Por Gladys Stagno | “Potocar pertenecía a la patota de Guillermo Calviño, el ex titular de la Superintendencia de Seguridad Metropolitana. Ese fue el sector de la Federal que, con sus 54 comisarías, se fusionó con la Metropolitana para hacer la Policía de la Ciudad. El director general de Comisarías, es decir el segundo de Calviño, era nada menos que Potocar. Y tanto Calviño, como Potocar, como el ministro Ocampo son hombres muy relacionados con Angelici”.
La explicación que antecede es de Ricardo Ragendorfer, periodista especializado en policiales que recorre así los antecedentes del jefe de la Policía de la Ciudad, José Potocar, quien acaba de ser detenido bajo la acusación de recaudación ilegal en dos comisarías porteñas. Más concretamente: de pedir coimas a comerciantes y trapitos en los barrios de Nuñez y Saavedra.
Potocar, quien recorre los medios desde anoche llorando por su reputación, fue detenido por orden del fiscal José María Campagnoli, un hombre referenciado con la candidata a primera diputada porteña por Cambiemos, Elisa Carrió, enemiga acérrima del presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici. “Desde el aspecto judicial, ésta podría ser una razón por la que Campagnoli súbitamente reactivó esta causa que venía investigando desde hace dos años: una puja de poder” hacia adentro del PRO, arriesga Ragendorfer. Y agrega: “Por otro lado yo no descartaría que esto haya sido producto de una interna que hay en la Policía Federal porque muchos de sus integrantes que pasaron a la órbita de la Ciudad están muy enojados por diversas razones”.
Estas razones son de variada índole. Desde una preocupación legítima de los uniformados provenientes de la Federal por la posibilidad de perder su obra social y beneficios tales como el cobro de horas adicionales –que en la Metropolitana no se perciben-, hasta el hecho de que “detestan ese uniforme violeta y absurdo que les pusieron”, relata el periodista. En una nota reciente de su autoría, el propio Ragendorfer da cuenta del malestar de los policías que “sienten que perdieron autoridad” porque ya no tienen chapa y muchos ni siquiera gorra o chaleco. Como consecuencia, parecen vigiladores o carteros gracias a que los uniformes no fueron diseñadores por una sastrería militar sino por una agencia de publicidad contratada por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta.
Potocar, el impoluto
El caso por el que Potocar acaba de ser detenido es sólo un botón de muestra de lo que Ragendorfer describe como una “sistemática forma de recaudación” que no es más que “el sistema de sobrevivencia de todas las agencias policiales que funcionan en la Argentina”. “Este hombre no llora porque lo acusan de algo que él no cometió, está llorando porque lo mandaron al frente en una situación que es moneda corriente”, sostiene el periodista.
De hecho, tampoco es la única causa en la que está bajo sospecha ni la más grave. Junto con su ex superior Calviño, está investigado en dos causas por encubrimiento que desnudan su vinculación con Angelici. Una es por la liberación de una zona donde mataron a Ángel Díaz y Marcelo Carnevale, dos integrantes de “La 12”, la barrabrava de Boca. Y la segunda -por la que Calviño está procesado-, por alertar a otro de los integrantes de la barra sobre su inminente detención durante un partido en la Bombonera.
Ragendorfer explica que “estos antecedentes hicieron que Calviño no sea el jefe de la Policía de la Ciudad, tal como se creía al principio, cuando la dirección iba a ser compartida por él y (Horacio) Giménez, el jefe de la Policía Metropolitana. Frente al procesamiento de Calviño lo ponen a Potocar, aparentemente un ser impoluto”.
Por su parte, el ministro porteño de Justicia y Seguridad, Martín Ocampo, el tercer hombre de Angelici, aseguró que Potocar volverá a dirigir la fuerza «si no tiene nada que ver» con las acusaciones, en una clara señal de que (todavía) no le han soltado la mano.