Redacción Canal Abierto | El papelón protagonizado esta semana por Luis “Toto” Caputo y Javier Milei al citar las estadísticas de un falso bot de X (ex Twitter) puede leerse como un síntoma de coyuntura: los indicadores reales de la economía argentina son tan malos que no conviene citarlos.
Crecimiento económico
En su informe de enero sobre Perspectivas económicas mundiales, el Banco Mundial (BM) vaticinó un crecimiento para la región de América Latina y el Caribe del 2,3%, que había experimentado una significativa desaceleración económica en 2023 pese a los buenos desempeños de Brasil y México. Sin embargo, el organismo debió rever sus vaticinios, y en el informe de abril recalcuó que Latinoamérica sólo crecerá 1,6% en 2024, sobre todo gracias al ancla que representa Argentina.
“Si sacamos a Argentina de la mezcla, regresaremos a un estimado de alrededor del 2,2%”, dijo en conferencia de prensa el economista jefe para la región del Banco Mundial, William Maloney.
Según el BM, las únicas economías del continente que no crecerán este año son las de Haití, con una caída proyectada de -1,8%, y la de Argentina, que caerá un -2,8%.
Licuación del salario
En el mismo sentido, el índice de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) —que se calcula en base al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y promedia los sueldos percibidos por los trabajadores en relación de dependencia— está en su mínimo histórico.
Al mismo nivel que “en 2002 tras la caída de la convertibilidad”, señala la CGT en su cuenta oficial de X.
La cifra del sueldo promedio del RIPTE, para febrero de 2024, está en $619.007. Para ese mes (último dato disponible), la Canasta Básica Total del INDEC, que fija la línea de pobreza, estaba en $690.902 para una familia tipo.
En sólo dos meses, el salario promedio de la economía perdió, según un informe publicado por el Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE), un 20% de su poder de compra, una caída similar a la que tuvo durante los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri (22%). “En otras palabras, respecto al final del gobierno de Alberto Fernández, cada trabajador está ‘trabajando gratis’ un día hábil todas las semanas”, ejemplifican los economistas del instituto.
El superávit que no es
En enero, el gobierno de Javier Milei celebró con bombos y platillos haber logrado un superávit financiero por primera vez desde 2012. No se había acabado aún la espuma de los pomos cuando un informe elaborado por la sociedad de bolsa Portfolio Personal Inversiones (PPI) estableció que el tan mentado saldo favorable se hizo en un 44,5% a expensas del poder adquisitivo de las jubilaciones y pensiones. Pocos días después, otro informe, esta vez del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), aseguraba que el logro es, en el corto plazo, “insostenible”.
A esos números ahora se le suma otro, que vaticina que el festejo del Presidente y su ministro de Economía no volverá a repetirse. El resultado positivo fiscal obtenido en el primer bimestre de 2024 fue de unos $ 856.520 millones. Pero, en el mismo período fiscal, el Gobierno dejó de pagar subsidios a la energía eléctrica por $ 827.069 millones.
Según la consultora Geres, la deuda entre el Estado nacional, a través de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), y las empresas energéticas creció mucho al comienzo de este año cuando la gestión Milei dejó de pagar los subsidios.
La deuda ya se venía acumulando desde 2022 y en lo que va del año sumó casi $ 500.000 millones. De acuerdo a la consultora, el total de la deuda es de unos US$ 1.300 millones de energía eléctrica y otros US$ 900 millones por el gas natural, es decir unos US$ 2.200 millones, casi $ 2 billones de pesos.
Según publicó el portal EconoJournal, esta deuda —que incluye a las generadoras eléctricas, las petroleras que producen gas natural y la empresa pública Energía Argentina (Enarsa)— está haciendo que el ministro Caputo analice emitir un bono para saldarla a mediano plazo. Una deuda más, como está acostumbrado a contraer a lo largo de sus gestiones al frente de las finanzas argentinas.