Por Gladys Stagno | “Un realismo pesimista sobre el lugar propio”. Así define Pulsar.UBA, el observatorio de la Universidad de Buenos Aires especializado en opinión pública, la forma en la que los argentinos y argentinas perciben el lugar que ocupa el país en el escenario internacional.
El dato surge del último informe sobre Creencias Sociales, en el que el instituto analizó la mirada de los argentinos sobre el mundo, a partir de una encuesta realizada entre mayo y junio de este año.
En él, Pulsar.UBA se propuso estudiar el imaginario argentino sobre el mundo y el lugar que ocupa el país e identificar “las percepciones que ordenan la relación simbólica y estratégica de la sociedad argentina con el escenario internacional”.
Qué pequeños somos…
¿Con qué países queremos relacionarnos? ¿A cuáles queremos parecernos? ¿Qué imagen tenemos sobre las potencias regionales y mundiales? ¿Qué lugar creemos que ocupa la Argentina en la economía global? ¿Preferimos quedarnos en el país o probar suerte afuera? ¿Todavía vale la pena esforzarse para progresar en el país? Éstas son las preguntas que funcionaron de eje para sondear en la mirada nacional. Y los resultados son curiosos.
“Aparecen elementos de pesimismo estructural sobre las oportunidades económicas, la movilidad social y el tamaño relativo del país en el sistema global. Ese clima influye en la evaluación del futuro y en la disposición, especialmente entre los más jóvenes, a imaginar un proyecto de vida fuera de la Argentina”, aseguran en Pulsar.UBA.
Este pesimismo queda evidenciado en un dato: la percepción generalizada del tamaño de la economía argentina.
“El promedio social ubica al país en el puesto 102° de 200. El dato es contundente: casi cien posiciones por debajo de la ubicación real”, cuenta el estudio. ¿La realidad? El Banco Mundial coloca a la Argentina en el puesto 23° entre 188 economías.
Según los investigadores, esta subestimación “revela un rasgo persistente de la cultura política argentina, en tanto simboliza una distancia amplia entre la autoestima colectiva y los indicadores objetivos. No es una percepción de corto plazo, sino un componente estructural del pesimismo social”.
Nos tenemos que ir
La baja autoestima nacional ha redundado en expectativas debilitadas, que repercuten en dimensiones múltiples. En primer lugar, el estudio señala que se manifiesta “en cierta disposición a emigrar”.
El 32% de los consultados afirma que “se iría a vivir a otro país”, frente a un 66% que “no lo haría”. Los valores cambian entre los jóvenes: casi cuatro de cada diez plantean que podrían irse a vivir al exterior.
Esta idea varía según la pertenencia partidaria. En Pulsar.UBA aseguran que entre simpatizantes de La Libertad Avanza el porcentaje asciende al 37%, y entre los de izquierda, a 35%. “Valores relativamente mayores que entre quienes se consideran peronistas (31%) o de Juntos por el Cambio (31%)”, advierten.
Un país de m…
En segundo lugar, el informe muestra que la confianza en la meritocracia está en caída. “La mitad de la sociedad considera que ni estudiar ni trabajar garantizan progresar en el país (49%), mientras que la mitad restante aún cree en la tierra de las oportunidades argentinas (49%)”, detalla.
Disgregando por segmentos político-partidarios, la encuesta arroja que “los simpatizantes del oficialismo son más positivos al respecto, dado que una leve mayoría aún cree en la posibilidad del progreso individual (53% en LLA, 54% entre JxC)”.
En cambio, entre quienes se identifican con el peronismo, un 54% considera que “aún cuando alguien estudie y trabaje, no es posible lograr una buena posición económica en este país”.
Países “en serio”
Desde Pulsar.UBA también señalan que esta autopercepción pesimista se construye al reflejarse en el espejo internacional.
En este sentido, el informe asegura que la brújula mundial de los locales se está moviendo y, si bien la Argentina “continúa mirando hacia Occidente como referencia cultural y simbólica, adopta una postura más pragmática a la hora de pensar en alianzas estratégicas, especialmente frente al ascenso de China”.
“Este desplazamiento no constituye todavía un cambio de identidad, pero sí revela la emergencia de un realismo geopolítico que convive con preferencias históricas”, detalla.
En números, a la pregunta sobre los países con los que la Argentina debería relacionarse, aparecen en primer lugar Estados Unidos (29%) y Brasil (19%). Pero el tercer lugar lo ocupa China (14%).
“El dato relevante no está solo en el podio, sino en la consolidación de China (3° lugar) como un actor al que una porción creciente de la sociedad considera clave. Es parte de un proceso que ha ido cambiando, con un salto de 9 puntos porcentuales de 2023 (5% de las preferencias) a 2025”, relatan los investigadores.
Contra todo pronóstico, China no genera el rechazo esperado entre simpatizantes de La Libertad Avanza quienes, al igual que los otros dos segmentos políticos, ubican a los socios internacionales en el mismo orden.
“Este patrón indica que la preferencia por estrechar vínculos con Estados Unidos no excluye simultáneamente a China, sino que ambas potencias coexisten sin tensión en la opinión pública argentina —analiza el informe—. Lejos de reproducir la lógica de la competencia global, los argentinos parecen leer el contexto internacional desde criterios prácticos: alianzas que sirvan, relaciones que potencien oportunidades, vínculos que respondan a necesidades económicas y comerciales”.
“La sociedad argentina no proyecta al mundo como un espacio hostil o en conflicto, sino como un escenario con actores diversos con los que es posible vincularse”, resume.
Bonus track: las redes
Como corolario, el estudio sondeó la conversación digital de 2025 en las principales redes —X (ex Twitter), Facebook, Instagram, YouTube, blogs y portales web— en busca de reacciones positivas o negativas sobre el plano internacional.
Al analizar el peso de distintos países y sus líderes en relación a Javier Milei, Estados Unidos y Donald Trump aparecen entre los más mencionados. “Si bien predomina la negatividad, se observa una reacción polarizada por parte de los usuarios: es apoyo o es rechazo”, aseguran en Pulsar.UBA.
Pero alerta sobre un punto: “Hablar de Milei y Trump en redes no es hablar de relaciones internacionales, sino de identidades políticas argentinas”.
Finalmente, en segundo lugar de menciones y vínculos con el presidente argentino, aparece Israel. Pero el vínculo no es tan beneficioso para el líder vernáculo: 7 de cada 10 menciones a Javier Milei e Israel son negativas.
Ilustración: Marcelo Spotti
