Redacción Canal Abierto | La epidemia desatada en la localidad de Epuyén, Chubut, es una de las peores crisis sanitarias que ha tenido que afrontar la provincia. El hantavirus ya se cobró 10 vidas y se expandió por localidades cordilleranas cercanas.
El hantavirus es un género que agrupa varios virus ARN, que son transmitidos por roedores infectados –normalmente por el ratón de cola larga- a través de su saliva, orina y heces. Contamina el ambiente e ingresa a los humanos por vía respiratoria.
Produce dos tipos de afecciones: un tipo de fiebre hemorrágica viral, la fiebre hemorrágica con síndrome renal (FHSR); o el síndrome pulmonar por hantavirus (SPHV), una afección pulmonar muy grave. Esta última es mortal y es la que presentan la mayoría de los casos en la localidad del sur.
Consultado por Canal Abierto, el ex director del Hospital Garrahan, Oscar Trotta, sostuvo que “el brote podría haber sido controlado con una acción rápida de bloqueo de foco donde empezaron a aparecer los casos. Estos se fueron propagando y se llegó a esta situación. Hubo demoras en el alerta epidemiológico por parte del Ministerio de Salud de la provincia y la Secretaría de Salud de la Nación, que actuaron tardíamente”.
El primer caso se detectó en noviembre del año pasado en una adolescente de 14 años. Este sábado, con la muerte de una mujer chilena que estuvo visitando la zona, la lista de víctimas fatales llegó a 10, y hay 28 casos positivos.
A pesar de tener un centenar de personas en cuarentena, el gobernador de la provincia, Mariano Arcioni, parece más preocupado por la recomendación de Sergio Rubinstein –secretario de Salud de la Nación- sobre no visitar Epuyén, que por la poca importancia que el Gobierno le da al brote.
“El secretario de Nación ahora parece un comentarista de lo que está sucediendo, cuando debería ser un activo partícipe del control de este brote. Debe estar en el lugar, conformar un comité de crisis, acercarse a la provincia y ofrecerle los recursos nacionales para el control del foco. Esto no está sucediendo”, explicó Trotta.
Este desinterés por la salud pública se acrecentó el septiembre pasado, cuando el Ministerio de Salud quedó reducido a Secretaría, como forma de reducir el gasto público.
“Esa degradación es un hecho grave, y la situación que se presenta en este caso tiene que ver con la desarticulación de los programas de prevención de enfermedades de transmisión animal, el de enfermedades vectoriales y otros más. Se fueron desarticulando, desfinanciando, se les sacó recursos, echaron a trabajadores que prestaban servicio en esas áreas y eso lo que genera es una falta de control necesario y la aparición de estos brotes”, destacó el médico.