Por Sergio Alvez | En las últimas horas se viralizó un video que muestra a un grupo de tres uniformados torturando a una persona maniatada en la comisaría de Puerto Esperanza, ciudad ubicada en el norte de la provincia de Misiones. Acorralada por la indignación social, la Jefatura de Policía removió al comisario Ruben García y a los policías implicados. El hombre torturado tiene 34 años, sufre esquizofrenia, tiene un problema de adicción -es paciente ambulatorio de Salud Mental en el hospital de Eldorado-, y su madre relató que suele robar para poder comprar droga.
La mujer aclaró que ésta no fue la primera vez que el muchacho sufre detención seguida de tortura, y que en ocasiones anteriores le practicaron “submarinos” y todo tipo de vejaciones.
Sin embargo, el Jefe de la Policía de Misiones, Manuel Céspedes, afirmó que se trató de “un caso aislado” y que “tres policías no pueden manchar a toda una institución”.
Lo cierto es que los “casos aislados” se traducen, en los últimos años, en más de veinte muertes en comisarías (suicidios inverosímiles en la mayoría de los casos) y cientos de denuncias por torturas y abusos de autoridad tanto en contextos de encierro como en la vía pública, configurando lo que pareciera ser un comportamiento institucional sistemático.
García ya era comisario cuando violaron y asesinaron a la joven Taty Piñeyro el 11 de julio de 2012 en Puerto Esperanza. Horas después de la aparición del cadáver de Taty, desde esa comisaría -según denunciaron testigos- se organizó y ejecutó un operativo para buscar a compañeros de la joven que fueron llevados a la vera del río y otros lugares para ser «interrogados» bajo golpizas y amenazas. «A muchos chicos se les hizo pasar la noche en la comisaría sin ningún cargo, según manifiestan hubo golpizas, exhibición de armas, intimidación, siempre con la amenaza que no hablen de lo que se les hacía, hubo amenazas de muerte y les decían que buscaban un culpable. Hasta los llevaron a la zona del río. En ese momento el comisario era García. Una persona que siempre estuvo muy allegada al poder local y que luego misteriosamente fue trasladado», contó entonces un testigo.
https://www.youtube.com/watch?v=VL_W6HLCAJ0
Luego de ese rastrillaje detuvieron a Hernán Céspedes, de 18 años, compañero de Taty, que fue llevado a la comisaría de Puerto Iguazú donde apareció muerto en una celda. La madre de Hernán pudo ver a su hijo horas antes de su muerte, y afirmó que éste le dijo que estaba amenazado, que querían que confesase un crimen que no cometió y que, si no lo hacía –como sucedió– iban a matarlo. Ambos crímenes, el de Taty y el de Hernán, permanecen en la más obscura impunidad judicial.
No obstante, tras el traslado, el comisario García volvió y con la difusión del video se conocieron denuncias que dan cuenta de que en su comisaría la práctica de las torturas nunca dejó de ser habitual.
En distintos puntos de la provincia, cada semana proliferan graves denuncias por abusos policiales. Uno de los casos más recientes se dio el jueves 9 de noviembre de 2017, cuando la comisaría de Azara (pueblo del sur de Misiones), comunicó haber “encontrado ahorcado con una media” en una de las celdas de esa dependencia a Facundo Sequeira, un joven deportista del pueblo, de tan solo 18 años. El muchacho estaba detenido desde una hora antes. El caso quedó a cargo del Juzgado de Instrucción Judicial 4, de la localidad de Apóstoles.
Tras salir del shock emocional que provocó la muerte de Facundo, sus familiares y amigos del barrio decidieron romper la barrera del miedo y el silencio y se organizaron para protagonizar una manifestación frente a la comisaría de Azara, en la cual denuncian que lo del suicidio es un invento, pero que detrás de esta muerte había un largo historial de verdugueo y persecución a Facundo y otros jóvenes del pueblo.
Captura: Cadena 3