Redacción Canal Abierto | Dos noticias. Una buena y una mala. La buena: el Gobierno incumplirá su promesa de campaña de cerrar el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas. La mala: nombró a su frente a Claudio Avruj.
Avruj tiene un pasado como militante dentro de la colectividad judía. El cénit en ese ámbito llegó en 1997, cuando el presidente de Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) Rubén Beraja lo promovió como su mano derecha en la institución. Beraja sería luego acusado por haber participado del encubrimiento del atentado a la AMIA, intentando dirigir la investigación a la pista iraní.
El mentor de Avruj también estuvo procesado y detenido por la quiebra del Banco Mayo, ocurrida a fines de la década del 90. A fines de 2023, pasado el balotaje que depositó a Javier Milei en la Casa Rosada, la Corte Suprema confirmó el sobreseimiento de todos los acusados.
Avruj dio el salto a la política partidaria en 2007. Cuando Mauricio Macri asumió como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, recaló en la Dirección General de Relaciones Institucionales, a la que llegó de la mano de Marcos Peña, de quien había sido asesor cuando éste fue legislador de la Ciudad.
En 2010, Macri eligió al comisario de la Federal Jorge «el Fino» Palacios, para que estuviera al frente de la Policía Metropolitana. Familiares de las víctimas del atentado a la AMIA señalaron que ese nombre estaba ligado a las causas de encubrimiento.
Esta situación disparó otra: Sergio Burstein, integrante de la asociación de familiares de víctimas 18 de julio denunció ser víctima de tareas de espionaje ilegal, que vinculó con su oposición al nombramiento de Palacios. En la causa que investigó este hecho, Burstein aseguró que ante su consulta, Avruj le negó que Palacios fuera a ser nombrado. El funcionario tuvo que admitir que no había sido sincero con Burstein.
Lejos de recibir algún tipo de represalia, en el segundo mandato de Macri en la Ciudad Avruj fue nombrado Subsecretario de Derechos Humanos. Entonces fue acusado de dirigir la publicidad a medios de los que formaba parte, como la revista Vis A Vis, que compartía con Guillermo Yanco, marido de Patricia Bullrich.
Con el traslado de Macri al gobierno nacional, Avruj hizo lo propio y quedó al frente de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Desde allí, lejos de impulsar las querellas por los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar, abogó por algún tipo de reconocimiento para familiares de las víctimas de las organizaciones armadas.
A poco tiempo de asumir estalló a nivel mundial el escándalo de los Panamá Papers. Se trató de la filtración de datos de empresas fantasmas radicadas en el país centroamericano y que se usaban para la evasión impositiva y el lavado de dinero. Entre los nombres del gabinete nacional estaba el de Claudio Avruj. Figuraba como presidente de la sociedad anónima Kalushy, en la que como tesorera figuraba su esposa, Elisa Virginia Alfie.
Durante el gobierno de Macri sucedieron dos hechos sobre los que vale poner la lupa ante este nuevo nombramiento: los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, ambos ocurridos en el marco de reclamos de territorios por parte de comunidades originarias.
El entonces funcionario nacional no hizo absolutamente nada. Este medio se comunicó con abogados de la querella en la causa por el asesinato de Nahuel y respondieron no tener ningún tipo de recuerdo del accionar en el caso. Viendo lo que sí hicieron otros compañeros suyos de gabinete, quizá hasta sea una virtud.
Quien sí tiene presente a Avruj en su caso es Sergio, hermano de Santiago Maldonado. “Desde el primer momento negó que Santiago hubiera estado en Cushamen. Después quiso tener contacto con nosotros, pero yo me negué porque la verdad es que juntarme con un secretario de Derechos Humanos que dijo eso no tenía sentido”, contó ante la consulta de Canal Abierto. También recordó que “se negó al ingreso de un grupo de expertos independientes de la ONU”.
En 2020, ya fuera de la función pública volvió a ser iluminado por las marquesinas de los medios entonces opositores. Fue a raíz de declaraciones en las que sindicó a Ramón Carrillo, primer ministro de Salud de la Nación, como nazi.
Con motivo del anuncio de la salida del entonces nuevo billete de 2.000 pesos con la imagen del sanitarista y de Cecilia Grierson, Avruj publicó una nota en la que afirmó que “de Ramón Carrillo, más allá de su formación médica, es también conocida su admiración al régimen de Hitler, su adscripción de la eugenesia, la defensa del concepto de una raza fuerte y un pueblo sano, llamando a la ‘raza blanca’ para revertir el suicidio argentino por el aumento de la natalidad entre los seres de ‘menor valor social’. Investigaciones académicas e históricas, como así también artículos de prensa, dan cuenta de ello”.
Cuando fue consultado por descendientes de Carrillo –uno de ellos funcionario de Larreta- adujo que sacó la información de un documental, pero que no lo había podido chequear y se limitó a un tibio pedido de disculpas.