Por Corina Duarte | La Marcha Mundial de la Marihuana tuvo en la ciudad de Buenos Aires la expresión más contundente en nuestro país. Miles se movilizaron desde Plaza de Mayo al Congreso Nacional para decir “Basta de presos por cultivar”, consigna principal de la movilización de este año.
Desde una grúa, un fotógrafo de la revista de cultura cannábica THC registraba la multitud. La bandera abrazaba a quienes venían más atrás con plantas de marihuana en las manos, en macetas coloridas, entre chicas que con papel maché habían hecho hojas enormes que movían por el “corralito” por el que transitaban niños y niñas que consumen el aceite cannábico por su discapacidad.
Sus madres empujaban las sillas de ruedas con remeras de M.I.A (Medicina Infantil Alternativa), dos hermanas caminaban de la mano con su hermano con remeras de Mamá Cultiva y se sacaban fotos entre encendedores que prendían la tarde. Un pibe sentado en el cordón de la vereda mostraba una flor enorme, verde, una invitación al fumo por las calles que fogonearon la imaginación y las ganas de vivir en un país de marihuana libre.
Una nena en una silla de ruedas tenía anteojos verdes con dos hojas de marihuana. La mamá, Ruth, emocionada entre la música, nos dijo que su hija Tiziana tiene epilepsia refractaria y que -como en tantos otros casos en los que se repite esta enfermedad y el uso del aceite cannábico– su hija dejó de convulsionar. Por eso estaba ahí, acompañando el autocultivo. “Yo tenía muchísimos prejuicios por esta planta y la verdad es que me tocó estar en esta situación y estoy viviendo algo hermoso, la verdad es que esto nos cambió la vida”, decía mientras caminaba por la avenida.
Ruth, mamá de Tiziana: “Mi hija dejó de convulsionar”
La concentración empezó en Plaza de Mayo, y a las 16 arrancó hacia el Congreso. No hubo cuelgues, si informalidad en su paso, pero puesto en un plano de disfrute y fiesta. Música, saxofones, sonrisas y ojos chinos conformaban el paisaje porteño, y “muchos chicos lindos” dijimos con mi amiga, antes de fumarnos, nosotras, también un faso.
Sebastián Basalo, director de la THC, afirmó que “somos ocho cuadras repletas de gente y una consigna cada vez más vigente: basta de presos por cultivar marihuana, por fumar marihuana. En una época en que en Argentina algunas leyes en materia de marihuana medicinal están cambiando, lamentablemente la persecución a los usuarios, personas que eligen cultivar su propia marihuana para no fomentar el narcotráfico, la persecución policial va en aumento. La cantidad de pibes criminalizados por tener marihuana o por cultivar marihuana se incrementó en un 30%. Esta es una marcha multitudinaria no por la cantidad de gente solamente que viene acá a Buenos Aires, sino que es una marcha con características federales. Más de 26 ciudades movilizadas diciendo basta de presos por cultivar, regulen de una vez por todas el cannabis como lo están haciendo varios países del mundo”.
Sebastián Basalo: «Hay que regular el canabis como lo hacen varios países del mundo»
Lautaro Ferraro está preso desde el 6 de marzo pasado por tener en su casa tres plantas de marihuana destinadas al consumo personal y a la producción de aceite cannábico medicinal. Estudiante de la Universidad Nacional de San Martín, enfrenta una situación judicial en la que se teme vaya preso a un penal común. Los jueces “se niegan a aceptar que Lautaro no es un narcotraficante”.
Este jueves 11 de mayo convocan en horas del mediodía a los tribunales a exigir su liberación ya que deberán expedirse sobre su causa.
“Mandando preso a un pibe por tener una planta lo único que hacemos es que ese pibe termine financiando el narcotráfico” agregó Basalo. La bandera con el nombre de Lautaro, se leía en grande sobre el escenario.
Diana Conti caminaba hacia la marcha a pocas cuadras del Congreso. “Son años luchando por esto, y además vengo acompañando con un gran compromiso que tengo como diputada nacional de impulsar este tipo de legislación, hasta ahora sin éxito”, afirmó la diputada del FPV.
“Poner a la cabeza el reclamo de mamá cultiva y otras organizaciones por la cannabis medicinal es un pasito adelante, pero mientras el autocutivo siga penalizado y el consumo también, no estamos en un marco de derecho adecuado para que nuestras voluntades sean respetadas como se deben. No podemos seguir avanzando. No hay voluntad política alguna. En los últimos días fue puesta en tratamiento una ley para aumentar las penas para el consumo y comercialización del paco, y en cada modificación de la Ley de Estupefacientes refuerzan la idea de penalizar el autocultivo, casi provocativamente. Son luchas que llevan mucho esfuerzo. No siempre los poderes públicos reconocen la soberanía popular”.
Diana Conti: “No siempre los poderes públicos reconocen la soberanía popular”
“No somos narcotraficantes compañeros”, se escuchaba desde el micrófono. Uno a uno los oradores fueron pasando. Matías Faray, de la Agrupación de Cannabicultores, una de las organizaciones de cultivadores convocantes, dirá: “Con nuestra compañera nos fumamos nuestra cosecha y la pasamos bien, no queremos ni una menos, basta de violencia. Le decimos no a Monsanto y ningún 2 x 1 a represores”, para cerrar, casi con un alarido por momentos, diciendo “No más presos por cultivar” mientras aplaudíamos, sonrientes.
Alex Freire, vestido elegantemente, cruzaba la plaza “como todos los años, como un cultivador más, que también lo soy, y como alguien que tiene una tienda para cultivadores de cannabis, donde asesoramos a cientos de usuarios medicinales y acompañamos sus cultivos. Celebrando la conquista de esta ley que es multidimensional, es una victoria de la gente, y también, hay que decirlo, por la industria farmacéutica que ha presionado para que se apruebe esta ley, porque la quieren a su medida”, decía en referencia a Ley de Cannabis Medicinal, que permite el uso del aceite cannábico con la que se busca tratar enfermedades como epilepsia refractaria, Parkinson, VIH, cáncer, esclerosis, autismo, artrosis y muchas otras.
“La ley de drogas está desferalizada, la nueva ley crea una figura jurídica novedosa que es la de usuario medicinal. Esa persona va a tener que tener canabinoides para hacer uso de lo que el profesional le haya recomendada. Vamos a ver cómo aceitamos los mecanismos de una ley que no está reglamentada pero está vigente”, agregó Freire.
Alex Freire: “Pretenden criminalizar agarrando a dos o tres personas que cultivan una planta»
El escenario estaba vestido con plantas de marihuana y una de las oradoras movía un ramillete de cogollos como si fueran claveles. Hablaron de allanamientos, de sentirse vulneradas en sus casas y con sus familias, denunciaron que “la policía nos roba en cada allanamiento”.
“Amo esta planta, porque es lo mejor que encuentro, llegar a la noche, fumarnos un porro, bajar, estar en paz”, describían sobre el escenario ante un público que, relajado, aplaudía y cantaba.
Valeria Saleth, de Mamá Cultiva, dijo estar aún más emocionada que en la marcha del año pasado, cuando se marchó con la bandera “Cannabis es salud”.
“Vengo con total gratitud. Estamos muy agradecidas, a nuestras familias, a los trabajadores de los medios, a los legisladores que nos supieron escuchar, a los médicos que se acercan y nos dicen que nos quieren ayudar, a los científicos, a las actrices y a los actores, a todos los que se prestaron a poner la cara por nosotros, pero sobre todo a las organizaciones, a los cannábicos. Nosotras somos fanáticas de la planta y acá está pasando algo muy importante, estamos cambiando un paradigma, algo que era ilegal, que estaba prohibido, hoy el cannabis medicinal es legal en Argentina, y que sea legal el cannabis medicinal lo construimos entre todos nosotros”.
“No comprar, cultivar” era un mensaje que resurgía en las intervenciones. “Lo único que hay que hacer es plantar. Mírense. Mírennos. Todos estamos dando un tiempo personal, profesional les invito a que se unan, les invito a que planten, les invito a que sean activos, y que le demostremos al gobierno que la única salida es el autocultivo”.
“Una planta, una simple planta que ha salvado vidas. Vemos gente a las que les cambió radicalmente la vida. Pasemos la información, sabemos que uno no sale a robar, sabemos que uno no puede morir por una sobredosis de marihuana, todos estudiamos, trabajamos, llevamos adelante una vida, una familia, un negocio, y nuestro ejemplo, frente a aquél que no sabe que nosotros fumamos”.
Entre ellos se encontraba Gonzalo, “paciente oncológico y sobretodo cultivador”. Contó su experiencia personal, con un cáncer diagnosticado que le daba un pronóstico de vida de 7 meses. “Empecé a rodearme de médicos, de oncólogos, había entrado en un mundo que no me gustaba. Caí en drogas como la morfina, la codeína, y de un día para el otro, cuando estaban a punto de cortarme una pierna, encontré un montón de agrupaciones que me dieron información y de a poco pude ir dejando de tomar la medicación. Creo que la vida tomó un rumbo diferente. Recuperé mi vida, recuperé la lucidez. Se lo que es estar drogado, tomé demasiada morfina, y con sólo una planta, una semilla, regarla y sol, alcanza. Hoy soy cultivador. Recibí toda mi medicina de personas que cultivaban”.
Las movilizaciones en el resto del país, que reunieron a 30 mil personas, se realizaron en Bahía Blanca, Bariloche, Catamarca, Cipoletti, Córdoba, El Bolsón, Esquel, La Plata, Mar del Plata, Mendoza, Necochea, Neuquén, Olavarría, Paraná, Posadas, Resistencia, Puerto Madryn, Rosario, San Juan, San Nicolás, San Luis, Santa Fe, Santa Rosa, Tandil, San Miguel de Tucumán, Viedma, Villa Gesell, Salta y Ushuaia.
Organizarse, reunirse, conectarse, cantar: “yo no soy un delincuente/ yo no soy un criminal/ yo cultivo marihuana/ no más presos por plantar”. Policías que se perdían entre el humo, abrazos, muchas mochilas y colores, rastas largas y rubios de peluquería fueron la escenografía de esta marcha mundial de la marihuana, celebrada en Argentina, entre salud, medicina y recreación, reunida alrededor de una planta que crece y florece, auspiciando los encuentros.