Redacción Canal Abierto | Finalmente, fue el Gobierno quien terminó definiendo, de manera unilateral, el importe del Salario Mínimo, Vital y Móvil. Esta definición fue tomada tras que en el cónclave del jueves pasado pasara a un cuarto intermedio sin que las partes llegaran a un acuerdo.
Entonces, las centrales obreras pedían un aumento en dos tramos: en un primero, debería alcanzar el valor de la canasta que indica la línea de pobreza, hoy estimada por el INDEC en $1.001.466, con una primer escala en diciembre, en la que el aumento debía empardar a la línea de indigencia, $572.000. Por su parte, el sector patronal planteó un aumento del 8,8% en cuatro cuotas: $278.361 de diciembre, $284.607 en enero, $290.310 en febrero, y $295.469 en marzo.
Para sorpresa de nadie, la resolución de la Secretaría de Trabajo está más cerca de la parte empresarial: en diciembre, $279.718; en enero , $286.711; en febrero, $292.446 y $296.832 en marzo.
En porcetnaje, el incremento del mínimo fue del 84% en 2024, cuando la inflación a noviembre llevaba acumulado un 166%.
Tras conocerse el acuerdo, la CTA Autónoma y la CTA de los trabajadores denunciaron, a través de un comunicado conjunto, “un complot de los sectores empresariales con el gobierno nacional, que denigra un espacio tripartito como lo es el Consejo del Salario, para seguir derrumbando los salarios de los trabajadores, para acrecentar las ganancias de sus empresas y para que el presidente Javier Milei siga gobernando por decreto”.
El secretario General de la CTA Autónoma, Hugo «Cachorro» Godoy afirmó que “cuando hablamos de complicidad del gobierno con los empresarios de la UIA y AEA, que tienen a Funes de Rioja como el vocero del hambre, es porque son parte de la destrucción del SMVM: en los años 90 equivalía al 25% del salario promedio del sector privado registrado, en el 2009 era del 45% y hoy no llega al 20%”.
Emulando al jefe alemán que encarnaba Vicente Larrusa en el sketch de Rogelio Roldán, en su conferencia de prensa matutina el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que “tener un salario mínimo es un error conceptual, porque si hay personas que están dispuestas a trabajar por menos de ese salario el esquema no te permite contratarlo porque no le podrías pagar menos que este salario mínimo, vital y móvil”.
El coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, Luis Campos, respondió a través de su perfil de X que “tener una jornada laboral máxima es un error. Tener una edad mínima para empezar a trabajar es un error. Prohibir el trabajo de mujeres embarazadas es un error. Tener leyes laborales es un error. Es una discusión de mediados del siglo XIX”.
Campos también analizó que, con este aumento del salario mínimo vital y móvil “en términos reales es el valor más bajo de las últimas dos décadas. Cayó un 17,8% contra diciembre de 2023 y un 39% contra fines de 2019”.
Y expuso que “el aumento decidido unilateralmente por el gobierno es del 0% en noviembre, 3% en diciembre, 2,5% en enero, 2% en febrero y 1,5% en marzo. Son apenas $ 2.000 más que la oferta de los empleadores en el último Consejo del Salario”.
“La caída del salario mínimo, vital y móvil en términos reales este año es la mayor desde las hiperinflaciones de fines de los ’80. En promedio, la pérdida en 2024 fue del 29,3% (en 2002 había sido del 20,3%). Sumado a ello, no se ve ninguna decisión de aumentarlo en el corto plazo”, advirtió Campos.
“Desde la perspectiva legal, en marzo de 2025 un trabajador sin cargas de familia debería acceder a alimentación, vivienda, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión (art. 116 de la Ley de Contrato de Trabajo) con $ 296.832. Parece un chiste”, evaluó Campos
El investigador observó que “desde las relaciones laborales, destruir el salario mínimo, vital y móvil implica quitarles el piso a los salarios de los trabajadores de menores ingresos. En los años 90 el SMVM equivalía al 25% del salario promedio del sector privado registrado. En 2009 era del 45%. Hoy no llega al 20%”.
“En un año donde la dispersión salarial fue la regla, con actividades que lograron incluso ganarle a la inflación y otras que perdieron feo, usar al salario mínimo, vital y móvil como variable de ajuste es una muy mala noticia. Una invitación al sálvese quien pueda”, agregó.
Por su parte, el secretario General de ATE Nacional, Rodolfo Aguiar, denunció que “en un año el Gobierno destruyó el salario mínimo en el país. El mismo ya resulta inútil para cumplir con las finalidades para las cuales había sido creado. Es evidente la subordinación del Poder Ejecutivo al sector empresario. Las discusiones democráticas quedaron atrás. Hoy se impone sin debate y por decreto un monto que ni siquiera sirve como un piso mínimo de dignidad para los trabajadores de los más de 2.200 municipios del país”.
En esta línea, Aguiar aseguró que “este ingreso hoy apenas es un cuarto del que debiera ser” e indicó que “se necesitan cuatro montos similares para alcanzar la línea de pobreza”, que hoy es de $1.001.466 según el Indec.
“Ya se recortaron salarios del sector público y del sector privado. En todos los casos, los incrementos fueron inferiores a la inflación y ahora con este nuevo mínimo lo que se busca es ajustar los programas y complementos sociales que en base a él se calculan”, apuntó el referente estatal.
Y lamentó que “el derecho a una retribución justa fue fulminado. La idea de que el salario nos debiera alcanzar para garantizar una vivienda digna, alimentación adecuada, vestimenta, salud, educación, previsión social, ahorro, vacaciones y esparcimiento es una fantasía. Con este nuevo mínimo, apenas podremos cubrir una de esas prestaciones que en algún momento garantizaba la ley”
Ilustración: Marcelo Spotti