Redacción Canal Abierto | $9.000 millones de pesos es el estimativo que Renault estimó que le costó la crisis argentina sólo en 2018. La automotriz francesa, en su balance anual, dio cuenta de una caída en sus ganancias superior a los 200 millones de euros (unos $8650 millones) impulsada, en parte, por el costo financiero que le significa la categoría de “economía híper-inflacionaria” que el mercado internacional le otorgó al país.
La situación no se restringe a Renault. Las autopartistas de todo el país acusan un cimbronazo producto del mercado interno pinchado y amenazan con más suspensiones y despidos para 2019 que, de producirse, impactarán directamente en las tres provincias más pobladas del país –Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba- donde están mayoritariamente radicadas sus plantas.
Lejos quedó el convenio que el Gobierno anunció en marzo 2017 con Smata por el que se producirían “un millón de autos por día”. En cambio, el sector encabezó todos los índices negativos de la economía 2018. Según el Indec, la capacidad instalada general de la industria en diciembre cayó al 56,6%. En un desglose, la automotriz es el rubro más parado: en el último mes del año sólo produjo al 25,6% de su capacidad.
Si analizamos el impacto en los empleos, según los últimos números del CEPA el sector automotriz y autopartes prescindió de más trabajadores que todo el resto de la industria, con las suspensiones en General Motors, FIAT, Renault y Volkwagen; y despidos en Itec y Metalpar. En total, se contabilizaron 10.492 trabajadores afectados, entre despedidos y suspendidos.
Para este año, según datos de la Asociación de Fábricas de Automotores, la expectativa de producción de autos ronda las 490.000 unidades, poco más que los 466.000 que se produjeron en 2018. Con estos números, la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes estima que en 2019 podría reducirse un 5% el total del personal del área, respecto de 2017.
Sólo en enero, el matutino La Nación ya contabiliza que la planta de Renault Nissan de Córdoba cortó cien contratos, el grupo Fiat está trabajando tres días a la semana y General Motors tiene un acuerdo con Smata que incluye suspensiones hasta el 30 de abril. Honda, por su parte, no trabajará hasta el 25 de febrero. En tanto, la mayoría de las plantas vienen desde diciembre con adelanto de vacaciones y días sin producción.
La próxima semana, las cámaras del sector tienen prevista una reunión con el ministro de la Producción, Dante Sica, donde pretenden plantear modificaciones al nuevo esquema fiscal que cobra retenciones sobre las autopartes que se exportan. De poder revertirlo, imaginan un escenario más amable en lo inmediato, o al menos salir de lo que en un comunicado reciente la Comisión Autopartista de la Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba definió como un inminente «estado de emergencia».