Redacción Canal Abierto | Según informó ayer el INDEC, más de la mitad de los argentinos son pobres: 52,9%, un incremento fenomenal de 12,8% respecto al primer semestre de 2023. Mientras que un 18,1% de la población se encuentra en niveles de indigencia (el doble que hace un año, cuando se ubicaba en el 9,3%).
Se trata de la expresión más rotunda del fracaso económico y social del modelo económico de Milei. Y aún más alarmante que la brutal caída del PBI, la retracción del consumo, los despidos o el cierre de empresas y comercios.
El dato expresa sólo parte del drama que viven 24,8 millones de personas que —al no lograr cubrir la Canasta Básica Total— hacen malabares para llegar a fin de mes. Aún más lejana a la fría cifra está la realidad de aquellos 6,8 millones que no cuentan con dinero suficiente para alimentarse correctamente.
Para el dirigente social y secretario general de la Federación Nacional Territorial, Omar Giuliani, esta crisis “alarma, pero no sorprende” porque estamos frente a “un modelo que necesita cada vez más pobres como herramienta de control social: se articula con esta idea de bajar la edad de inimputabilidad: quieren que nazcamos pobres y crezcamos presos”.
“Hoy la pobreza avanza, ya no como error, sino de forma planificada”, apunta sobre el salto de la pobreza en los meses de Milei.
En este diálogo con Canal Abierto, el carácter estructural de la crisis, los pibes que en los barrios sueñan con “ser narco”, las diferencias y similitudes con el 2001, la “perversidad y crueldad” de quienes nos gobiernan” y el desafío de construir una alternativa esto que caracteriza como “un genocidio social”.
Además, la respuesta a un interrogante que suena cada vez más: “¿Por qué no explota?”