Redacción Canal Abierto | En la mañana del jueves los trabajadores de la multinacional Cargill no pudieron ingresar a sus puestos. Previa entrada de Prefectura al establecimiento, la gerencia informó que no habrá actividades por cinco días en la planta de Villa Gobernador Gálvez y que esos días no serán pagados. Los trabajadores permanecen pacíficamente frente a la planta. Cargill ya deslizó la amenaza de que se retomarán actividades “siempre y cuando se regularice la situación, permitiendo operar de forma segura”.
A las 4.30 del jueves, una combi con doce prefectos ingresó a la planta. Posteriormente se cerraron los portones con llaves y candados y, a las 6 la plana patronal encabezada por Marcelo Patriarca, gerente de Recursos Humanos nacional; Jorge Creado, gerente regional; Hugo Acervo, gerente de planta; y Mónica Castillo, gerente de Recursos Humanos local, manifestaron que la totalidad de los trabajadores se encontraban suspendidos hasta el 10 de abril por cuestiones de seguridad, según la empresa, vinculadas a la realización de paros sorpresivos. Un afiche escrito a mano en la puerta dio cuenta de la disposición, que afectó a 400 obreros de los establecimientos de Villa Gobernador Gálvez y Bahía Blanca.
La multinacional que vendió por 55.100 millones de pesos en 2017 había despedido a fines de enero a más de cuarenta personas que no aceptaron retiros voluntarios previamente. Y para explicarlo, no hubo giros literarios: Cargill argumentó en diversos comunicados que los despedidos no responden al perfil que se necesita. Desde entonces, los desplazados realizan un acampe en Villa Gobernador Gálvez y -tras el vencimiento de las conciliaciones obligatorias dictadas por las carteras laborales de Provincia y Nación- sus compañeros efectúan paros sorpresivos dentro de planta.
Hoy al mediodía, se realizó una audiencia en el Ministerio de Trabajo de Santa Fe.
El delegado Marco Pozzi explicó a Canal Abierto que “la empresa hizo una denuncia en el Ministerio de que iba a parar la planta y cerrar las instalaciones y nos iba a suspender a todos porque no eran seguras las medidas que estábamos desarrollando, y nosotros con nuestras herramientas demostramos que tenemos más de 80 horas de paro, de manera intermitente y sorpresiva, y no hemos roto ningún equipo ni hemos dañado nada, ya que la intención nuestra es provocar un daño económico a la empresa y no material, porque es nuestro trabajo”.
Con respecto a la reunión en la cartera laboral, el representante de los trabajadores informó: “fuimos con nuestros asesores médicos a exponer la cuestión de los accidentes, y aceptaron la reapertura de la empresa desde mañana a las 6 de la mañana, pero sin los compañeros despedidos, que son el centro del problema”.
El cese de actividades dispuesto por la empresa se fundamenta en presuntas inseguridades por las huelgas. Pero la única planta de Cargill que se prendió fuego y las maquinarias que se vieron afectadas fueron aquellas donde no hubo paros: el 23 de marzo la cinta de embarque de Puerto San Martín ardió en llamas.
Disciplinamiento
Desde el inicio del conflicto, los aceiteros plantean que los despidos tienen objetivos disciplinadores para un sector que ha plantado la defensa del salario mínimo, vital y móvil rompiendo los techos paritarios impuestos los últimos años y avanzando en la dignificación de las condiciones de trabajo. De hecho, las negociaciones en Buenos Aires no avanzan con la Federación Aceitera, pues el gobierno nacional y las patronales están cerradas en el 15%.
La próxima audiencia será el lunes que viene y el cuerpo de delegados continuará “el reclamo por las 35 reincorporaciones” explica Pozzi a este portal. Y agrega: “hoy fuimos a denunciar que no corran el eje de la discusión, hay 35 compañeros que están en la calle y no hay crisis, hablan de reemplazar trabajadores y no hay forma de que la planta vuelva a funcionar con normalidad si no tenemos esos compañeros adentro”, advirtió el aceitero.
Las reuniones con las autoridades de gobierno, los delegados gremiales y los representantes de la compañía se realizan en las oficinas rosarinas de Ovidio Lagos y San Lorenzo.
El miércoles los trabajadores en conflicto de Cargill Santa Fe estarán en la carpa que la CTA Autónoma y ATE Nacional montaron frente al Congreso de la Nación para protestar contra los despidos y el ajuste que impulsa el gobierno de Cambiemos y los gobernadores cómplices.
“Nosotros estamos dispuestos a dar lucha hasta al final, esperando que revean la medida, si dicen que hay un grupo de compañeros que son vagos, que les den un periodo de prueba con tareas determinadas, porque estas listas surgen de los supervisores más bajos que conviven con los trabajadores, que por discusiones terminan siendo marcados”, aclara Pozzi que finaliza asegurando: “no podés decir que un compañero no tiene el perfil productivo que necesitas cuando vos sos la multinacional que más guita ganó el año pasado”.
Nota realizada con información tomada de una nota escrita por Sofía Alberti para CTA-Autonoma Santa Fe.
Fotos: Sofía Alberti