¿De qué hablan cuando hablan de la “hidrovía”? ¿Por qué importa? ¿A quién le importa?
El inminente fin de la concesión menemista sobre el dragado de Río Paraná abrió un debate que involucra la soberanía sobre los bienes comunes, la matriz agroexportadora de la economía argentina, el rol del Estado y un desastre ambiental que se agrava cada año.
Un debate que atañe, directamente, a la población de las siete provincias costeras que consume agua potable de la Cuenca del Plata, la quinta del mundo en extensión y la más importante de la Argentina. E, indirectamente, a todo el país de suelos diezmados, estafado cada año a través de costos sobrefacturados y cargas subdeclaradas de granos y minerales.
En este especial, lo que hay que saber sobre un tema que está en el centro de una discusión mayor: qué país queremos construir.
Terminales portuarias de carga de granos / Fotos: Sofía Alberti
Parte 1: El negocio
¿Qué navega por el Paraná? Historia de cómo el río devino en la autopista del 75% de las divisas que produce el país, de los perdedores, de los (poquísimos) ganadores y de cómo el dinero que debería ir a las arcas públicas termina, cada día, en manos privadas.
Desde 1995, de a poco pero sin pausa, el Estado se fue corriendo de su rol de contralor. Puestos en manos privadas los sectores estratégicos de la economía y desarticulado el movimiento obrero, restaba trazar los caminos de salida de todo aquello que se producía en estas pampas pero ya no nos pertenecía.
Tras 26 años de concesión del dragado, privatización de los puertos, desguace de la marina mercante nacional y avance de la frontera agraria sobre los humedales, la costa rosarina se desmorona, se multiplican las inundaciones y sequías, y el agua que bebe gran parte de la Argentina tiene color, sabe y huele…