Por Rosario Hasperué | Sin haberlo conocido, muchos llegamos a quererlo. Como si fuera un amigo, un hijo, un hermano. Ese joven de 25 de mayo, tatuador de causas nobles. Ese soñador que fue al sur a buscar su revolución. Un protagonista de la historia en una sociedad de zombies. Y en la causa indígena encontró su destino. ¡Cómo no íbamos a llegar a querer a Santiago! Que su muerte no empañe su amor profundo por la vida. Que sus ideales se multipliquen en los sueños de muchos más. Que sepan que pueden matar a las personas pero no a las ideas, carajo. Que el futuro no importe si el presente no es nuestro. Que en el aquí y ahora podamos estar unidos como un puño para terminar con los artífices de las peores perversidades.
Mensaje de Santiago
“Hola querida población, somos el gobierno, somos tu gobierno, los que nos apoderamos de tu vida cada segundo cada minuto, cada hora, cada día, cada instante que pasa por tu reloj y por tu cabeza y te decimos cómo tenés que vivir. Somos los que premiamos a los represores, torturadores explotadores y castigamos a los que no son como queremos que sean.
Y como si fuera poco, aparte de que existe la cárcel, la tortura, la represión y la explotación en la vida cotidiana perpetuada por las autoridades, ejércitos, jueces, policías, fiscales, políticos y demás mequetrefes, cómplices como empresarios y mercenarios sustentan está miseria y esclavitud instalándolas en todas las relaciones de nuestra vida.
Instalaremos muchas cámaras de vigilancia para no dejarte ser libre, a todos lados que vayas quedará tu grabación capturada y te podremos ver cuando queramos y comentar cualquier tema sobre ti.
Si no eras libre hasta ahora menos lo serás bajo el sistema «Gran Hermano», donde el Dios que todo lo ve y todo lo sabe responde a los poderosos para controlarnos mejor. Se dice que el problema es la inseguridad, que los delincuentes son el problema de todos nuestros males, pero nadie se cuestiona la raíz de los problemas.
Un mundo artificial donde el valor de intercambio material es el dinero genera desigualdades, porque hay distintos tipos de clases sociales y costumbres por las cuales comienzan a aparecer sometidos/as y sometedores/as, por lo que viene al caso el poder y el dinero.
Corrompen a las personas porque el dinero genera poder y el poder es respaldado por el verdadero dinero y viceversa, dejando atrás todo tipo de buenos valores, relaciones humanas, sentimientos y honestidad.”
Palabras de Santiago, escritas en una libreta y recuperadas por sus familiares.