Redacción Canal Abierto | Mientras en Mendoza la Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur reúne a los líderes de sus socios comerciales en la región, en Venezuela se dirime la gran y real batalla.
Sobre la reunión, los principales medios anunciaron temprano que terminaría con la firma, por parte de los miembros plenos del bloque regional, de un documento con rango de ultimátum que intimaría a Venezuela a dar marcha atrás con la convocatoria a una Asamblea Constituyente para este 30 de julio. De no hacerlo, se preveía su expulsión, como incluso anticipó el canciller argentino Jorge Faurie. Sin embargo, lo que terminó por firmarse fue algo más suave.
Los Estados Partes del Mercosur más Chile, Colombia, Guyana y México expresaron su «profunda preocupación por el agravamiento de la crisis política, social y humanitaria en la República Bolivariana de Venezuela», y realizaron un «urgente llamado al cese de toda violencia y a la liberación de todos los detenidos por razones políticas, instando al restablecimiento del orden institucional, la vigencia del Estado de derecho y la separación de poderes, en el marco del pleno respeto de las garantías constitucionales y los derechos humanos». Sin ultimátums ni expulsiones.
Algunos analistas arriesgan que la contundencia del documento no fue la esperada porque los líderes prefirieron no pronunciarse tan drásticamente sobre un conflicto que aún no está resuelto al interior de Venezuela. En otras palabras, están esperando una definición interna.
Es que la semana política del país bolivariano fue una de las más agitadas. Tras más de cien días de protestas callejeras -que hace rato abandonaron las formas pacíficas-, al domingo de “consulta popular” impulsado por la oposición con gran convocatoria para plebiscitar la Constituyente y al gobierno de Nicolás Maduro desde distintos ángulos, le siguió un jueves de paro cívico y nacional con alto acatamiento, y un viernes en el que los legisladores opositores de la Asamblea Nacional designarán, en una sesión parlamentaria pública, a 33 jueces que integren una Corte Suprema paralela.
Sin embargo, Isabela Garrido Barboza, periodista de Radio del Sur de Caracas, sostuvo que el paro del jueves -que según la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática tuvo un acatamiento del 70% en el sector comercial y el 60% de la administración pública- difiere de los que dio el gobierno de Maduro y de lo que se vio en las calles, donde las dependencias estatales y las principales empresas funcionaron normalmente. «El paro sí tuvo impacto en los comercios de los sectores de clase media y altas de las ciudades más pobladas del país, entre ellas Caracas, que reportó cierre de comercios», explicó. Y aclaró que no sólo no fue convocado por ninguna organización sindical, sino que fue respaldado por la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras), organización empresarial que participó del golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez en 2002. También detalló que se reportaron múltiples ataques violentos a organismos gubernamentales y canales de televisión.
Correlación de fuerzas
Ni como países de Mercosur, ni como organismos de América, podemos ser cómplices de una intervención norteamericana en Venezuela. pic.twitter.com/1vq6eWLxUG
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) July 21, 2017
Como presidente pro témpore del Mercosur, Mauricio Macri inauguró la Cumbre esta mañana con un mensaje a los venezolanos quienes, según sus palabras, “el domingo demostraron que están comprometidos con la democracia”. “Apostamos a la pronta adopción de un calendario de electoral y a mediar entre el Gobierno y la oposición para llegar a una solución», sostuvo. Luego, algunos matutinos dieron por hecho que tanto Michel Temer (Brasil) como Horacio Cartes (Paraguay) y Tabaré Vázquez (Uruguay) estaban dispuestos a firmar el ultimátum.
La única voz en disidencia era, al parecer, la de Evo Morales (Bolivia) quien en su Twitter escribió: “Ni como países de Mercosur, ni como organismos de América, podemos ser cómplices de una intervención norteamericana en Venezuela”. Y después agregó: “Nuestro Mercosur no puede repetir la amarga historia de la OEA: por razones políticas o ideológicas expulsar o excluir a países”.
Por su parte, apenas pisó suelo argentino, el presidente de Uruguay sostuvo: «Consideramos que una política de Estado de nuestro país es el respeto al derecho internacional de no intervención en asuntos internos de otros países. Es un momento triste para el pueblo venezolano, rechazamos la violencia. Uruguay tiende su mano para ver si encontramos el camino de la búsqueda de soluciones».
El comunicado protocolar que terminó emitiendo el encuentro mostró que la correlación de fuerzas no era la esperada por la prensa esta mañana. Pero también indicó que la presión para poner en agenda el tema Venezuela -miembro actualmente suspendido del bloque regional por razonas más del tipo jurídico- rindió sus frutos.