Redacción Canal Abierto | El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, firmó la Medida Provisoria 730/19 en la que da forma al Estado que encabezará durante los próximos 4 años. Esta medida -un trámite habitual de cualquier gobierno que inicia- trajo consigo un caballo de Troya que plantea políticas más profundas. En el organigrama estatal quedan excluidas todas aquellas dependencias encargadas de llevar adelante políticas orientadas a la comunidad LGTB.
Otro dato en ese sentido es que en las descripciones y directivas a las dependencias no figure el colectivo LGTB como sujeto de protección de sus derechos humanos. «En el medio de esa reforma general del organigrama lo que hace este decreto es, por un lado, eliminar las áreas de gobierno que tenían competencia sobre políticas para la comunidad LGBT. Por otro, eliminar en las directivas sobre derechos humanos las referencias a dicha comunidad», cuenta el corresponsal argentino en Brasil Bruno Bimbi ante la consulta de Canal Abierto.
«En la práctica, esto significa que deja de haber organismos públicos en el Estado nacional que se ocupan de ese tema. También, que deja de ser parte de la agenda del Gobierno federal y de las responsabilidades de los ministerios velar por el respeto a los derechos humanos de la población LGBT. Siguen apareciendo otras identidades y sectores sociales, pero el colectivo LGBT está borrado totalmente del mapa» agrega.
A diferencia de nuestro país, en Brasil las conquistas del colectivo como el matrimonio igualitario, le identidad de género o la posibilidad de adopción, se fueron dando paulatinamente a lo largo de las últimas décadas y el actor central encargado de canalizar los reclamos no fue el Congreso, sino el poder Judicial.
¿Cómo afecta el decreto de Bolsonaro a estas políticas? Bimbi remarca que «todo lo que depende de una ley o de una decisión judicial, Bolsonaro no lo puede cambiar por decreto. La mayoría de los casos de derechos civiles de la población LGBT fueron conquistados por decisiones judiciales. Y en este momento la Corte Suprema está debatiendo dos casos que están para ser decididos en breve. Uno es el caso -que se definirá en abril- sobre la criminalización de la homofobia con una reforma que tiene que ver con los crímenes de odio y la discriminación y cómo enfrentar eso legalmente».
«El otro, refiere a la educación sexual integral y con políticas de prevención al bullying homofóbico en las escuelas y es un caso que seguramente en algún momento del año va a ir al debate plenario de la Corte Suprema».
«Como todas estas cosas son decisiones judiciales, Bolsonaro no las puede tocar, salvo que a lo largo de su mandato consiga cambiar la conformación de la Corte Suprema. Por ley hay muy pocas cosas. El Congreso ha sido extremadamente conservador y de ahí no ha salido prácticamente nada», sostiene el periodista.
Bolsonaro no necesita defenderse hoy ante esta medida con el teorema de Menem, según el cual «si decía lo que iba a hacer nadie me votaba». Durante la campaña electoral las cartas reaccionarias estuvieron siempre sobre la mesa. Sobre este punto, Bimbi plantea que «hay que ver qué pasa en las próximas semanas. Yo creo que en sus primeros meses de gestión, Bolsonaro va a tener cierta impunidad para hacer todas estas barbaridades, porque acaba de ganar las elecciones y llegó al poder apoyado por un sector importante de la población«.
Sin embargo, plantea que otras decisiones podrían llegar a desgastar su imagen a medida que la misma población que lo llevó al gobierno empiece a verse afectada.
«En el primer día de gobierno, junto con este decreto también firmó uno en el que redujo el salario mínimo que estaba previsto para este año y otro en el que prácticamente vació la Fundación Nacional del Indio FUNAI y le transfirió la responsabilidad de la demarcación de tierras indígenas al Ministerio de Agricultura, que en su gobierno está en manos de una lobbista del agronegocio. O sea, los propios ruralistas son los que van a decidir sobre las tierras indígenas».
También, «el plan económico de Paulo Guede implica privatizaciones, reformas previsional y laboral. Todas estas medidas se van a ir tomando y en cuanto empiecen a generar impacto en la sociedad, probablemente el humor popular va a cambiar y va a haber más eco para otras demandas que hoy lamentablemente están bastante aisladas porque hay una mayoría social que compró el discurso de Bolsonaro de que todos los problemas de país es de los homosexuales y las feministas. Una historia que se repite, porque Hitler hizo eso mismo con los judíos.» concluye Bimbi.