Redacción Canal Abierto | Pese a que en la Argentina se acostumbra hablar de “los tiempos de la Justicia” en referencia a la lentitud de los procesos, esta última semana alguien pisó el acelerador en el Palacio de Tribunales.
En un solo día, el 29 de noviembre, el Poder Judicial argentino falló: sobreseer al ¿ex? presidente Mauricio Macri en la causa que lo investigaba por el espionaje ilegal a las familias de las víctimas del submarino ARA San Juan; suspender hasta nuevo aviso las elecciones en el Club Boca Juniors previstas para este domingo 3 de diciembre, porque no le darían los números para ganarlas; y revocar el sobreseimiento de la vicepresidenta Cristina Fernández en la causa que la investiga por presunto enriquecimiento ilícito, conocida popularmente como “la ruta del dinero K”.
Pero la adrenalina de la velocidad experimentada por los magistrados parece haber resultado gratificante, así que no terminaron allí. Al día siguiente, el juez Julián Ercolini arrancó la mañana ordenando allanar el domicilio de Jorge Abello.
Abello es asesor parlamentario pero, sobre todo, es el testigo que inauguró la llamada “pista Milman” en la causa que investiga el atentado contra la vida de la Vicepresidenta el 1 de septiembre de 2022 perpetrado por Fernando Sabag Montiel, quien gatilló a la cabeza de la funcionaria sin lograr que el tiro saliera.
En su declaración del 23 de septiembre de ese año ante el juzgado de María Eugenia Capuchetti, que lleva la causa, Abello aseguró bajo juramento haber escuchado decir al diputado de Juntos por el Cambio y exjefe de campaña de Patricia Bullrich, Gerardo Milman, decir, dos días antes del atentado: “cuando la maten yo estoy camino a la Costa”.
El asesor del bloque de Diputados de Unión por la Patria y colaborador del diputado Marcos Cleri se presentó por voluntad propia en el juzgado que investiga el intento de magnicidio y declaró que el 30 de agosto había oído decir esas palabras a Milman en el bar Casablanca que se encuentra en la esquina de Congreso. El diputado cambiemita se encontraba sentado en una mesa cercana a Abello junto a dos mujeres a las que les había dicho esa frase.
El juez Ercolini allanó al testigo que denunció a Milman, Jorge Abello, en una investigación por falso testimonio.
Me parece de una gravedad casi sin antecedentes, a pesar de que antecedentes de gravedad no faltan en Comodoro Py.
En lo que sigue explico por qué👇— Marcos Aldazabal (@MarcosAldazaba1) November 30, 2023
Luego de eso, Milman denunció a Abello por falso testimonio, alegando nunca haber pronunciado esa frase. Capuchetti mandó la causa a sorteo y recayó en el juzgado de Ercolini, quien ordenó el allanamiento de la casa del testigo. Pero, ¿hay algo que avale que el asesor mintió? En realidad, todo lo contrario.
El testimonio de Abello
En un hilo de X (ex Twitter), el representante legal de Cristina Fernández en la causa de intento de magnicidio, Marcos Aldazabal, explicó que “todo lo comprobable de lo que relató Abello se constató”.
En efecto, Milman y sus asesoras estaban ese día en Casablanca, sentados donde el testigo dijo, y él estaba sentado a corta distancia, como lo prueban las cámaras de seguridad del bar. También es verdad que el exjefe de campaña de Bullrich viajó a Pinamar (“la costa”) al día siguiente, el 31 de agosto, donde permanecía cuando ocurrió el atentado contra la Vicepresidenta.
Por otro lado, tanto Milman como las dos mujeres que lo acompañaban, sus asesoras Ivana Bohdziewicz y Carolina Gómez Mónaco, incurrieron en actitudes que los comprometen todavía más. En principio, ambas negaron estar allí ese día, hecho del que se retractaron cuando aparecieron las imágenes de las cámaras.
Luego, una de las asesoras “contó que, cuando comenzó a ser investigado, Milman las convocó a las oficinas de Bullrich para borrar el contenido de sus celulares de forma que no pueda ser accesible si la justicia los secuestraba”, recordó Aldazabal.
Más información: Milman, en todo estás vos
Y agregó: “Milman entregó un celular a la justicia ‘voluntariamente’: descubrimos que es un celular que no existía al momento del atentado, que era el lapso en el que era relevante conocer el contenido. Dijo que el celular que tenía en ese momento ‘lo perdió en una mudanza’”.
Además, luego del atentado, ese mismo 1 de septiembre a las 22.36, Abello recordó la conversación oída días antes y le escribió un mensaje a Cleri que también aportó a la causa. En él se puede leer: “Marcos, ayer cuando salí de tu oficina fui con mi cuñado a comer a Casablanca. Al lado mío estaba Milmann (sic) con dos pibas y graciosamente decía cuando la maten yo estoy camino a la costa. Y se mataban de risa. Están las cámaras que no me dejan mentir. Créeme estoy temblando”.
Para Aldazabal, el allanamiento no es otra cosa que “un lindo mensaje mafioso para disuadir a quien quiera aportar algo a la causa”.
La Justicia inmóvil
Gerardo Milman —que tiene causas por malversación de fondos, defraudación, enriquecimiento ilícito y lavado de dinero— nunca fue allanado. Pese a que las sospechas sobre su implicación en el atentado van más lejos que el testimonio de Abello.
Dos semanas antes de que Sabag Montiel gatillara a la cabeza de la Vicepresidenta, el diputado del PRO había presentado un proyecto donde le preguntaba al Poder Ejecutivo si se habían medidas de seguridad frente a supuestos ataques verbales contra “periodistas independientes y amenazas a jueces y fiscales”.
Luego afirmaba: “No vaya a ser que algún vanguardista iluminado pretenda favorecer el clima de violencia que se está armando, con un falso ataque a la figura de Cristina, para victimizarla, sacarla de entre las cuerdas judiciales en las que se halla y no puede salir, y recrear un nuevo 17 de octubre que la reivindique ante sus seguidores”. También pedía información sobre la custodia de CFK. Retiró el pedido sin explicación.
En septiembre de este año, Brenda Uliarte, novia de Sabag Montiel y una de las detenidas por la causa, presentó un escrito donde pedía ampliar su declaración y afirmaba: “Yo nunca vi a Milman, pero decían que le pagaba a varias personas para que participaran en manifestaciones y con ello generar disturbios y violencia alrededor de la residencia de Cristina Kirchner”. El escrito se incorporó a la causa pero los tiempos judiciales fueron otros: aún no se hizo nada con él.
Ilustración: Marcelo Spotti