Redacción Canal Abierto |El 3 de noviembre de 1960 se estrenó en las salas de Buenos Aires Las Furias, ópera prima de Vlasta Lah. Protagonizada por Mecha Ortiz, Olga Zubarry, Aída Luz, Alba Mujica y Elsa Daniel, fue la primer película argentina sonora dirigida por una mujer. Su vida y obra ven la luz en Por ser mujer, biografía escrita por Candela Vey y Martín Miguel Pereira.
El libro fue editado por Ediciones del Camino y será presentado mañana a las 18 en la sede de la asociación Directores Argentinos Cinematográficos (Vera 559, CABA) con moderación de la investigadora y difusora cultural Cynthia Sabat. La actividad es organizada por el área de Género del DAC. El 24 de agosto tendrá su presentación en el Espacio INCAA Cine Sélect (50 entre 6 y 7, La Plata).
En diálogo con Canal Abierto, Vey contó que comenzó la búsqueda en 2015. “Yo estaba estudiando en la Facultad de Filosofía y Letras en la UBA y tenía que hacer un trabajo de investigación. Creo que impulsada un poco por todos los movimientos feministas de ese momento, me interesó empezar a hacer un relevamiento de las mujeres en el cine, sobre todo en la realización. Yo soy realizadora, así que me interesaba ese rol específico”, señaló.
“Todos conocemos a Maria Luisa Bemberg como la primera que tuvo una carrera de éxito y había algunas directoras que conocía, de nombre, de la época del cine mudo. Estamos hablando entre la década del 10 y la del 20. Después de eso, el primer nombre que me aparece como primera realizadora es el de Vlasta Lah. Y recién en 1960, o sea que son 40 años después de las que realizaban películas en el cine mudo. Ya me llamó la atención que haya tardado tanto una mujer en dirigir una película sonora en Argentina. Sabemos que el cine sonoro es de la década del 30, que hubo realizadoras en Latinoamérica en la década del 30 y el 40 haciendo películas, pero no acá en Argentina”, agrega la autora.
Lah había nacido en 1913 en Pula, ciudad que pertenecía a lo que entonces era el Imperio Austrohúngaro. Finalizada la primera guerra mundial, y con el nombre de Pola, pasó a formar parte del Reino de Italia. Allí estudió cine junto a su hermana. En período de estudio conoció a Catrano Catrani, con quien se casaría y vendría a nuestro país en 1938.
La carrera profesional de Lah se iniciaría en los Estudios San Miguel, donde fue asistente de dirección y llegó a dirigir algunos cortos publicitarios. En un momento en que las muejres detrás de cámara no abundaban, demoraría más de dos décadas en indicar “¡acción!”, a diferencia de Catrani, cuyo debut, En el último piso, data de 1942.
“Ellos se conocen estudiando cine y enseguida él se convierte en director y hace su primer película el año 42, y Vlasta recién 18 años después. Ella había venido trabajando en la industria siendo asistente de dirección de los principales directores del cine argentino. Estamos hablando de Hugo el Carril, Mario Soficci o de Homero Manzi. O sea, todos los directores de lo que conocemos como el cine clásico argentino”, señala Vey.
“Su vida -agrega- fue muy movilizada y ajetreada. Y de mucha curiosidad. Siendo mujer y teniendo todo en contra, igual ella estaba muy preparada”.
En Las furias, Lah muestra muy buena destreza para crear un clima opresivo en el que vive el grupo familiar en una casona. Los nombres no se conocen, el hombre es un personaje tácito y las mujeres son presentadas en función de su relación con él. Su estreno se produce unos años antes de la irrupción de los movimientos de igualdad de derechos entre mujeres y hombres.
“Capaz que no podemos hablar de feminismo particularmente, pero ella en los 50 forma parte de lo que sería el Movimiento Peronista Femenino. También crea una escuela de cine. Estamos hablando del año 53, así que ya tenía esta impronta que quizá podríamos llamar proto feminista. En los 60 recién empezaban a aparecer algunas olas, pero no acá en Argentina, sino en otros lugares del mundo”, apunta Vey.
Y señala: “Yo creo que ella ya tenía esta intencionalidad o esta perspectiva de género muy marcada. Había sido una mujer independiente en la Italia fascista, estudiando cine, queriendo ser directora desde muy chiquita. Por eso creo que estaba atravesada por ese pensamiento aunque quizás no se pronuncia en la película Las furias. Pero en Las modelos sí se pronuncia: un personaje le dice a otro que ella es feminista y que cree la igualdad de los sexos. O sea, la protagonista de su segunda película dice eso. Y eso es la visión de la directora”.
“Al mismo tiempo están desdibujados estos hombres. Por eso es más llamativo todavía que, si bien parece una disputa de ver quién se queda con estos dos hombres, ellas se terminan yendo todas juntas. Sería un adelanto de lo que hoy conocemos como sororidad. Y sobre todo que después en Las modelos las protagonistas son mujeres. Hay hombres también, de hecho está Fabio Zerpa, pero son hombres que también están muy desdibujados. Y las mujeres son más de armas tomar y de disputarse esta cuestión de tener un hombre. Pero también porque para las mujeres un poco en esa sociedad todavía tan patriarcal, el fin último era casarse y tener hijos. Por todo eso están atravesados los personajes”, concluye Vey.