Redacción Canal Abierto | Los datos recientes del Banco Central completaron un panorama desolador en un comienzo de año que venía oscuro para la economía vernácula. El dato: apenas uno de cada cinco dólares ingresados al país por capitales extranjeros se destinó a inversión en la economía real. Los otros cuatro se volcaron a las especulaciones financieras que ofrecen mucho más por mucho menos.
El repunte económico, que el Gobierno prometió en un segundo semestre idílico de 2016, estaba atado a la espera de inversiones extranjeras que sacarían al país de la recesión para ponerlo en la ruta del crecimiento. Pero el futuro de las inversiones llegó hace rato y el crecimiento, no.
El problema radicó en la naturaleza de esos capitales: traen divisas pero se van por la canaleta de la especulación.
La “lluvia de dólares” que anunciaba el Gobierno ascendió a 588 millones en febrero, pero sólo 98 millones, una quinta parte, fueron a destinos productivos, que son los que tienen impacto en el crecimiento de la actividad económica y el empleo.
Este dato se inserta en un escenario que ya era preocupante. El informe del Sistema Integrado Provisional Argentino (SIPA), que publicó el Ministerio de Trabajo en febrero, indica que el empleo cayó 0,7% en relación al mismo mes del año pasado, y que durante 2016 se destruyeron 43.609 puestos de trabajo registrados en el sector privado.
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Los sectores más afectados por los despidos son la construcción y la industria manufacturera, y el deterioro laboral apenas fue compensado por la incorporación de trabajadores a los Estados provinciales y municipales, y por los monotributistas, que crecieron un 2,8% interanual.
El ministro de Producción, Francisco Cabrera, anunció ayer en conferencia de prensa desde la Casa Rosada que se han fijado el “objetivo ambicioso de producir un millón de autos en el 2023” y crear 30 mil puestos de trabajo en el sector automotriz. También sostuvo que se realizaron, para llevar adelante ese objetivo, acuerdos con los gobiernos de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, con empresarios del sector, y con los sindicatos (UOM y Smata), en un intento por descomprimir el conflicto gremial que hoy anunció un paro general para el 6 de abril.
Sin embargo, interrogado por el columnista Daniel Schteingart, en el programa Tarde para Nada (Radio con vos), sobre los datos del SIPA, Cabrera pasó un momento incómodo al refutar los datos oficiales que muestran destrucción de empleo mes a mes. “No es la opinión de los sectores”, vaciló.
La semana pasada, el ministro también había contradicho al INDEC a través de su cuenta de Twitter. “No hubo ni habrá avalancha de importaciones: en 2016 cayeron 7% respecto del 2015. Los datos desmienten a la CGT”, escribió en un tuit.
Los números que publicó hace un mes el INDEC, si bien reconocen que las importaciones en 2016 “cayeron 6,9% respecto del año anterior», afirman también que «los precios se redujeron en 10,4% y las cantidades aumentaron 3,8%”. Es decir que se importó una cantidad bastante mayor, pero de bienes más baratos.