Redacción Canal Abierto | El doctor Hussam Abu Safiya, director del Hospital Kamal Adwan, fue detenido el 27 de diciembre junto con otros miembros del personal sanitario del último centro de salud de relevancia en el norte de la Franja de Gaza, Palestina.
La última imagen del médico, difundida en redes sociales, lo muestra avanzando entre los escombros hacia una columna de tanques en medio de una ciudad destruida a su alrededor.
Hasta hace pocas horas, nada se sabía de su destino y se multiplicaron las voces alrededor del mundo solicitando a Israel su aparición con vida e información sobre su destino. Luego de más de una semana, las fuerzas coloniales de Israel confirmaron que Safiya está bajo arresto, desdiciéndose de declaraciones anteriores en que los voceros del ejército sionista sostuvieron que “no había indicios de ello”.
Entre otros miles, el líder laborista británico Jeremy Corbyn realizó este posteo en la red X: “La última foto del Dr. Hussam Abu Safiya, detenido tras negarse a abandonar a sus colegas y pacientes. En una sola imagen, vemos tanto el poder de la humanidad palestina como la debilidad moral de todos los cómplices del genocidio. Pongan fin a todas las ventas de armas a Israel, ya.”
El argumento del estado israelí es el mismo que vienen utilizando desde el 7 de octubre de 2023 para profundizar su política de apartheid, limpieza étnica y genocidio sobre el pueblo palestino: los portavoces del ejército sostienen que Abu Safiya fue detenido bajo sospecha de “participación en actividades terroristas”, y lo acusa de tener un cargo de mando en la organización Hamás. La misma excusa con la que han asesinado a más de 45.000 gazatíes -mayoritariamente niños y mujeres-, herido o mutilado a 110 mil, reducido la casi totalidad de la infraestructura urbana de Gaza a escombros y desplazado de sus hogares a 1 millón 700 mil personas sometidas al hambre y al frío invernal.
El nosocomio en cuestión fue reducido a escombros y sus pacientes desalojados. “Cientos de terroristas de Hamás y Yihad Islámica se escondían en el Hospital Kamal Adwan”, justificó a la agencia EFE un portavoz militar de las FDI.
Son las mismas herramientas que utilizan desde 1948, desde el inicio de la Nakba, perfeccionadas y con el silencio cómplice de la Comunidad Europea y los Estados Unidos, que continúan proveyendo apoyo y financiamiento al gobierno sionista a pesar de que la Corte Penal Internacional de la ONU haya pedido la captura del premier Benjamin Netanyahu, del ex ministro de defensa Yoav Galant y de los líderes de Hamás por crímenes de lesa humanidad.
Bombardear hospitales: crimen de guerra
Abu Safiya venía denunciando desde hace meses la situación en el Kamal Adwan, que continuaba trabajando pese a los ataques israelíes, y exigiendo la apertura de un corredor humanitario para su abastecimiento. Antes de los recientes sucesos, su hijo fue asesinado y él mismo herido por los ataques de las fuerzas de ocupación.
“Una catástrofe de derechos humanos sigue desarrollándose en Gaza ante los ojos del mundo”, alertó ante el Consejo de Seguridad Volker Türk, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
Las embestidas israelíes comienzan con bombardeos aéreos seguidos por incursiones terrestres, detención de pacientes y personal, y desalojos forzosos. Al retirarse las tropas dejan al hospital sin posibilidad de funcionar, describió el funcionario.
En estos ataques, según la OMS, han sido asesinados más de 1057 profesionales médicos y de la salud palestinos y muchos más han sido arbitrariamente detenidos. El personal sanitario es un objetivo de guerra para Israel.
“Algunos miembros del personal y pacientes fueron obligados a abandonar el hospital, mientras que otros, incluido el director general, fueron detenidos, y hay muchos informes de tortura y malos tratos”, detalló Turk.
Un reciente informe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU documentó al menos 136 ataques contra 27 hospitales y otras doce instalaciones médicas, que causaron numerosas víctimas entre el personal sanitario y otros civiles, además de provocar importantes daños, e incluso la destrucción total, de la infraestructura civil.
Con la destrucción del sanatorio mencionado, el norte de la Franja está prácticamente sin acceso a una atención médica adecuada. “Por si los incesantes bombardeos y la grave situación humanitaria de Gaza no fueran suficientes, el único santuario donde los palestinos deberían haberse sentido seguros se convirtió de hecho en una trampa mortal. La protección de los hospitales durante la guerra es primordial y debe ser respetada por todos los bandos, en todo momento”, declaró el Alto Comisionado.
Según la publicación que se dio a conocer el último día del año, esta destrucción deliberada de instalaciones sanitarias equivale a una forma de castigo colectivo y constituye un crimen de guerra. Si estos actos se cometen como parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra una población civil, pueden equivaler a crímenes de lesa humanidad, subraya el documento.
De Al Shifa a Kamal Adwan
La primera incursión del ejército israelí contra un hospital tuvo lugar en el Complejo Médico Al Shifa en noviembre de 2023. El 1 de abril, tras sucesivos ataques quedó reducido a ruinas completamente. Tras la retirada de las FDI se encontraron fosas comunes con al menos 80 cadáveres, muchos de ellos aún con cánulas y catéteres adheridos.
“Insto a los profesionales médicos de todo el mundo a que exijan la ruptura de todos los vínculos con Israel como una forma concreta de denunciar enérgicamente la destrucción total por parte de Israel del sistema de salud palestino en Gaza, una herramienta fundamental de su genocidio en curso”, escribió luego de la desaparición del médico, Francesca Albanese, relatora Especial de las Naciones Unidas (ONU) para los territorios palestinos, en su cuenta de la red social X.