Redacción Canal Abierto | El 15 de marzo de 2004 Diego Duarte, de 15 años, ingresó al relleno sanitario del CEAMSE de José León Suárez con su hermano Federico para intentar recuperar algo de valor de la montaña de basura y zapatillas para comenzar la escuela.
Vivían frente al organismo estatal encargado de la disposición final de los residuos, en Costa Esperanza, por aquellos años un pequeño asentamiento que se sumaba a un cordón de barrios populares que bordea el Río Reconquista en el fondo del partido de San Martín y que todos conocen como el Área Reconquista.
Cuando cayó la noche e intentaban salir, los adolescentes fueron descubiertos por policías que quisieron detenerlos entre amenazas e insultos. Se escondieron entre las montañas de deshechos y, como respuesta, los dos agentes ordenaron que se enciendan las máquinas que terminaron sepultando a Diego bajo toneladas de desperdicios.
Como sucedió con los fusilamientos de José León Suárez de 1956 narrados por Rodolfo Walsh en el célebre libro Operación Masacre, uno de ellos sobrevivió para que el mundo conozca la verdadera historia.
Durante estos 20 años la figura de Diego Duarte se convirtió en símbolo de lucha para ese territorio signado por la pobreza y la exclusión, para sus muchas y muy diversas organizaciones sociales e instituciones. Sin embargo, la causa judicial nunca llegó a nada.
A partir de ese momento, por ejemplo, CEAMSE empezó a otorgar plantas sociales de recuperación de materiales a los distintos grupos de personas que ingresaban a buscarse la vida en la quema. Hoy, en el Reciparque, como lo llaman, funcionan diez galpones de reciclado que dan trabajo a cerca de mil personas.
Además, el municipio declaró el 15 de marzo como el Día del Recuperador y la Recuperadora, imprime cuadernillos con su historia para repartir en los colegios y acompaña algunas iniciativas de su familia. La Universidad Nacional de San Martín también despliega diversos programas educativos vinculados, y la Escuela Secundaria de la UNSAM llevará el nombre de Diego Duarte.
Su hermana, Alicia, que a partir de sus luchas por memoria y justicia se constituyó en una valorada referente territorial, fundó y sostiene un centro comunitario y una asociación civil que realiza tanto las tareas barriales más elementales como un proyecto laboral que la llevó a asociarse con el afamado y reconocido internacionalmente Martín Churba, uno de los diseñadores de indumentaria más importantes del país.
En esta charla en Canal Abierto, la mujer habla de todo eso y de las actividades conmemorativas que se realizarán durante todo el mes de marzo.
El acto central será hoy mismo, en Casa de Elena y Salvador, en Gorriti 4301, José León Suarez.
“Fueron duros estos 20 años pero estamos de pie para seguir luchando. Diego es un desaparecido más en democracia”, comienza denunciando Alicia.
“Para los medios de comunicación no garpa la historia de Diego –lanza convencida-, porque es un pibe de un barrio carenciado. Cuando desparece Diego también estaba la muerte de Axel Blumberg, que en los medios tuvo mucha relevancia y lo de Diego no”.
Sobre la causa judicial, detalla: “Está archivada, hicimos un pedido de declaración de los policías, volvió a declarar Federico, mi hermano, que estuvo esa noche, se agregó otro testigo que estuvo en el lugar del hecho, pedimos al fiscal que revea toda la causa pero no accedimos a ninguna respuesta, los policías siguen sin estar imputados. Está muy metida la policía y mucha responsabilidad política”.
“Hay mucha plata en juego, en el sector donde Diego desaparece está involucrada la política, entonces la causa nunca puede avanzar. El fiscal me decía que era presionado para archivar la causa, desde el CEAMSE, que es la caja negra del Estado”, grita, con su voz suave, bajita y dulce.
“Aunque duele decirlo, la muerte de Diego no era importante para la sociedad, piensan que un chico del barrio no va a estudiar, se va a drogar, va a robar y terminar en la cárcel”, lamenta.
Sobre la presencia a pesar de la ausencia, Alicia reconoce: “Me da mucha fuerza, por todos estos años que vengo luchando, porque podría haber decidido quedarme en mi casa, pero un día me levanté y dije que iba a seguir luchando por los demás diegos, y que sea estandarte de todos los cirujas que no tienen nombre”.
“Un hecho de justicia muy grande ha hecho el territorio con la memoria de Diego, si bien la Justicia que nos debería dar las respuestas nunca nos las dio, tenemos un gran sector de la población que dice ‘Diego está presente’”, subraya.
“Aunque duele decirlo, la muerte de Diego no era importante para la sociedad, piensan que un chico del barrio no va a estudiar, se va a drogar, va a robar y terminar en la cárcel”.
Telas recuperadas
Sobre el taller de costura y las iniciativas conjuntas con Martín Churba, Alicia cuenta que el destacado hombre de la moda “un día llegó al barrio y le conmovió la historia de Diego”.
“Nos preguntó qué queríamos hacer –continúa recordando-, nos había conseguido las telas, nos dijo ‘vayan a hacer su mejor cartera cada una’, nos capacitó y nos enseñó diseño, pudimos vender nuestras carteras en su local. Hoy hacemos textil pero incorporamos los reciclados, por el lugar donde vivimos, enfrente de un basural, entonces hacemos algo para contribuir con el medioambiente también”.
“Nosotros éramos recuperadores informales, hoy hay mas trabajadores recicladores formales, Diego reciclaba nylon, cartón, cobre, lo que sea, y nosotros también tratamos de recuperar todo lo que se pueda y tenemos una articulación con Ambiente del municipio, tratamos todos los materiales que podamos tener al alcance”.
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Entrevista: Leo Vázquez