Por Inés Hayes | Cada tres horas, en Argentina, una nena de entre 10 y 15 años entra a una sala de parto. Son un promedio de ocho bebés los que nacen de sus vientres por día; casi 3000 al año. Tanto el Ministerio de Salud, como los organismos internacionales alertan sobre los riesgos físicos y mentales de las niñas y adolescentes con embarazos forzados.
“En nuestro país, anualmente, cerca de 3.000 niñas y adolescentes menores de 15 años se convierten en madres, situación que requiere una mirada especial, no sólo por el riesgo de mayores complicaciones físicas que representa el embarazo a tan temprana edad, sino porque a menor edad mayor es la probabilidad de que el embarazo sea producto de abuso sexual”, dice el informe sobre embarazo de niñas y adolescentes del Ministerio de Salud de la Nación.
Según la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología, el embarazo en niñas o adolescentes menores de 15 años expresa una multiplicidad de vulneraciones y carencias en el respeto de los derechos humanos y en la vigencia de políticas públicas –en especial de salud y equidad de género- e implica una conjunción de serios riesgos bio-psico-sociales: “puede considerarse uno de los problemas de salud pública más complejos y dramáticos que reciben nula o mínima atención”.
El mismo día en que se están organizando acciones en todo el país contra la violencia ejercida hacia las niñas, las mujeres y las disidencias, La Nación, el principal diario argentino, amaneció con un editorial titulado «Niñas madres con mayúsculas», que omite ex profeso mencionar a las niñas como víctimas de violación (según el Código Penal) y en abierta apología del embarazo forzado.
“Muchos embarazos que ocurren en adolescentes menores de 15 años, y en particular antes de los 13, son producto de violencia sexual ejercida por integrantes de la familia o del entorno cercano bajo distintas formas de coerción que abarcan desde la imposición forzada hasta las amenazas, abuso de poder y otras formas de presión”, se destaca en el informe del Ministerio de Salud. Y el riesgo de muerte materna en menores de 15 años en países de ingresos bajos y medios es dos veces mayor al de las mujeres mayores.
Los investigadores Conde-Agudelo, Belizán y Lammers analizaron los datos del Sistema Informático Perinatal de América Latina y encontraron que las niñas de 15 años o menos tenían una probabilidad cuatro veces mayor de mortalidad materna al compararlas con el grupo etario de 20 a 24 años. También tenían una probabilidad cuatro veces mayor de endometritis puerperal, 60% más probabilidad de eclampsia y de hemorragia posparto, y 40% más probabilidad de anemia. El estudio arrojó que al compararlos con los hijos de madres de 20–24 años, aquellos nacidos de madres de 15 años de edad o menos tenían una probabilidad 60% mayor de tener bajo peso al nacer o de ser prematuros; y una probabilidad 50% mayor de nacer pequeños para su edad gestacional, así como de muerte neonatal temprana. Y en el área de la salud mental se observaron altas tasas de síntomas de depresión y ansiedad en las adolescentes durante el embarazo y el posparto, que en general son más altas que las de la población adulta.
El estudio, coordinado por Planned Parenthood Global, identificó también situaciones de estrés post-traumático en las niñas/ adolescentes que habían sido abusadas sexualmente, e ideación suicida durante el embarazo. Es que cuando una adolescente menor de 15 años queda embarazada, su presente y futuro cambian radicalmente: termina abruptamente su ciclo educativo, enfrenta serios riesgos para su salud y su vida, se alteran sus relaciones sociales, se reducen sus perspectivas de inserción laboral, multiplicándose su vulnerabilidad frente a la pobreza, la exclusión, la violencia y la dependencia.
En 2015, hubo 2.787 nacimientos de madres menores de 15 años. Las tasas más altas se encuentran en las provincias del Noreste: 5,2 x 1000 en Chaco; 4,7 x 1000 en Formosa; y 3,7 x 1000 en Misiones. Y las más bajas en la región Centro y Patagonia: 0,7 x 1000 Buenos Aires; 1,1 x 1000 en Chubut; y 1,3 x 1000 en Córdoba.
En los términos de la Convención de la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, obligar a una niña/adolescente que no ha terminado de crecer a llevar a término un embarazo forzado o no deseado es una violación de sus derechos humanos equivalente a tortura o trato cruel, inhumano y degradante.