Por Carlos Saglul | Una nueva modalidad de trabajo precario alienta un “emprendedurismo” -“sos tu propio jefe”- que encubre la auto explotación de jóvenes que buscan desesperadamente su primer empleo. Se trata de servicios de reparto como Uber, Glovo y Rappi, o incluso plataformas donde es posible emplearse como doméstica. Con una organización sindical problemática y derechos casi inexistentes, la forma de explotación que proponen es el paraíso neoliberal, donde el viejo yugo se maquilla de modernidad y la perversidad pulcra de saco y corbata te convierten en un esclavo sin cadenas visibles. Todo en medio de glamorosos cantos de individualismo y libertad.
Al respecto, dialogamos con Eduardo Chávez Molina, sociólogo e investigador del Instituto Gino Germani –autor, entre otros libros, de “Desigualdad y movilidad social en el mundo contemporáneo”. En esta entrevista profundiza sobre el papel de las plataformas de empleo en un contexto de flexibilización laboral.
-Están apareciendo nuevas formas de contratación, hablan de un mundo sin jefes. Estamos ante una auto-explotación donde, cualquier rebelión es bastante imposible, ya que el jefe es uno mismo…
– La mirada sobre lo que aparece en la superficie puede ilusionarnos con hacernos observar una realidad que no es tal. Las sombras de la ilusión del mercado libre bajo su nueva forma están dirigidas a concentrar en sí mismo la potestad del derecho, que hace abdicar al asalariado de su protección legal en pos del enfoque auto centrado de la libertad de elección.
Las nuevas formas aparecen con la iluminación que da un Smartphone, pero también la opacidad que encierra su problematización. La agilidad puesta en la inventiva de quien organiza las necesidades laborales con la facilidad inmediata de los requerimientos del consumidor, enceguece en forma inmediata su problematización en pos del uso de la aplicación, la inteligencia artificial y el conglomerado de datos que permiten perfilar y amoldar los gustos y necesidades del consumidor en la aldea ciudadana insegura, atribulada por el tránsito y la dilación de los horarios de las actividades diarias.
El reclutamiento es impersonal. La interacción es con la aplicación generada en condiciones robotizadas, el patrón se “esconde”, no aparece bajo la forma de la regulación estatal, huye tecnológicamente de lo que el Estado puede potencialmente ensamblar, esto es la atención de los derechos del consumidor y el respeto por los que son del trabajador.
El ingreso se constituye bajo la forma de la inmediatez y el vínculo flexible del trabajador y el dueño del aplicativo. Allí radica la aceptación del trabajador a las nuevas formas del servicio: su precariedad histórica, y coyuntural, su abierto proceso de pauperización en los últimos años, y la experiencia novel de quien se sumerge en el territorio de este mercado: jóvenes y migrantes.
– ¿Cómo se explica la aquiescencia del trabajar respecto a este sistema?
– Las condiciones del empleo formal, y la necesidad de los recursos para sobrevivir, empujan por un lado a los jóvenes a vivir esta experiencia laboral, por el otro a las restricciones del conjunto del mercado de trabajo, que impulsan aceptar cualquier regla que tenga de trasfondo obtener recursos. El impulso de traspasar a la economía de la plataforma, desde el sector informal desprotegido no genera un paso traumático o una esfera desconocida del mundo del trabajo, mayor es la crisis si se pasa del mundo formal y protegido al trabajo flexible y precario de la Plataforma de Búsqueda de Empleo.
Por otro lado, es posible que seduzca el discurso “colaborativo” del reclutamiento, y las condiciones previas de libertad horaria, sobre todo en el empleo juvenil si está acompañado de asistencia educativa.
Aun así lo que aparece como aparente de felicidad, muestra contrastes importantes, Sarah Kessler señala en un libro Gigged (The End of the Job and the Future of Work) que en encuestas realizadas en EEUU el 75% aceptaría con beneplácito cambiar su trabajo de plataforma, por un empleo tradicional de 8 horas 5 días a la semana.
-¿Qué pasa con los sindicatos? ¿Qué lugar ocupan en este nuevo mundo de relaciones laborales?
– Desde la perspectiva empresarial, de la dirección de la plataforma de búsqueda de empleo, se da un formato explícito o en forma encubierta, el claro carácter anti-sindical de la forma en que les trabajadores independientes potencialmente se podrían organizar. La tradición laboral o el ejercicio cotidiano de la reproducción social del cuentapropista hace que represente la obsolescencia sindical, o por lo menos desconozca la función específica de la misma en la escena de sus derechos.
La forma radial de organizar el servicio en muchos casos, como Uber, Rappi, Airbnb, Glovo, PedidosYa, Zolvers, etc. no facilita la conglomeración de voluntades que habilite la organización de les trabajadores, pero a pesar de ello, y por la novedad del ejercicio, tanto los trabajadores de la app, como los sindicatos ya existentes han generado , tal vez no en forma inmediata pero si con cierta rapidez los formatos para su sindicalización y organización como Uber East , T.G.I. Fridays, y la cadena de pubs JD Wetherspoon, de Londres, que se han organizado y declarado la primera huelga el 4 de octubre pasado. Y en el caso argentino, se han dado las primeras experiencias de acercamientos de los trabajadores a sindicatos, previa organización por derechos laborales. Repartidores de Glovo y Rappi inscribieron en la Secretaría de Trabajo a la Asociación de Personal de Plataformas (APP) para hacer frente a los abusos de las compañías La eliminación de un trabajador de la plataforma es inmediata, lleva segundos desprenderse de un trabajador o trabajadora, al cual no se le han asignado derecho alguno.
– ¿Cuáles son las ganancias de estas compañías y como se explica que las empresas pongan más dinero para esta intermediación si, como alegan, “el trabajador gana lo mismo”?
– Las ganancias son diversas, pero por lo novedosos actualmente es difícil cuantificarlo, más allá de lo que declaran ante la prensa los empresarios. Pero las sumas y restas abstractas son fáciles de hacer: un trabajador por una actividad regulada cobra A+ (SS-B) (salario de bolsillo más seguridad social descontada de salario bruto), el empleador paga A+SS+AP salario de bolsillo del trabajador y la trabajadora, más seguridad social del trabajador o la trabajadora más contribuciones patronales. Al aglutinar en forma radial el trabajo independiente el empresario se desprende de todos los salarios indirectos y los aportes de una actividad que no reconoce como tal: empleador.
¿El trabajador, la trabajadora gana lo mismo? En el bolsillo no, porque toda la seguridad social la debe afrontar solo con el salario neto, el ingreso aparece superficialmente como similar, pero las desventajas y los costes son mayores para el propio trabajador y trabajadora.
-Se dice que esto rompe el clásico enfrentamiento trabajo-capital. ¿Es así o lo encubre?
No, bajo ningún punto de vista, lo que facilita es la capacidad de poder discrecional del empresario, al no enfrentar actualmente un conglomerado organizado. Las demostraciones actuales de cómo se organizan en algunos países, los juicios en otros, la creación de mecanismos de ajuste a las regulaciones, comienzan a romper la burbuja de desconcierto inicial por parte de los y las trabajadoras ante la necesidad de un ingreso, y la avalancha de despreocupaciones empresariales ante un servicio o bien, que satisface a un consumidor, también pauperizado y con poco tiempo.
-Cuando se ve el lenguaje de Zolvers, la empresa que ofrece empleadas domésticas, a uno le parece que están ofreciendo esclavos: “Dispuesta a hacer lo que pidas”, “Con buen humor”…
– Es el primer impacto que genera, al observar las fotografías de cada una de las trabajadoras – ya que la mayoría son mujeres- para brindar servicios en el hogar, bajo el formato con retiro y sin retiro. Por otro lado son calificadas, como muchos y muchas trabajadores, sin poder tener una medida similar para categorizar al usuario del servicio ante maltrato, incumplimiento del compromiso, desavenencias propias de la interacción, etc. dice el siguiente slogan: “Luego de cada experiencia, hacemos un seguimiento pidiéndole a nuestros clientes que califiquen a sus zolvers”.
En base a ello, la empresa “verifica y certifica”, aparentemente la capacidad de trabajo, pero ¿ quién garantiza si de trasfondo también se “limpia” a trabajadoras con pasado sindical, de organización? ¿Quién descarta que quienes contratan el servicio prefieran a trabajadoras dóciles que aceptan cualquier condición a fin de obtener recursos para ellas y sus familias?
-¿Estamos hablando de un modelo que tiende a imponerse en todo el mundo?
Si, es un modelo que alberga nuevas condiciones de las transacciones, en el amplio sentido del término. El proceso fue iniciado por UBER, que vinculó inteligencia artificial, el smartphone y la big data, la organización que no necesita trabajo físico. Se da en consonancia con un proceso vertiginoso en los países del primer mundo, ya estructurales en estos rincones del mundo: la flexibilidad y pauperización de los empleos, que lleva por un lado a buscar productos y servicios a bajo precio por parte de los consumidores, que limite el tiempo de la transacción, y por otro lado concentra en un solo ámbito tecnológico la búsqueda de bienes y servicios.
Asimismo las condiciones de las crisis, ha generado que el ideal del “emprendedurismo” se vuelque sobre el creador de la plataforma, y no sobre un ejército de trabajadoras y trabajadores sin empleo, o con ingresos bajos.
Esta modalidad que desatiende las regulaciones de protección del trabajo, y acelera el proceso de compra venta de servicios y bienes. La economía de la plataforma ocurre en un contexto del capitalismo que permite el aumento de las condiciones de la explotación, que ahora se ve reimpulsado por los gobiernos de América del Sur afines a la desregulación.