Redacción Canal Abierto | Los trabajadores del laboratorio Roux-Ocefa que permanecían desde el 25 de septiembre en la puerta de la fábrica de Medina 138 en el barrio porteño de Villa Luro tomaron hoy el local de la empresa. El conflicto lleva más de dos años pero en las últimas semanas la gestión empresaria despidió a los 420 trabajadores y anunció el cierre de la planta. Tanto los trabajadores como referentes del MNER (Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas) denunciaron el vaciamiento de la empresa y exigen que la justicia dicte de una vez la quiebra para que la cooperativa, ya formada por los operarios, pueda hacerse cargo de la gestión obrera de la empresa.

Hoy, en conferencia de prensa, reclamaron que la Justicia sancione la quiebra y permita la gestión de una cooperativa: “Queremos conservar nuestros puestos de trabajo y seguir produciendo en pos de un modelo de gestión a favor de la Salud de todos”.


La fábrica, fundada por el francés Julián Augusto Roux, opera en el país desde el año 1935. Sin embargo hace ya varios años que atraviesa dificultades financieras que la pusieron al borde del cierre en varias oportunidades.


En abril de 2017 y en el marco de un concurso de acreedores, la familia Roux cedió la compañía a la Asociación de Farmacias Mutuales y Sindicales que aseguró que afrontaría la deuda de más de U$S 50 millones que pesaba sobre la firma.

Sin embargo, un año y pocos meses después, la nueva patronal decidió despedir a los 420 operarios que quedaban activos y anunciar el cierre definitivo de la planta ubicada Villa Luro.

Al ingresar hoy a la planta lo que obreros y medios comunitarios pudimos registrar fue el desguace alevoso de la empresa, el robo y destrucción de maquinarias y aparatología de laboratorio; la sustracción de la mayor parte de la documentación legal necesaria para respaldar la producción de medicamentos y cumplimentar los registros técnicos en la ANMAT.

Eduardo Murúa del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas

Eduardo Murúa, de la Cooperativa 22 de mayo -más conocida como IMPA- y referente del MNER, señaló: «el juez ya tendría que haber determinado la quiebra y no lo ha hecho. Ha permitido casi dos años de estafas reiteradas. Han vaciado parte de la empresa, han roto otras instalaciones. Nosotros vamos a apelar la medida del juez que dispuso la intervención, pidiéndole de una vez que determine la quiebra para que los trabajadores en forma de cooperativa puedan pedir la continuidad laboral. Una vez conseguido eso, estamos convencidos de que a pesar de la forma en que la dejaron vamos a poder producir. Nuestra propuesta, en este caso, es que los trabajadores que quieran continuar lo hagan y los que no quieran continuar y los acreedores van a poder cobrar porque los bienes de la empresa no son sólo esta planta, hay una planta en el centro, otra en Lugano y un campo para rematar y de esa forma los acreedores podrán hacerse de sus acreencias y los trabajadores continuar trabajando».

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