Redacción Canal Abierto | Una serie de informes indican que la vulnerabilidad social alcanza a un sector cada vez más amplio de la población en distintas magnitudes. Desde sectores medios que pasan a engrposar la lista de pobres hasta el último trabajo de Unicef que indica que cerca de un millón de niños, niñas y adolescentes se va a dormir cada noche sin haber cenado.
En este sentido aporta Argentina hambrienta. La pobreza y la indigencia en los primeros meses de Milei, elaborado por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas que coordina el economista y presidente du Unidad Popular, Claudio Lozano.
Más pobreza e indigencia
El trabajo del IPyPP compara datos surgidos de la Encuesta Permanente de Hogares que elabora el INDEC del 3º trimestre del año pasado, el último antes de la asunción de Javier Milei, con el 1º de este año, el último del que se dispone información oficial. La primera alerta que se avizora es un incremento de 16,3% de la pobreza, que subió del 38,6% al 54,9%.
Por su parte, la indigencia también vio un salto más importante, al duplicarse del 10% al 20,3%. Un punto que detalla el informe es que “la indigencia se encuentra incluso 10 p.p. por encima de mediados de 2020, en plena cuarentena estricta”.
“El salto en la pobreza provocado durante los primeros meses de la gestión de Javier Milei implica que hay en nuestro país 25,8 millones de personas pobres, casi 7,8 millones más que en el trimestre previo al de su asunción”, explica el trabajo.
Y agrega que “el hambre, por su parte, trepó a un ritmo mucho más acelerado, más que duplicándose en el mismo período: en el 3er trimestre 2023 había en Argentina 4,7 millones de indigentes; seis meses después 4,9 millones de personas más cayeron bajo la línea de indigencia, llegando a un total de 9,5 millones de argentinos y argentinas que no logran alimentarse adecuadamente”.
Los niños, los menos privilegiados
Cuando la población se reduce a la infancia y adolescencia, la pobreza subió del 55% al 70,6%%, de los cuales la indigencia creció del 15,7% al 30,8%. En números absolutos, implica que la pobreza entre este sector subió de 7.302.093 a 9.314.720, una variación de 2.012.627, mientras que la indigencia creció en 1.988.656 casos, de 2.078.820 a 4.067.476.
La era de los trabajadores pobres
Un aspecto que no por ya conocido deja de ser menos grave, es que el trabajo no es ya garantía de estar por encima de la línea de pobreza. Incluso, este cuadro se agravó desde la llegada de Milei a la Casa Rosada.
“El porcentaje de ocupados/as pobres trepó al 44,7% (9,3 millones de trabajadores/as), cayendo bajo la línea de pobreza 3,3 millones detrabajadores más que en el 3er trimestre 2023. La indigencia en este grupo saltó al 13,8% (más que seduplicó) e involucra a 2,8 millones de trabajadores/as”, explica el informe del IPyPP. Este empeoramiento fue más abrupto en el sector formal, cuyos trabajadores más que duplicaron la pobreza (del 13,7% al 29,4%) y cuadruplicaron la indigencia (del 1,2% al 4,8%).
Si se discrimina por tipo de empleo, se ve que “hacia el interior del trabajo asalariado formal, quienes se desempeñan en el sector público han experimentado un empobrecimiento más acelerado (casi triplicando la incidencia de la pobreza hasta llegar al 27,5%). Sin embargo, el aumento de la indigencia fue superior para el ámbito privado y el tercer sector de la economía (cooperativas, ONG´s, y otros) cuyos trabajadores/as, incluso estando registrados, vieron empeorar su situación de ingresos multiplicando la incidencia de la pobreza extrema por cuatro y por ocho, respectivamente”.
Respecto del sector informal, el IPyPP muestra que si bien la pobreza creció en menor medida que en el segmento formal, también lo hizo de manera abrupta, con el agravante de que los niveles de este segmento ya eran excesivamente elevados: en el 1er trimestre 2024 llegaron al 68,8% de pobreza (+21,1 p.p. respecto al3er trimestre 2023) y al 24,7% de indigencia (+12,8 p.p.).
Por otra parte, también se da cuenta de un crecimiento del desempleo creció “producto de la severa crisis económica inducida por el plan de Mile-Caputo”. Así, el porcentaje de desocupados/as bajo la línea de pobreza se disparó al 78,4% (versus 63,9%del 3er trimestre).
En el caso de quienes viven de jubilaciones o pensiones, la pobreza creció un 8,2% (llegando al 28,2%) al tiempo que la indigencia alcanzó al 3,7%.
¿Mala praxis o misión cumplida?
La conclusión del trabajo es que esta situación, lejos de ser un “daño colateral” del programa implementado por el gobierno libertariano, o una marca de que este sea mal ejecutado, es el objetivo del mismo.
“Lejos de ser un efecto indeseado, las medidas adoptadas buscaron inducir una recesión con el objetivo de recomponer las cuentas externas y, posteriormente, mantener a cualquier costo la desaceleración de la inflación. En este marco, se impulsaron políticas directamente ligadas con la búsqueda de un mayor empobrecimiento: el retraso real del salario mínimo fue tal que pasó a estar notablemente por debajo de la CBT; se congeló el monto transferido por el ex Potenciar Trabajo, que perdió así un 52,6% de su poder de compra entre Noviembre y Junio; se mantiene congelado el bono transferido a jubilados y pensionados, que en el mismo período perdieron un 3,4% de su ya deteriorado poder de compra; los salarios del sector público se recortaron un 18,4% real entre Noviembre y Mayo, entre otras medidas”, analiza el paper.
Y plantea que “incluso a pesar de haber incrementado significativamente el monto de prestaciones como la AUH y Alimentar, el resto de los ingresos del hogar se erosionaron tanto (por atraso, congelamiento o pérdida de empleo) que estas compensaciones no fueron suficientes para evitar el salto en el hambre y la pobreza. De hecho, en los hogares que perciben AUH y Alimentar y son receptores del ex Potenciar Trabajo, el poder de compra agregado de estas prestaciones se redujo un 3,4% entre Noviembre y Junio. El panorama se agrava en los hogares que además perdieron sus empleos. A ello se suma que desde Junio hasta Agosto, se congeló también el monto de la prestación Alimentar, empeorando el escenario de deterioro general en el bolsillo de los hogares más vulnerables”.