantidad, a fin de mes será analizado a través del sistema que ellos tienen y le van a dar una segunda oportunidad. Si el trabajador no cumple esta segunda vez, automáticamente es despedido. Ese trabajador queda marcado y seguramente no va a poder volver a trabajar en otra empresa de telecomunicaciones”.
Entrevista: Diego Leonoff