Redacción Canal Abierto | Hace unos días, el Consejo Federal Pesquero decidió por unanimidad denegar el permiso y prohibir la expedición de investigación del velero científico Witness, perteneciente al Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), en el Mar Argentino. Su argumento es que el barco podía generar “ruido ambiente” que afectara “directamente los datos sísmicos adquiridos” por el buque BGP Prospector, de la petrolera noruega Equinor, que está trabajando en la zona. La disposición se vuelve insólita cuando se toma dimensión de lo que está haciendo el barco nórdico.
La exploración sísmica, que se utiliza para detectar en suelo marino la presencia de gas y petróleo, consiste en disparos con cañones de aire comprimido submarinos que viajan por la columna de agua hasta el lecho del mar donde rebotan. Luego, un sensor capta las ondas sonoras para construir mapas que aporten datos sobre dónde hay posibles reservas.
Un cañón puede generar entre 215 y 260 decibeles (un avión despegando produce 150 decibeles, un transbordador espacial, 180), y el ruido que genera puede alcanzar los 300.000 kilómetros cuadrados. Es por eso que la organización internacional Greenpeace ha llamado a esta actividad “bombardeo acústico”. Este sonido es el segundo mayor contribuyente de ruido subacuático detrás de las pruebas nucleares y militares.
“Es el mundo al revés. Un pequeño velero con científicos de un lugar muy prestigioso como es el Instituto de Conservación de Ballenas, reconocido en todo el mundo, al que le prohíben estudiar las ballenas para no molestar a la actividad petrolera. Es como sacar árboles para que no les consuman agua a las mineras, así de burdo es lo que están proponiendo”, explica el abogado ambientalista Enrique Viale en diálogo con Canal Abierto.
¿Cómo llegamos hasta aquí?
Para entender la situación hay que remontarse un poco hacia atrás.
Hace poco más de un mes, un barco del gigante noruego Equinor, el BGP Prospector, comenzó la exploración sísmica en la Cuenca Norte del Mar Argentino en busca de reservas de gas y petróleo.
Lo hizo pese al rechazo de la sociedad marplatense, que se movilizó el 4 de enero de 2022 —en lo que dio en llamarse el Atlanticazo— e impulsó un amparo colectivo para impedir la exploración petrolera offshore en las cercanías de la costa de esa ciudad balnearia que el titular del Ministerio de Ambiente, Juan Cabandié, había habilitado. El amparo fue apelado reiteradamente por el Gobierno y Equinor; y el Atlanticazo, repitiéndose el 4 de cada mes.
Pero el 5 de diciembre del año pasado la Cámara de Apelaciones de la ciudad de Mar del Plata dio marcha atrás con la medida, y permitió la exploración sísmica de la empresa noruega, junto a Shell e YPF, sobre una superficie de 15.000 kilómetros cuadrados de la Costa Atlántica.
Sin embargo, según recuerda Viale, cuando se levantó la medida cautelar, la Cámara Federal de Mar del Plata lo hizo bajo la premisa de que habría “muchos controles”. “Los alentaba y avisaba que si había algo fuera de norma, se iba a estudiar de nuevo la medida cautelar. Eso es lo que estamos analizando para ir por la vía legal”, sostiene el abogado.
Las consecuencias
En un comunicado de hoy, Greenpeace —organismo que realizó un informe exhaustivo sobre las incidencias de las operaciones petroleras offshore en el mundo— junto con el ICB, compuesto por científicos del CONICET y universidades nacionales, lanzaron un comunicado donde “lamentan la decisión de denegar el permiso para realizar actividades de investigación científica a bordo de la embarcación Witness”. En especial, consideran que se ha perdido una gran oportunidad para profundizar el conocimiento acerca de la ballena franca austral, que es un Monumento Natural Nacional de nuestro país.
El Programa Ballena Franca Austral —que estudia el comportamiento, la alimentación y los niveles hormonales de las ballenas francas australes en un área clave de alimentación dentro del Mar Argentino— comenzó en 1971 y es actualmente el estudio más extenso del mundo realizado sobre una especie de ballena.
Según explican, las actividades que realizaría el Witness tenían como objetivo principal “describir el comportamiento de las ballenas en una región de alimentación previamente no investigada, foto-identificar individuos y compararlos con los individuos conocidos de Península Valdés, y recolectar información sobre la biología de esta especie emblemática del Mar Argentino. Sus resultados contribuirían con datos para responder interrogantes tales como ¿qué ocurriría si la actividad humana interfiriera en el normal uso de las áreas de alimentación? ¿Existe la posibilidad de desplazamiento hacia zonas con menor disponibilidad de presas? ¿Podría esto desencadenar problemas como desnutrición, estrés, disminución en la reproducción y aumento en la mortalidad?”.
Para Viale, es justamente por la posibilidad de responder esos interrogantes que el Consejo Federal Pesquero impidió la exploración que intentaba el velero científico: “Esto lo que hace es evitar el monitoreo, ¿qué están escondiendo? Que saben que este tipo de actividad genera un impacto en las ballenas, en muchos casos irreversible, y que el velero lo iba a monitorear y poner en evidencia científicamente. La ballena franca austral es Monumento Natural y no sólo hay ballenas allí, sino todo tipo de fauna marina que se ve afectada por estas actividades de exploración sísmica. Entonces prohíben la actividad de control como una especie de metaverdad para que el daño no exista”.
Luego agrega: “Estamos en un momento, a pocos días de que asuma un nuevo presidente con las características que tiene, que pareciera que no se puede hablar de estas cosas. Javier Milei no sólo niega el cambio climático y habla de privatizar las ballenas, sino que su gobierno considera al ambientalismo como un enemigo. Y eso es muy peligroso en América Latina, que es la región donde más defensores y defensoras ambientales asesinan. Al ponernos ese mote de enemigos habilitan violencia contra quienes defienden los territorios, no sólo de las fuerzas represivas del Estado, que no es menor, sino de muchas segundas líneas. Eso nos preocupa muchísimo”.