Por Sofía Alberti* | Pensar en Sahara Occidental es ubicarse simbólicamente en el último bastión del coloniaje en África. Ideas y construcciones culturales, económicas y políticas de dominación más ligada al imaginario del Siglo XVIII – XIX, con armamentos del Siglo XX y XXI. Allí radica lo que se denomina “el campo de concentración más grande del mundo”, con un muro que tiene 2720 kilómetros de extensión. Y un pueblo, el saharaui, que lleva más de cuatro décadas de lucha por su independencia.
El territorio en cuestión está rodeado por el Atlántico, Marruecos, Argelia y Mauritania. Un lugar rico en recursos naturales, con una ubicación estratégica en clave comercial. Los 284 mil kilómetros cuadrados que representa ese punto en el mapa contienen una realidad que pone en crisis el concepto mismo de humanidad. Y no es nuevo. Durante los movimientos independentistas africanos de los 60 y 70, Sahara Occidental quedó entrampado como botín de guerra. El Frente Polisario, organización independentista, dio batalla a la colonizadora España y conformó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Pero, por un acuerdo entre el país colonizador que emprendió la retirada en 1976, Marruecos y Mauritania, las tropas de estos dos últimos países ocuparon las ciudades del Sahara Occidental. Hasta hoy Marruecos usurpa dos tercios del territorio.
La porción restante fue ganada mediante la lucha armada, sostenida hasta los años 90´, por los y las Saharaui. Hace cuatro décadas este pueblo enraizado en la resistencia por su liberación exige un referéndum para establecer el futuro del país. De hecho la ONU convalidó el pedido, pero Marruecos impidió sistemáticamente su realización.
El muro de la vergüenza
Dos mil setecientos veinte kilómetros de largo. Más que la distancia entre la ciudad de Rosario y Río Gallegos. Ésa es la extensión del muro construido por Marruecos para cercar la resistencia saharaui hacia el desierto y confinar a la población del Sahara Occidental.
“Está custodiado diariamente por más de 100.000 soldados marroquíes, alambrados, minas antipersonales, sistemas de radar, separando a los miembros de una misma familia e impidiendo su traslado y comunicación por más de 45 años y generando su aislamiento del mundo exterior, contabilizando pérdidas físicas diarias de personas inocentes por el efecto de las minas, sin olvidar el efecto psicológico y emocional”, relató Ahmed Fal Emhamed, delegado del Frente Polisario en Argentina.
Los números pueden marear, pero dan cuenta de la magnitud del silenciado conflicto. Se trata de una población que ronda las dos millones de personas, divididas en tres grandes grupos. Por un lado, las que viven en los territorios ocupados por marroquíes, condenadas al desempleo, la pobreza, la cárcel y la desaparición, no sólo física, sino de su identidad cultural. Por otro, los y las saharauis que habitan los territorios liberados y los campamentos de Tinduf, Argelia, donde no obstante la administración del espacio la realiza la RASD. Y están quienes han protagonizado la diáspora, miembros de la comunidad divididos entre Mauritania, Argelia, Europa y la región conocida como Sahel (límite de la zona desértica del Sahara).
Forjadoras de resistencia
En los campamentos de Tinduf, el pueblo vive literalmente en el desierto, donde han podido gestar vida a fuerza de estrategias comunitarias y solidarias de supervivencia. Dependen de la ayuda humanitaria para comer y del agua argelina para no morir. Allí, con un rol fundamental emergen las mujeres saharaui, que levantaron hospitales y escuelas e hicieron del desierto el hogar de su pueblo.
Trabajadoras de la Central de Trabajadores de la Argentina Autónoma (CTAA) fueron parte de la primera delegación latinoamericana en visitar los campamentos en Tinduf en 2015. Silvia León, secretaria de Organización de ATE Nacional, fue parte de la comitiva que participó del Encuentro Internacional de Mujeres. Alojadas por la propia comunidad en sus jaimas (viviendas) “con una cordialidad y amor maravillosos”, las referentes de la CTAA conocieron de cerca la realidad y el valor de las mujeres saharauis.
“Siento una gran admiración por ellas y su lucha”, expresó León. Y destacó la dura realidad en que viven: “Son terribles los maltratos y violaciones a los derechos humanos que padecen los saharauis que permanecen en sus tierras, bajo dominio marroquí. Las mujeres son encarceladas y sufren torturas con picanas en sus partes íntimas”.
Sobre el rol de las saharauis en estos 40 años de resistencia, la dirigenta estatal contó: “nosotras como feministas ponemos en debate el tema de los cuidados que culturalmente se asigna a las mujeres en el patriarcado. Me impactó y me transformó lo que significó para este pueblo que los hombres quedaran peleando en el plano militar y buena parte de las mujeres con los niños y ancianos avanzaran sobre el desierto y se instalasen en los campamentos. El rol fundamental de las mujeres sosteniendo la vida en estos momentos, me hizo ver su importancia en este proceso de la resistencia y la lucha, además de su rol en cuanto transmisoras de la cultura”.
Ellas, en el medio de la nada, han levantado hospitales y escuelas, son sostenedoras de las familias en los campamentos, han organizado la vida comunitaria en un ambiente por demás de hostil y lleno de carencias materiales. Allí se depende de otros hasta para conseguir agua, los alimentos escasean y no existen ninguno de los servicios sin los cuales es difícil imaginarse la vida en cualquier zona céntrica de las grandes ciudades del mundo.
Diáspora
La invasión marroquí empujó hacia otros países a un importante número de habitantes. Néstor Suleiman es presidente del Centro Cultural Argentino Iraquí y actualmente recorre diversas provincias presentando su película Diáspora en el Sahara. “Esta producción pretende ubicar la zona de conflicto en Magreb (la zona más occidental del mundo árabe), la expectativa de un pueblo que lucha por su emancipación y difundir y formar a la opinión pública. Abre un espacio de reflexión con esta problemática vinculada a los derechos humanos y a la realidad de un pueblo que quiere vivir dignamente”, explicó.
Apoyado por el INCAA, tomó su guión y viajó con el camarógrafo para rodar en África. La avant premiere se realizó en Rosario y fue declarada de interés municipal. Sorprendentemente la embajada de Marruecos realizó quejas al Concejo y pidió que declararan nulo el proyecto aprobado por la mayoría y alertó sobre un petitorio al Instituto Nacional para que saque el documental de la grilla. “Se tiene que terminar la soberbia marroquí, los funcionarios marroquíes deben respetar nuestras normas y nuestro país”, sentenció el referente de las entidades argentino-árabes.
Este intento por parte de Marruecos de censurar toda iniciativa vinculada a dar a conocer la causa saharaui se ha reiterado en Argentina y diversos países del mundo. Un dato no menor que habla de la necesidad de sostener oculto a la opinión pública mundial este conflicto por el último territorio a liberar en África. Y donde juegan alianzas geopolíticas muy poderosas, incluida la del estado sionista de Israel, que asesoró al ejército marroquí para la construcción del Muro de la Vergüenza.
Internacionalismo
Con presencia en 84 países, el Frente Polisario desarrolló una fuerte tarea de difusión y esclarecimiento. Parte de ella pasa por “demandar a la Comunidad Internacional y a todos los gobiernos del Mundo el respeto a la legalidad internacional, expresada en un arsenal de resoluciones de la Naciones Unidas que exigen la culminación del proceso de descolonización en el Sahara Occidental, mediante la implementación de un referéndum de autodeterminación que permita al pueblo saharaui elegir libremente su destino, al igual que todos los pueblos de África, América Latina y Asia que sufrieron la dominación colonial”, explicó Ahmed Fal.
En esa lucha desigual ha habido logros en la agenda internacional, vinculados al respaldo tanto de las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad y de organismos internacionales que vienen exigiendo y reiterando año tras año el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Además, son miembros fundadores de la actual Unión Africana y mantienen relaciones diplomáticas con muchos países de América Latina, África y Asia. Recientemente, el Tribunal de Justicia Europeo adoptó una sentencia judicial de obligado cumplimiento para todos los miembros de la Unión Europea “estableciendo claramente que Marruecos y el Sahara Occidental son dos países distintos y que cualquier acuerdo comercial entre la Unión Europea y Marruecos que incluya los recursos del Sahara Occidental, se considera ilegal”, detalló el referente Polisario.
La CTAA sostiene un diálogo permanente con este pueblo y ha denunciado en múltiples ocasiones la ocupación marroquí. Aportó además a la difusión de la realidad del Sahara Occidental con talleres, materiales en diversos soportes y actividades conjuntas con el Frente Polisario. Y, en el último Congreso Extraordinario, incluyó la solidaridad con Saharaui como parte fundamental de la política internacional de la central.
“Para nosotros la solidaridad frente a ésta y otras causas justas, la autodeterminación y soberanía de los pueblos es fundamental, no como un mero complemento a las luchas nacionales, sino como parte de una política más amplia sostenida, basada en la acción conjunta y coordinada para generar impacto y avances”, explicó Gonzalo Manzullo, de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTAA. “El sometimiento del pueblo se basa fundamentalmente en que estos hechos no se den a conocer. Por eso, es una lucha principalmente contra el silencio”, definió el joven.
Desde la perspectiva del secretario general de la CTAA Santa Fe, Gustavo Martínez, quien visitó la República Saharaui en 2016, “para los trabajadores del mundo no hay cerca y lejos cuando se trata de luchar por los derechos y por los intereses de nuestra clase y nuestros pueblos”.
“De ahí la importancia que tiene el trabajo de Néstor Suleiman, de Salem Bachir (antecesor de Fal), de Ahmed Fal, de los y las integrantes del Departamento de Relaciones Internacionales de nuestra Central –agregó–. Hablamos de la lucha del pueblo saharaui y de las urgencias. Porque parece que el mundo no quiere escuchar y ver que en el territorio ocupado por la monarquía de Marruecos funciona el centro clandestino de detención a cielo abierto más grande del mundo. De ahí nuestro apoyo a estos esfuerzos y, además, como argentinos reafirmar nuestro compromiso con los familiares de los detenidos desaparecidos de la República Árabe Saharaui Democrática y con el Frente Polisario, representante legal, legitimo, democrático, republicano del Pueblo Saharaui”.
“Argentina tiene una gran tradición en la lucha por el respeto de los Derechos Humanos y los saharauis albergamos gran esperanza en su pueblo y en sus diversas instituciones. Tenemos un pasado colonial común, elementos culturales y lingüísticos que nos hacen más próximos. Lamentablemente todo este pasado y presente que nos une está todavía lejos de los niveles deseados, la posición de Argentina con respecto al tema saharaui sigue siendo rezagada con respecto a muchos países de la región, tales como Uruguay, México, Ecuador, Panamá, Nicaragua, Cuba, Venezuela y otros. Seguimos trabajando con la Sociedad Civil, con los diferentes partidos políticos, grupos parlamentarios, sindicatos, universidades, para visibilizar aun más la cuestión del Sahara Occidental y revelar la verdadera esencia de la situación de ocupación ilegal por parte de Marruecos”, contó Ahmed Fal.
Pensando de cara al futuro, el referente Polisario destacó que la firme voluntad del pueblo saharaui de resistir frente a la ocupación de Marruecos, más el consenso internacional existente sobre el derecho que tiene este pueblo de ejercer su autodeterminación, son dos elementos que garantizarán la victoria final. “Quizás ello exija más tiempo y mayores sacrificios, pero hemos sido testigos a lo largo de la historia de la emancipación de los pueblos de situaciones más difíciles y complejas, como lo fue el régimen del Apartheid en Sudáfrica que contó durante mucho tiempo con el apoyo de potencias occidentales y al final se desmoronó. El pueblo saharaui seguirá explorando todas las vías posibles y colaborando con la Comunidad Internacional mientras mantiene su propósito de buscar una solución pacifica que le permita ejercer la soberanía plena sobre su territorio y ser dueño de sus recursos naturales”, concluyó.
(*) Integrante del Equipo de Comunicación CTA Autónoma Santa Fe.