Redacción Canal Abierto | A partir del libro Está entre nosotros. ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la exrtema derecha que no vimos venir?, su co-autor y coordinador, el antropólogo y sociólogo Pablo Semán dialogó con Canal Abierto sobre el fenómeno político suscitado en torno a la figura del actual presidente.
A lo largo de cuatro capítulos, el objeto de estudio se aborda desde distintas perspectivas: Sergio Morresi y Martín Vicente hacen un recorrido por la historia de la derecha partidaria en nuestro país, Melina Vázquez presenta a la juventud militante de la derecha, Ezequiel Saferstein aborda la conformación de una cultura de derecha y el propio Semán junto a Nicolás Welschinger se meten en la cuestión desde el trabajo de campo.
En la introducción, Semán pregunta “¿cómo fue posible la emergencia de esta fuerza que sorprende, muchas veces, indebidamente?”. Consultado sobre por qué sería indebida esa sorpresa, el investigador respondió que “gente que dijera que eso podía pasar, estaba. Y los hechos estaban antes que la gente que los iluminase y los abriese. Entonces, a mí me parece que más que una imposibilidad de ver, hubo directamente una negación a ver que eso podía estar pasando, cuando por otro lado era una de las consecuencias posibles de cómo se estaba actuando políticamente, al menos desde 2011. O desde antes: cuando el kirchnerismo decide negar la inflación en lugar de hacer política antiinflacionaria es cuando uno empieza a decidir que se te va bien todo en contra”.
Ante la pregunta de por qué ese descontento fue capitalizado por la derecha y no por otras opciones opositoras pero por izquierda, Semán planteó que “la moneda está mucho menos en el aire que lo que se cree. No pasa que la gente que está disconforme va a una ventanilla de atención de los disconformes y tenés dos opciones: izquierda o derecha. La gente ya está en ese camino, y desde hace mucho tiempo. De hecho se planteó un poco esa discusión en la elección de 2021, cuando el kirchnerismo saca la conclusión -que vaya a saber de dónde la saca- de que no había un proceso de derechización en curso”.
Milei fue una promesa que ilusionó a la mayoría del electorado que depositó su confianza en él en la segunda vuelta, cuando se hizo con la Presidencia de la Nación. Ahora, esos mismos votantes viven en un país signado por sus políticas. Semán contó que sigue haciendo trabajos de campo y avizoró cuatro escenarios posibles respecto a esas personas.
“Yo creo que de la misma manera que se intentó negar lo que era evidente que podía pasar, ahora se intenta negar que hay un compromiso muy fuerte de los votantes de Milei con Milei”, planteó.
“Una posibilidad es que aparezca el votante arrepentido típico, que es el ideal de la actual oposición, que no quería enterarse que iba a perder, no quiere enterarse que perdió y entonces quiere cancelar en el tiempo el episodio Milei y que todo vuelva a ser como era antes. Pero eso no va a pasar. Puede haber un porcentaje de arrepentidos, incluso alto. Un cuarto de los votante, que sería muchísimo. Igual, el campo político no va a volver a ser lo que era”, describe.
Y explicó que “hay otras tres posibilidades: una es que hay gente que está muy identificada con el programa de Milei y que no necesariamente va a ver en el eventual fracaso de Milei, la perspectiva de Milei. Por ahí creen que necesitamos más de Milei, que lo dejen gobernar”.
“Otro destino posible, que sería el tercero, es que planteen la necesidad de alguien más fuerte, más radical que Milei. Algo como lo que pasó en el pasaje de Macri a Milei. Nadie se arrepiente de haber votado a Macri por sus ideas, sino de la implementación. Entonces pueden pensar que Milei es tibio o que la fuerza política no alcance, entonces hay que darle más fuerza para cumplir el programa”, prosiguió.
“La última posibilidad -agregó- son decepciones que van a terminar en una cosa de mucho retraimiento, de mucha anomia y de violencia. Porque la ligazón de la política y la sociedad es muy débil, entonces ahí hay lugares de la sociedad argentina donde nadie tiene un vínculo con la política de representación, sino más bien de uso de la política. Entonces pueden pasar esas otras tres cosas que tienen que ver con que el campo político quedó transformado”.
Semán contó: “Cuando nosotros escribimos el libro ni nos preocupaba si Milei iba a ganar o no. Lo que nos preocupaba era que el campo político va a estar definitivamente transformado”.
Y señaló que “lo que es una tarea del progresismo, de la oposición, es entender, entre otras cosas, esa transformación. Hay que tomar nota de esa transformación y entender que a ese pueblo que emergió, salvo que vos pretendas seguir siendo el 46%, tenés que encontrar una forma de hablarle que no sea decirle `ustedes son unos estúpidos, tienen que arrepentirse de lo que hicieron´”.
“Lo cual es obvio, pero estamos tan alienados en una serie de conceptualizaciones tipo `batalla cultural´ que uno cree que insultar al votante de la oposición que te tiene que votar a vos, es una tarea productiva. Un problema de una socialización política brutal que tuvo el progresismo que se autoriza y cree que es productivo insultar a los que no los votan, incluso siendo minorías”, concluyó.
Entrevista: Manuel Rodríguez