Redacción Canal Abierto | Con 19 despidos más en Bahía Blanca, la cadena de supermercados Changomás ya despidió en los últimos días al menos a 150 trabajadores de ocho sucursales de todo el país.
La cadena —propiedad del colombiano nacionalizado argentino, ex diputado y ex candidato a gobernador bonaerense, Francisco De Narváez— atribuye las cesantías a la caída de las ventas y, según denunció Alejandro Olea, secretario gremial de la Asociación Empleados de Comercio (AEC) de Bahía, el plan de reestructuración de la empresa a nivel nacional incluye el despido de entre el 10 y el 20% del personal de cada supermercado.
Se trata sólo de un botón de muestra: las cesantías se suman a las que vienen realizando las industrias y otras cadenas de supermercados, como Jumbo y Diarco.
Fate, una de las tres fábricas que producen neumáticos en la Argentina, había anunciado hace unos días que despedirá a 97 empleados. Acindar, por su parte —propiedad del grupo indio Arcelor Mittal—, paralizó su planta de Villa Constitución, Santa Fe, por segunda vez en el año por el derrumbe en las ventas y cesanteó a más de 3.000 operarios.
PepsiCo despidió a principios de mayo a 36 de sus 400 trabajadores de su planta del Parque Industrial General Savio de Mar del Plata, y la automotriz General Motors abrió los retiros voluntarios en su planta de Alvear, Santa Fe. Lo mismo ocurrió con Toyota y Renault.
“Consecuencias deseadas”
Según cálculos del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), durante el primer trimestre del año se perdieron 62.920 empleos en el sector privado. Los sectores con mayor caída fueron construcción (-46.249 puestos de trabajo) e industria (-5.520). Otros sectores como el comercio, la hotelería y gastronomía, el transporte, el almacenamiento y las comunicaciones también han comenzado a presentar retrocesos en el empleo.
En el sector público, desde la asunción del nuevo gobierno, se destruyeron 21.393 puestos, y se siguen sumando.
Fuera de esos números, elaborados en base a datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), la evolución del empleo es todavía difícil de cuantificar ya que la última información oficial disponible data del cuarto trimestre de 2023. Sin embargo, la caída de la construcción y la industria manufacturera (que en marzo tuvieron retrocesos mensuales del 14,2% y 6,3%, respectivamente) indican que el empleo, que ya muestra un deterioro creciente desde agosto de 2023, no tiene vías de mejorar en lo que resta del año.
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Un estudio reciente elaborado por analistas del Instituto de Estudios y Formación (IEF), que depende de la CTA Autónoma e integra CLACSO, afirma que, por el contrario a lo que podría suponerse, la caída de la actividad y la pérdida de puestos de trabajo son “consecuencias deseadas de la política oficial”.
“Desde su perspectiva, estas medidas son necesarias para contener la inflación y para debilitar la capacidad de acción colectiva de los trabajadores y las organizaciones sindicales”, señala el informe.
Y asegura que la situación más crítica es la de las trabajadoras de casas particulares, “único grupo que no recuperó ningún puesto de trabajo luego de la salida de la pandemia, y mes a mes sigue perforando los mínimos de los últimos años”.
La peor caída desde 2012
Luego afirman: “Considerando el agregado de los tres grandes grupos de asalariados registrados (sector privado, público y casas particulares), es posible afirmar que en tan solo tres meses (diciembre a febrero) perdieron su puesto 90.216 trabajadores, la peor variación trimestral desde que el Ministerio de Trabajo comenzó a publicar los datos completos del SIPA en 2012, a excepción de los primeros meses de la pandemia”.
En algunas actividades, los representantes sindicales e incluso algunas cámaras patronales han denunciado que hay decenas de miles de puestos de trabajo en riesgo.
Asimismo, desde el IEF-CTA advierten que este retroceso en el empleo “será uno de los ejes de los debates públicos y de la conflictividad social en los próximos meses”.
Ilustración: Marcelo Spotti