Redacción Canal Abierto | “Reconocimos los tatuajes de Santiago, estamos convencidos de que es él”, comunicó Sergio Maldonado a los medios en una improvisada conferencia de prensa en las puertas de la morgue judicial, ubicada en Viamonte y Junín.
De todas formas, el hermano del joven artesano aclaró que todavía resta esperar “los resultados finales, de ADN y peritajes”.
Como afirmaron desde un primer momento los testigos presentes aquel 1 de agosto, Santiago Maldonado fue visto por última vez cuando efectivos de la Gendarmería lo subían por la fuerza a un unimog (camioneta utilizada por las fuerzas federales de seguridad) luego de un violento desalojo en la ruta 40, en Chubut.
Desde entonces, familiares y organismos de derechos humanos apuntaron a la responsabilidad de la fuerza de seguridad. No obstante, el Gobierno negó ese vínculo hasta las últimas instancias e incluso intentó difundir otras líneas de investigación pese a que la Justicia caratuló el caso como “desaparición forzada”.
La confirmación de la identidad del cadáver podrá aportar elementos a la investigación. Sin embargo, en principio la figura legal no cambiaría debido a que la existencia de un cuerpo no extingue el delito de “desaparición forzada”. En todo caso, podría se sumarse una nueva imputación.
“Esto no quita que sigamos investigando para que haya justicia”, cerró Sergio la comunicación a los medios.
Santiago Maldonado tenía 28 años y hasta el momento de su desaparición vivía en El Bolsón. Hasta que apareciera su cadáver, había sido visto por última vez el martes 1 de agosto mientras -según afirman testigos- era perseguido por la Gendarmería durante la brutal represión que la fuerza de seguridad llevó adelante en el Pu lof en Resistencia mapuche Cushamen, en Chubut. Desde entonces, familia y amigos lo buscaron intensamente. En varias oportunidades, masivas movilizaciones en todo el país e incluso en el exterior exigieron al Estado argentino que acompañe esa búsqueda.
Comunicado oficial de la familia Maldonado:
El cuerpo encontrado en el Río Chubut es el de Santiago.
La incertidumbre sobre su paradero ha terminado. El calvario que nuestra familia inició el mismo día en que supimos de su desaparición no terminará hasta obtener Justicia.
Muy poco podemos decir sobre nuestros sentimientos ante la confirmación de la identidad de Santiago: este dolor no sabe de palabras.
Las circunstancias del hallazgo del cuerpo nos generan muchas dudas. Creemos que es el momento de avanzar con firmeza en la investigación y dejar trabajar sin presiones al Juez Lleral. Necesitamos saber qué le sucedió a Santiago y quiénes son los responsables de su muerte. Todos. No sólo quienes le quitaron la vida sino los que, por acción u omisión, colaboraron en el encubrimiento y perjudicaron el proceso de búsqueda.
Estábamos en lo cierto al reclamar por la inacción, ineficacia y parcialidad del Juez anterior en la tramitación de la causa. Nos sigue resultando inexplicable la negativa del Gobierno Nacional ante el ofrecimiento de colaboración de expertos de la ONU, de comprobada experiencia internacional. Nadie podrá sacarnos de la cabeza que se podría haber hecho mucho más y mucho antes.
A los medios de comunicación, a las organizaciones sociales, de derechos humanos, gremiales, a las personas que nos han acompañado en las marchas por Santiago, les pedimos que sigan manteniendo el reclamo por Justicia, con más fuerza que nunca y en paz. A las fuerzas políticas, que hagan el mayor esfuerzo para apoyar y garantizar todas las acciones que nos ayuden a encontrar la Verdad y lograr Justicia.
La muerte de Santiago no debe ser motivo de divisiones o pujas interesadas. Nadie tiene derechos sobre el dolor de esta familia, para la que pedimos respeto.
Por Santiago, por nosotros