Redacción Canal Abierto | Según todos los sondeos Jair Bolsonaro podría ser, el próximo domingo 28 de octubre, el nuevo presidente electo de Brasil. «Haddad está hablando de que bajó el porcentaje de rechazo a la fórmula del PT y subió el rechazo a la candidatura de Bolsonaro. Es tal el desastre electoral para el PT que no pueden hablar de que crecen sino de que desciende el rechazo, y este es el partido que gobernó los últimos 12 años», relata Helena Silvestre, una militante paulista que trabaja en las tomas de tierras y favelas de las periferias de la mayor ciudad de Sudamérica.
Helena es parte de Luta Popular un movimiento social que agrupa a moradores de los barrios periféricos y ocupaciones de tierras de São Paulo, que luchan por los derechos sociales y se mantienen alejados de las representaciones de la institucionalidad partidaria o estatal. Se encuentra en Buenos Aires por otro de sus proyectos, el de la revista feminista y anticapitalista «Amazonas«, que reúne a comunicadoras, militantes y artistas de todo el continente.
La primer pregunta es obvia: por qué Bolsonaro. «No es posible explicar lo que está pasando ahora si no volvemos un poco hacia atrás, a ver lo que fueron estos años de gobierno del PT y lo que ha pasado en Brasil desde junio del 2013, cuando explotó en las calles una indignación muy grande, cuyo primer punto concreto fue el alza del boleto, pero que al final demostró mucho más que eso».
«La gestión del PT estuvo apoyada en la economía internacional y logró hacer una serie de políticas sociales mientras que mantenía los grandes intereses de los bancos, y grandes políticas hacia el sector financiero e industrial. Por otro lado ha logrado incluir pero como consumidores -es decir por el camino del consumo, no de los derechos- a un sector que antes no estaba incluido, se amplió esta idea de lo que era clase media incluso cambiando la manera de medirla estadísticamente».
«Por más que algunos planes sociales hayan avanzado, y algunas personas hayan sido ‘incluidas’ en el consumo, Brasil siguió con las mismas estructuras desiguales. Estas políticas no lograron enfrentarse con esto. El encarcelamiento de la población y la violencia constante continuaron y se profundizaron. Fueron más de 450 mil las personas asesinadas en Brasil entre 2005 y 2015″.
En este escenario, que Silvestre describe más exhaustivamente, emerge el monstruo social llamado Bolsonaro.
«Todo esto es un caldo de cultivo que se encontró con el desgaste de la esperanza de que por dentro de la democracia vamos a poder resolver los problemas, y todo el odio que salió a la calle y que está por ahí, desde el 2013 explota por algún motivo y no encuentra en la realidad una narrativa y retrocede. Todo esto busca un discurso, una narrativa que rompa con el pacto social establecido,que en la práctica es callar acerca del asesinato, la violencia, el feminicidio, cotidianos. Y parte de la población encontró en Bolsonaro este discurso que rompe, pero lo terrible es que rompe, pero lo hace por derecha».
En el terreno económico Bolsonaro no ofrece ninguna novedad. La garantía de un programa ultraliberal es la segura designación de Paulo Guedes como una suerte de super ministro de Economía. El ajuste que inició Dilma y que la arrojó fuera del Planalto, agudizado por Temer, hallará nuevas profundidades con la posible gestión del ex-capitán. «En los momentos donde hay más estabilidad se pueden regalar más migajas, en momentos de ajuste hay que quitar esos «beneficios». Bolsonaro no propone ningún cambio en lo económico, por eso centra su narrativa en el odio».
Cómo piensan convivir, luchar contra esto que se viene en Brasil y en toda: «En los barrios hay una desilusión bastante grande con el Estado, como capaz de resolver los problemas de nuestras vidas. La violencia, la inseguridad, los feminicidios, el racismo, con los que convivimos hace mucho tiempo, han generado una desesperanza en el Estado y en una salida democrática tal cual la conocemos hasta ahora. Lo que intentamos discutir con la gente es que tienen razón, pero no necesitamos un candidato de ultraderecha con ideas en contra del pueblo, de los trabajadores, para agregarle fuego a esta fogata de desilusión. Tenemos que darle fuerza a maneras de organizarnos que vayan más allá del estado».
El escenario de odio fascista en las calles de Brasil, que se suma a la violencia que asola las grandes urbes, ya se ha cobrado víctimas, entre ellas la del mestre de Capoeira Moa do Katendé. «La gente del capoeira comenzó a decir: ya no podemos aguantar más otros 500 años de masacre bajo dictadura, democracia, república, bajo cualquier régimen que hayamos experimentado. Las mujeres tenemos esa misma experiencia. Por ello empezamos a discutir con las mujeres la auto-defensa, no vamos a esperar más al Estado, vamos a defendernos nosotras mismas, vamos a organizarnos no vamos a perder más compañeras. No podemos contar más que con nuestra propia fuerza».
Entrevista completa:
Entrevista: Nahuel Croza